La tecnología wifi (‘Wireless Fidelity’) permite conectar dispositivos electrónicos a una red de banda ancha de forma inalámbrica, por lo que brinda a los usuarios una comodidad extra a la hora de conectarse a internet, gracias a la rápida transmisión de datos. Desde la Dirección General de Consumo, en el marco del Día Mundial del wifi, se emiten una serie de recomendaciones para utilizar estas redes inalámbricas de forma segura.
En primer lugar, no todas las conexiones wifi ofrecen el mismo nivel de seguridad. Habitualmente, las redes de los hogares alcanzan un buen nivel de seguridad, siempre y cuando estén correctamente configuradas -incluida la modificación manual de la contraseña del router por defecto- y su ‘software’ esté actualizado.
El mayor riesgo se encuentra en las redes wifi públicas o abiertas, a las que podemos acceder en edificios públicos, vehículos o parques, ya que no requieren ningún tipo de autenticación, ni registro o clave. También existen las redes públicas cerradas, que se suelen encontrar en lugares como hoteles, cafeterías o centros educativos, y que requieren una contraseña para la conexión, impidiendo así el acceso a personas externas.
Tal como se alerta continuamente desde el Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe) y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, estas conexiones pueden ser peligrosas, al carecer, casi siempre, de suficientes medidas de seguridad.
Cualquier usuario puede conectarse a estas redes abiertas. Así, los dispositivos se encuentran expuestos y son visibles a los demás. Por ello, los datos transmitidos o almacenados corren el riesgo de ser objeto de algún tipo de ataque que facilite el acceso y la sustracción, incluyendo contraseñas, datos bancarios, mensajes y correos o cualquier otra información sensible.
Además, el ciberdelincuente puede crear una red wifi que suplante a la red pública original (las denominadas ‘redes trampa’), y presente las mismas características que la red legítima, con lo que se puede engañar fácilmente a las usuarios para que establezcan una conexión en la que el dispositivo queda totalmente expuesto y vulnerable.
Además, también se pueden producir ataques ‘man-in-the-middle’ (‘MitM’). En ellos, el ciberdelincuente se ubica entre el emisor y el receptor para interceptar los mensajes que se intercambian, por ejemplo, entre un dispositivo móvil y un servicio web.
Por ello, se desaconseja completamente realizar cualquier operación que implique la utilización de datos personales o sensibles en las wifi públicas. Entre ellas, las compras ‘online’, las herramientas para realizar pagos, o cualquier gestión bancaria por internet, ya sea a través del navegador o mediante la aplicación del banco. Tampoco se recomienda emplear estas redes en operaciones en las que se solicite completar formularios con los datos personales.
Desde Consumo, se recuerda que se debe manterner la máxima precaución y cautela al utilizar una red pública, por ejemplo, asegurándose de que se accede a una web segura, cuya url comienza por ‘https’ y no por ‘http’.
Asimismo, también es fundamental disponer de todas las actualizaciones de seguridad del dispositivo y las aplicaciones instaladas para eliminar cualquier posible agujero de seguridad.
Para poder conectarse de forma segura a una red wifi pública, deben utilizarse redes privadas virtuales o VPN, que garantizan el cifrado de la conexión y la protección de los datos.