El deterioro de la salud tras el parto es mayor en mujeres con embarazos no planificados

  • Investigación

Fecha de primera publicación:
26/11/2024

Una investigación de Anna Barbuscia ha concluido que el empeoramiento de la salud general de las mujeres después de dar a luz es más acentuado en los casos en los que el embarazo no es planificado. El estudio ha contribuido significativamente a la literatura científica dado que ha abordado el tema de manera inusual. Analizando datos previos y posteriores al parto, ha obtenido resultados más concluyentes que los extraídos por otras investigaciones de enfoque retrospectivo.

A pesar de que el número de embarazos no planificados ha descendido en las últimas décadas, se estima que hoy en día el porcentaje de gestaciones no intencionadas alcanza el 23 % a nivel mundial. Y los números son parecidos en los países en los que existe un alto uso de los sistemas anticonceptivos. Así lo demuestra el estudio de la UPV/EHU que, tras analizar datos de más de 11.500 madres francesas, ha revelado que el 20 % tuvo un embarazo imprevisto. Pero más allá de conocer el porcentaje, el objetivo de la investigadora Ikerbasque Anna Barbuscia era analizar los efectos físicos y mentales que tienen los embarazos no planificados sobre las mujeres: “Los resultados muestran que, aunque todas las madres experimentan un empeoramiento de la salud después del parto, el deterioro es mucho más acentuado en los casos en los que no existía una intención de tener descendencia”.

La investigación ha permitido observar que entre las madres con gestaciones no planificadas los efectos sobre la salud varían en función de la edad. Los resultados reflejan que durante los dos primeros años después del parto las mujeres menores de 30 años sufren un deterioro más brusco que las más mayores. “Interpretamos que los embarazos inesperados pueden ser más desestabilizantes para las más jóvenes porque su situación sentimental y laboral tiende a ser más frágil: algunas están estudiando, otras no tienen trabajos estables… Sin embargo, hemos visto que, a largo plazo, gracias a su mejor salud inicial, se recuperan con mayor facilidad que aquellas que han sido madres a partir de los 30 años”, explica Barbuscia, miembro del grupo de investigación OPIK de la Universidad del País Vasco.

Por otro lado, dentro de los embarazos no planificados, el estudio distingue entre los no deseados y los que suceden antes de tiempo. Barbuscia aclara: “No es lo mismo no querer tener descendencia o no querer tener más hijos, que tener previsto concebir en el futuro y que llegue con antelación”. Su trabajo ha analizado los dos tipos de embarazo por separado y ha comprobado que los no deseados aumentan el impacto negativo sobre su bienestar.

Por último, cabe recalcar que todos los datos mencionados hacen referencia a la salud general, que abarca tanto aspectos físicos como psicológicos. Sin embargo, la investigación también ha estudiado los efectos específicos sobre la salud mental y ha extraído datos inesperados: “En contra de nuestra hipótesis, hemos observado que el riesgo de padecer síntomas depresivos después del parto no es mayor en las mujeres con embarazos no planificados. Antes de dar a luz sí que son más propensas a sufrir efectos psicológicos, pero tras el alumbramiento los niveles no se acentúan más que en las madres con gestaciones intencionadas”, explica Barbuscia.

El método longitudinal, la clave para obtener resultados conclusivos

Si bien ya existían múltiples trabajos que habían estudiado las consecuencias de los embarazos no planificados, la contribución de la investigación de la UPV/EHU ha sido significativa. Y es que los resultados obtenidos son más concluyentes debido a que han realizado el análisis de manera longitudinal. Es decir, han recopilado y examinado los datos a lo largo del tiempo y no solo a posteriori tal y como se ha hecho tradicionalmente. “El hecho de que las mujeres que han participado en nuestra investigación hayan respondido a cuestionarios sobre su salud y sus intenciones de quedarse embarazas antes y después de dar a luz, hace que los resultados se ajusten más a la realidad. Preguntar solo después del nacimiento aumenta el riesgo de que las madres revisen sus planes iniciales”, detalla Barsbucia.

Además, la autora destaca que el diseño longitudinal ha permitido ver si realmente el deterioro de la salud de las madres se produce por el hecho concreto de que el embarazo haya sido planificado o no, aislando el efecto de otros factores socioeconómicos: “En los estudios anteriores no había manera de saber si asuntos como la situación familiar o laboral habían diferido antes y después del nacimiento. Por lo tanto, no se podía determinar a qué se debían realmente los cambios en la salud”, concluye.

Información complementaria

Anna Barbuscia es investigadora Ikerbasque desde el 2022 y forma parte de OPIK, el Grupo de Investigación en Determinantes Sociales de la Salud y Cambio Demográfico. Es doctora en sociología y licenciada en economía del desarrollo. Sus principales líneas de investigación son los determinantes y las consecuencias del comportamiento de la fecundidad. También ha estudiado las consecuencias que tienen sobre la salud otros eventos del curso de la vida, tales como la disolución de la pareja.

Referencia bibliográfica