El Centre Cultural La Nau organiza una exposición sobre el proceso creativo de la icónica marca valenciana ‘Tráfico de Modas’

P. Errando Mariscal, E. González Gea, M. J. Villalonga y Ester Alba.

P. Errando Mariscal, E. González Gea, M. J. Villalonga y Ester Alba.

El Centre Cultural La Nau ha presentado esta mañana la exposición ‘Tráfico de modas (1980-1992). Arrebato, juego y familia’, organizada por la Universitat de València, a través del Vicerrectorado de Cultura y Sociedad, con la colaboración del Arxiu Valencià del Disseny.

La exposición se ha presentado esta mañana en una rueda de prensa que ha contado con las intervenciones de Ester Alba, vicerrectora de Cultura y Sociedad de la UV y el equipo curatorial de la exposición: Esther González Gea, Pedrín Errando Mariscal y María José Villalonga. El diseñador Javier Mariscal asistirá a la inauguración oficial a las 20 horas de hoy.

Tras la dictadura en España que duró hasta finales de los 70, la década de los 80 se caracterizó por su efervescencia y aperturismo, una eclosión de todo lo reprimido. Con ese ambiente y en ese contexto, unos jóvenes valencianos, con ganas de salir de un hogar burgués, divertirse y, sobre todo, vestirse con una moda aún por crear, comenzaron la andadura de Tráfico de Modas.

La vicerrectora Ester Alba ha subrayado la importancia de esta marca que eclosionó “en el ecosistema cultural y artístico valenciano, a través de un proyecto familiar, liderado por unos jóvenes idealistas, que vivieron una época trepidante, en la que se construían utopías”. A través de esta exposición, que puede visitarse en La Nau y, según ha anunciado, que después itinerará por el territorio valenciano, además del cuidado catálogo, “las nuevas generaciones podrán conocer el trabajo de una de las primeras empresas valencianas basadas en la cultura del diseño”.

El nombre de esta singular marca, explica el equipo de comisarios, respondía a un juego de palabras que retaba a los procesos estables en beneficio de una forma de crear más lúdica. Algunos de los hermanos Errando Mariscal -Pedrín a la cabeza como diseñador, Santi, Jorge y Ada-, junto con María José Villalonga, emprendieron un proyecto creativo, desde un piso en la Calle de las Comedias, justo al lado de La Nau, que los llevó a ocupar un hueco dentro de la moda nacional. Al poco se unieron Carlos, Tono, Nacho, y Amparo. Y colaborando con ellos desde el inicio en el diseño de estampados y la gráfica, Javier Mariscal.

Durante la rueda de prensa, el equipo de comisarios ha recordado el éxito internacional de la marca. La prensa europea se hacía eco de aquel sello. La primera presentación de sus colecciones fue en el Salón Gaudí de Barcelona en 1984. A partir del año siguiente desfilaron en la Pasarela Cibeles de Madrid hasta el cierre de Tráfico de Modas en 1992. También fueron invitados a participar en el Salón Neomoda de Milán (1986/1987), en las presentaciones de Moda de España en Dusseldorf (1989/1990), y un año antes de cerrar, en 1991, habían firmado un contrato con una gran compañía textil en Japón, tenían cuatro tiendas propias en Valencia, Barcelona, Madrid y Valladolid y estaban presentes en las mejores tiendas multimarca de España.

Pedrín Errando Mariscal ha recordado que “Tráfico de Modas comenzó con un éxito precipitado y acabó de muerte prematura en los 90”. Con la consolidación del capitalismo globalizado como modelo hegemónico, la creciente fórmula de la fast fashion a bajo precio ganó terreno y afectó a numerosas empresas textiles, por lo que sostener la producción de calidad en territorio nacional cada vez fue más complicado. “Ahora, a través de esta exposición, para la que gracias, muy especialmente, a María José Villalonga, se ha realizado un trabajo de arqueología para recuperar todo de una cultura que era analógica, somos un poco más conscientes que fuimos más importantes de lo que creíamos en aquella época”.

Esta exposición pretende relatar el proyecto de Tráfico de Modas como testimonio de una de las décadas más efervescentes de los últimos 50 años a través de la trayectoria vital y creativa de este grupo de jóvenes. Ubicada en la Sala de Bigues del Centre Cultural La Nau hasta el próximo 12 de octubre, este espacio circular ayuda a estructurar el relato cronológicamente. El principio muestra la importancia del clan familiar, los inicios más desfasados, los primeros desfiles en Cibeles, la gráfica transgresora de sus catálogos, etc.

Una dona visita la exposición en la Sala de Bigues de La Nau.

 

El itinerario continúa recorriendo las colecciones más icónicas de la marca y los rasgos más característicos de sus diseños: las alusiones al arte, el juego de significados, las prendas atemporales, etc. También se exhibe la exuberante creación de estampados que Mariscal creó para la marca, los dibujos y acuarelas de Pedrín, fotografías y vídeos de los desfiles, y las prendas y accesorios más característicos. Y, por último, el final forzoso de Tráfico de Modas que es explicado a través de los testimonios de sus protagonistas.

Los muros de la exposición recogen las opiniones de sus artífices. Pedrín Errando Mariscal describe la historia de Tráfico de Modas como “trepidante porque los acontecimientos siempre estaban a punto de superarnos. Pero, aun así, la razón del cierre forzoso no tuvo que ver con nuestro trabajo. Tuvo que ver con una crisis profunda en la industria textil provocada por la irrupción de la fast fashion que deslocalizó la producción, coparon la distribución y el consumidor cambió sus hábitos al usar y tirar. Hoy, las cadenas de distribución que promocionan el hiperconsumo barato se han apoderado de casi todos los sectores y el mundo se encuentra con un problema de sostenibilidad muy importante”.

Javier Mariscal se refiere a su inesperado inicio: “Tráfico de Modas nace sin quererlo. Nace de tirarse a una especie de precipicio. No sabían si abajo había agua, si harían pie, si estaba seco y podrían pegarse una hostia. Pero gracias a Dios había agua y aprendieron a nadar enseguida. A mí me emocionaba, sobre todo, ver que entre ellos se ponían en marcha. Tenían mucha energía. Y eran capaces de sorprenderme cada mes. Yo me quedaba alucinado. Me la suda cómo vaya a recordarse a Tráfico. Yo siempre conduzco mi Vespa y nunca miro por el retrovisor”.

Por su parte, María José Villalonga subraya que nunca podrá olvidar aquellos años: “Me pareció un trabajo maravilloso y una manera de vivir muy chula, tanto que nos la inventamos hasta que se terminó, lo cual tampoco me pareció mal. Yo no habría cambiado nada. Al cerrar Tráfico, recogimos todo en una furgoneta, lo guardamos en un almacén y así hoy hemos podido hacer esta exposición tan bonita. A mí me gusta empezar y acabar las cosas”.

Por último, la investigadora y docente Esther González Gea que también comisaría esta exposición, se refiere a la capacidad de la moda para generar significados: “Las prendas cuentan historias y transmiten mensajes que se ponen en diálogo con el contexto que las rodea. Las creaciones de Tráfico de Modas fueron capaces de encajar en su tiempo, reflejar el contexto sociocultural al que pertenecían, narrar una visión propia de ese momento, abrazar los gustos estéticos y permanecer vivas”.

A través de esta exposición la Universitat de València afianza la línea de exposiciones impulsada por el Arxiu Valencià del Disseny, un organismo de la UV y la EASD València creado para conservar todos los materiales de diseño y que nació precisamente gracias a las donaciones en este ámbito. Tras esta exposición, parte de los diseños de esta icónica marca valenciana pasarán también a integrar los fondos de este archivo, ya que sus responsables generosamente los han donado.

La exposición se acompaña de un cuidado catálogo que contiene textos de la co-comisaria, Esther González Gea, de Cristina Pérez, de Carles Gámez, y del que es también el coordinador de este volumen, C. Rafael Martínez-Martínez. Se incluye asimismo un buen número de imágenes pertenecientes al archivo de Tráfico de Modas. Se trata de fotografías de desfiles, de las y los integrantes de la marca a cargo de fotógrafos como Enrique Carrazoni u Ouka Leele, de la ropa o de meros recortes de prensa de la época. El diseño gráfico, muy cuidado, ha corrido a cargo de la diseñadora Mati Martí. La edición consta, como suele ser habitual, de 500 ejemplares impresos.

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