Alicante. Martes, 10 de diciembre de 2024
El catedrático de la Universidad de Alicante José Luis Sánchez Lizaso ha reivindicado la singularidad del Mediterráneo de cara a la aplicación de la política pesquera de la Unión Europea, al tiempo que ha aseverado que “la propuesta presentada para 2025 por la Comisión, una vez ya no existe el límite del 40 %, es muy drástica e incumple los objetivos de la política pesquera común”.
José Luis Sánchez Lizaso, presidente del Foro Científico para la Pesca Española en el Mediterráneo y miembro del Consejo Científico del Comité Español del Programa MaB, ha considerado que “la política pesquera es una competencia de la Unión Europea que se ha aplicado tarde y mal en el Mediterráneo” y ha señalado que la última reforma de la política pesquera común de 2013 tiene como objetivo garantizar la sostenibilidad de la pesca de la Unión desde los puntos de vista medioambiental, económico y social, algo que parece que al Mediterráneo no aplica”.
En su opinión, “la propuesta presentada para 2025 por la Comisión no combina los puntos de vista medioambiental, económico y social”. De este modo, Sánchez Lizaso ha estimado que “a corto plazo se producirán pérdidas notables en las empresas que, aunque pudieran compensarse con ayudas, difícilmente alcanzarán a las tripulaciones y al resto de tejido social que existe alrededor de las pesquerías mediterráneas”.
El catedrático de la UA ha resaltado que “hay que tener en cuenta que dos terceras partes de los ingresos de las cofradías provienen del arrastre y si esta modalidad deja de aportar pescado regularmente la mayoría de las lonjas probablemente tendrá que cerrar provocando un efecto en cadena sobre otras modalidades de pesca”.
En este sentido, ha augurado que “para cuando las poblaciones se recuperen y se suavicen las restricciones la mayoría de las empresas habrán cerrado y los derechos de pesca se habrán concentrado en los pocos que no hayan echado el cierre, lo cual no parece un escenario razonable en ningún caso”.
Aunque ha indicado que “probablemente esta propuesta inicial se suavice, pero marca el camino hacia donde se quiere dirigir la pesca mediterránea que puede sufrir cambios drásticos en muy poco tiempo”.
“El problema de fondo es que en Europa no se comprende el Mediterráneo y sus singularidades y las pretende eliminar”, ha destacado el catedrático, quien ha sostenido que “un futuro con menos barcos y menos puertos pesqueros no es el que deseamos para el Mediterráneo”.
“Políticas erróneas anteriores”
Además, según Sánchez Lizaso, “en parte los problemas actuales derivan de aquellas políticas erróneas anteriores”. Ha recordado que en 2019 se aprobó el plan multianual para gestión de los recursos demersales del Mediterráneo Occidental (WMMAP) que “suponía el primer intento serio de abordar la problemática de los recursos en el Mediterráneo”.
A su juicio, el WMMAP “introducía planteamientos interesantes como la gestión basada en el esfuerzo frente a la gestión tradicional en Europa que está basada en TACs y cuotas y que no es adecuada para las pesquerías mixtas mediterráneas con el objetivo de conseguir que se recuperasen las poblaciones sin continuar con la reducción de flota para asegurar el futuro de la pesca en el Mediterráneo”.
Sin embargo, el catedrático de la UA ha indicado que “aunque la idea era positiva, su implementación tiene muchos aspectos discutibles: llegó tarde y la división entre días de costa y de profundidad no se adecúa a la realidad del sector y genera muchos problemas de gestión”.
En segundo lugar, según ha precisado, “incorpora una duplicidad absurda al introducir al mismo tiempo la gestión por tiempo de pesca y por cuotas para gamba roja, ni es razonable plantear en pesquerías tan diversas como las del Mediterráneo que el objetivo sea la intensidad de pesca de la especie más sensible lo que inevitablemente provocará la subexplotación del resto de recursos”.
“Como se empezó tarde y estábamos muy lejos de los objetivos marcados el plan establecía que en los primeros cinco años la reducción sería, como máximo de un 40 % y la reducción real ha estado cercana a esta cifra”, ha comentado el catedrático.
De esta forma, ha asegurado que “a pesar de la importante reducción del esfuerzo apenas se nota la recuperación de las poblaciones, probablemente debido a que necesiten más tiempo para recuperarse y a que también puedan estar afectando otros factores al margen de la pesca”.