Este jueves, la Fuerza Aérea de Israel, en coordinación con Estados Unidos y el Reino Unido, llevó a cabo una serie de ataques aéreos en Yemen contra objetivos vinculados al grupo terrorista Houthi, respaldado por Irán.
Estos ataques, confirmados por las fuerzas militares, se dirigieron a infraestructuras clave, incluidos una planta de energía en Hezyaz y dos puertos en la costa occidental de Yemen: Hodeidah y Ras Issa, utilizados por los Hutíes para actividades militares y económicas.
Según fuentes informadas, los ataques fueron el resultado de una coordinación entre Israel, Estados Unidos y el Reino Unido, aunque cada nación atacó objetivos distintos.
Mientras que el Reino Unido y Estados Unidos se enfocaron en instalaciones subterráneas de armas y bases de comando, Israel atacó instalaciones económicas de los Hutíes, como puertos, aeropuertos y plantas de energía, que también tienen usos militares.
Los ataques fueron la ofensiva más grande coordinada entre estos tres países contra los Hutíes desde el inicio del conflicto.
Los informes indican que los ataques a Ras Issa se dirigieron a instalaciones de almacenamiento de petróleo cerca de los muelles de carga, sin que se reportaran daños a los barcos mercantes.
Por otro lado, los ataques en el norte de la capital de Yemen, Sana’a, y en el puerto de Hodeidah fueron llevados a cabo principalmente por Estados Unidos y el Reino Unido, atacando infraestructuras subterráneas relacionadas con los Hutíes.
Además, se confirmó que uno de los ataques alcanzó la plaza principal de Sana’a durante las protestas semanales de apoyo a Palestina.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, celebró los ataques, advirtiendo que los Hutíes seguirían pagando un alto precio por sus acciones contra Israel. «Los Hutíes representan una amenaza para Israel y para la seguridad global de la navegación», expresó Netanyahu en una publicación en X.
También subrayó que Israel no toleraría agresiones contra su territorio y ciudadanos. El ministro de Defensa israelí, Israel Katz, agregó que los puertos de Hodeidah y Ras Issa estaban «paralizados», y prometió perseguir a los líderes de la organización terrorista Houthi en cualquier lugar donde intentaran dañar a Israel.
El grupo terrorista Hamas, en un comunicado, condenó los ataques,alegando falsamente que habían dirigido sus esfuerzos a la infraestructura civil, lo que, según ellos, violaba el derecho internacional y la soberanía de Yemen.
Hamas también denunció que los ataques apuntaron a manifestaciones pro-palestinas, calificándolos de «crímenes de guerra destinados a aterrorizar al pueblo yemení y disuadirlo de apoyar los esfuerzos para detener la agresión contra nuestro pueblo palestino».
Esta serie de ataques aéreos forma parte de los esfuerzos más amplios de Estados Unidos y sus aliados para debilitar la capacidad de los Hutíes, quienes han sido una amenaza constante para la seguridad regional, especialmente en lo que respecta a los ataques a embarcaciones militares y mercantes en el Mar Rojo.
Recientemente, el Comando Central de Estados Unidos había realizado ataques precisos contra instalaciones subterráneas de armas avanzadas en manos de los Hutíes.
Desde el comienzo del conflicto, los Hutíes han lanzado más de 40 misiles de superficie a superficie y 320 drones hacia Israel. En diciembre de 2024, Israel había atacado previamente objetivos Hutíes, incluyendo puertos y estructuras energéticas en Sana’a.
La creciente presión sobre los Hutíes refleja tanto la creciente coordinación internacional en su contra como los esfuerzos de Israel para protegerse de la amenaza persistente que representa este peligroso grupo respaldado por Irán.