Dra. Virtudes Niño Martin. Miembro del grupo de trabajo Senior de la SEGG.

El envejecimiento es una etapa de la vida que trae consigo cambios, pero también oportunidades para mejorar la calidad de vida y no debería verse como un proceso uniforme en la población, sino como un conjunto de experiencias diversas. Para ello, es fundamental reconocer y abordar la diversidad en salud.

Las personas mayores no somos un grupo homogéneo, y es crucial entender por tanto que el envejecimiento como proceso biologico natural, afecta a cada persona de manera distinta. Esta diversidad es una realidad compleja que se refleja no solo en la duración de la vida, sino también en el modo en que las personas experimentamos el envejecimiento en términos de salud física, mental y social.

Algunas personas mantienen una salud excelente hasta edades avanzadas, mientras que otras podemos desarrollar enfermedades crónicas a una edad temprana. Estas diferencias dependen en gran medida de factores genéticos, pero también de factores sociales y económicos, de los estilos de vida y salud mental.

 

Factores genéticos 

Nuestros genes influyen en nuestra longevidad, la predisposición a enfermedades y nuestra capacidad de recuperación. Algunas personas heredan variantes genéticas que les permiten envejecer de manera más saludable y retrasar la aparición de enfermedades comunes relacionadas con la edad. Sin embargo, la genética no es el único determinante, y el hecho de que una persona viva más tiempo o con mayor calidad de vida no garantiza que lo haga sin problemas de salud.

Factores Sociales y Económicos

Las personas que disfrutan de mayores recursos económicos y sociales tienden a tener una mejor salud y una vida más prolongada, en comparación con aquellas que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad, como pobreza o aislamiento social. El aislamiento social es un fenómeno cada vez más común que tiene un impacto negativo significativo en la salud. La falta de interacción social puede contribuir a la pérdida de habilidades cognitivas, lo que incrementa el riesgo de demencia y otras enfermedades neurodegenerativas.

Estilo de vida

Los hábitos de vida juegan un papel crucial en la salud durante el envejecimiento. Dieta equilibrada, ejercicio físico regular, evitar el consumo excesivo de alcohol y tabaco, y la gestión del estrés son factores que influyen directamente en la longevidad y en la calidad de vida. Aquellos que mantienen un estilo de vida saludable tienen más probabilidades de experimentar un envejecimiento activo y libre de enfermedades graves. Por otro lado, los individuos que no adoptan estas prácticas pueden enfrentar un envejecimiento prematuro o desarrollar enfermedades crónicas a una edad temprana.

La Salud Mental

A medida que envejecemos, pueden presentarse desafíos emocionales relacionados con la jubilación, la pérdida de seres queridos o el enfrentamiento con limitaciones físicas que, sumados a la falta de una red de apoyo, puede exacerbar aún más estos problemas. La forma en que una persona se adapta emocionalmente a la vejez puede influir en cómo experimenta el proceso en términos de bienestar general.

A modo de conclusión

Con un enfoque adecuado, podemos llevar una vida plena y activa, independientemente de las diferencias. A medida que la población mundial envejece, es imperativo que la sociedad se adapte para garantizar que todas las personas, sin importar su contexto, puedan disfrutar de los derechos a una salud digna, equitativa y accesible. Solo de esta manera podremos construir una sociedad más inclusiva y saludable para las generaciones futuras.

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