Diez estudiantes de la Universidad de La Laguna se embarcaron a mediados de diciembre en una experiencia transformadora en el municipio de Guía de Isora, como parte del proyecto “Pueblos Remotos”, promovido por el Vicerrectorado de Estudiantes y financiado por el Banco Santander. Este programa conecta el talento universitario con los retos de emprendedores y emprendedoras locales, promoviendo la innovación y la sostenibilidad en un entorno rural.

Durante cinco días el alumnado fue alojado en el albergue municipal y convivió y trabajó en equipo utilizando la metodología de Design Thinking. Esta iniciativa les permitió desarrollar propuestas innovadoras para abordar desafíos específicos presentados por tres emprendedores locales: María del Mar, de Finca Las Dulces; Aníbal, de Dulcería Isora; y Hiram, de Ventita de Haridian.

El alumnado involucrado tuvo una composición muy variada. Así, del Grado Economía participaron Andrés González Martín y Ainara Medina Falcón; del Grado en Turismo, Yuliia Vinskevych y Daniela González Luis; del Grado en Administración y Dirección de Empresas, Karol Vanessa Bohorquez Castañeda, Carla Fontes Martín; del Grado en Bellas Artes, Joel Martín de Damián; del Grado en Conservación y Restauración de Bienes Culturales, Aitana Marcos Vidal; del Máster en Estudios de Género y Políticas de Igualdad, Jhonny Ramos; y del Master en Ciencias de las Religiones/ Ingeniería Química Industrial, Daniel Josia Dorta Gómez.

Tres retos, tres soluciones

En el caso de Finca Las Dulces, María del Mar buscaba mayor visibilidad para su negocio y atracción de consumidores locales. El equipo designado desarrolló estrategias de promoción para fomentar el consumo sostenible.

Sobre Dulcería Isora, el alumnado trabajó con Aníbal en la revitalización de su marca e innovación de su modelo de negocio, buscando incrementar la presencia del municipio en el mapa turístico.

En cuanto a la Ventita de Haridian, Hiram recibió propuestas para optimizar la comunicación y dar mayor protagonismo a los productos de kilómetro cero.

El alumnado participante no solo se enfrentó a retos empresariales, sino que también reflexionó sobre las dinámicas de los entornos rurales y la resiliencia de su población emprendedora. “Entender los desafíos reales y aportar soluciones fue una experiencia reveladora”, afirmó uno de los estudiantes. Las dinámicas fomentaron el desarrollo de habilidades blandas como la comunicación, la creatividad y la empatía, cruciales para el entorno profesional.

La directora de secretariado de Prácticas y Empleabilidad, Inés Ruiz, valora que “Pueblos Remotos” supone un puente entre la academia y la comunidad local gracias al cual el alumnado regresa con nuevas perspectivas sobre el emprendimiento y una mayor conexión con el entorno rural, mientras que las personas emprendedoras del lugar reciben ideas frescas para impulsar sus negocios. “Este tipo de iniciativas subraya el valor de la colaboración entre universidad y comunidad, impulsando soluciones reales y sostenibles en los territorios rurales”.