Un equipo internacional de científicos, con la participación de la Universidad de Sevilla, ha descubierto en la Cueva de Vanguard una estructura creada por neandertales hace 60.000 años para producir brea de forma controlada
Imagen generada por IA que recrea a neandertales fabricando la estructura. Fernando Muñiz
Todas las culturas, por muy primitivas que sean, han usado pegamentos, resinas y breas obtenidas de distintas plantas debido a sus propiedades mecánicas o medicinales, y los neandertales no eran una excepción. Esta especie utilizaba de forma común la brea o pez de abedul como adhesivo para enmangar piezas líticas e incluso como masticables, posiblemente medicinales. Sin embargo, no se sabía cómo podían obtener esta brea.
Los trabajos teóricos distinguían dos métodos: uno simple y poco productivo, por combustión al aire libre de las cortezas de abedul, y otro más complejo que requiere el calentamiento anóxico de los trozos de abedul. Es decir, mediante trozos de madera enterrados que se calentaban con un fuego para que exuden la resina y no puedan arder al quedar aislados del oxígeno. Si utilizaban un método u otro tiene además grandes implicaciones sobre su capacidad cognitiva, porque el más complejo requiere de un importante grado de organización y práctica.
Cuevas que son reflejo del pasado
Un estudio científico, en el que participa la Universidad de Sevilla, ha descrito por primera vez una estructura que es compatible con los estudios teóricos de calentamiento anóxico. La estructura parece un simple hoyo, y esa sencillez posiblemente haya hecho que no fuera identificada anteriormente. Sólo a través de multitud de análisis y de la colaboración de un equipo multidisciplinar se ha conseguido demonstrar su uso como cámara de calentamiento anóxica. El descubrimiento se ha producido en la Cueva de Vanguard (Gibraltar, UK), que forma parte del ‘Complejo de las Cuevas Gorham´s’, reconocidas como Patrimonio Mundial de la Humanidad de la UNESCO desde el año 2016. Este complejo ha vuelto a demostrar que es capaz de preservar auténticas instantáneas de las actividades humanas del pasado debido al rápido avance de una duna que fue sellando sus restos.
Para llegar a la conclusión de que esa estructura sólo la pudieran hacer neandertales de hace unos 60.000 años, han colaborado trabajando conjuntamente 31 investigadores de más de 5 países, especialistas en 15 disciplinas distintas. Entre sus ramas de conocimiento se encuentran la paleobónatica, la arqueología, la icnólogía, la geoquímica y la mineralogía.
“No eran los brutos de la imaginación popular”
Fernando Muñiz, profesor del departamento de Cristalografía, Mineralogía y Química Agrícola de la Universidad de Sevilla, explica que “nuestros primos extintos no eran los humanos embrutecidos de la imaginación popular. Esta especie de humano se ha demostrado que tenía habilidades cognitivas, como refleja la investigación realizada que muestra el dominio de procesos industriales para fabricar resina como adhesivo para fijar las puntas de piedra a los mangos de las lanzas”.
Por otro lado, el director de la excavación Clive Finlayson detalla: “los neandertales tuvieron que pasar por una serie de procesos de pensamiento, elegir qué plantas seleccionar y descubrir cómo extraer resina sin quemarlas”.
Para demostrar que la estructura creada por los neandertales es viable se han desarrollado metodologías e incluso se ha completado un ejercicio de arqueología experimental. Por los indicios geoquímicos y de polen fósil obtenidos se ha interpretado que la resina se obtenía a partir de jaras pringosas (cistus ladanifer) en lugar de abedul, un árbol más raro en latitudes mediterráneas de la época. Es conocido, que hasta el pasado siglo XX, de las jaras se obtenía aceite de ládano para ser usado como perfume, jarabe para la tos o como antiséptico con un método muy similar al descrito en el estudio.
Este proyecto, liderado por el Museo de Gibraltar, la Universidad de Murcia y el Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra (CSIC), y con la participación de la Universidad de Sevilla, establece un precedente en la comprensión de la capacidad tecnológica y organizativa de los neandertales, abriendo nuevas oportunidades para identificar y analizar estructuras similares en otros yacimientos.
Signos de arte primitivo
En 2012, el equipo de Finlayson encontró una extraña marca similar a un “hashtag” en un trozo de piedra caliza, interpretada por algunos expertos como un signo de arte primitivo. Recogían plumas, pero sólo negras, de una amplia variedad de aves, posiblemente con fines estéticos o ceremoniales.
“Utilizaban plantas medicinales, enterraban a sus muertos, fabricaban joyas y herramientas especializadas, así como ocre y otros pigmentos, tal vez para pintarse la cara o el cuerpo. Su anatomía traqueal sugiere que eran capaces de hablar y probablemente tenían voces agudas y roncas”, detalla Muñiz.
Artículo: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0277379124005274