La Consejería de Cultura y Deporte y la Hermandad de la Santa Caridad de Sevilla han firmado un convenio de colaboración para la rehabilitación del Hospital de la Caridad y la iglesia de San Jorge, uno de los máximos exponentes del barroco andaluz. El templo alberga en su interior pinturas y esculturas de artistas tan sobresalientes como Murillo, Valdés Leal o Pedro Roldán, quienes materializaron el repertorio iconográfico ideado por Miguel Mañara.
A través de este convenio, la Consejería concede una subvención de 2,6 millones de euros para sufragar parte de la inversión necesaria para la restauración de la fachada de la iglesia de San Jorge y para la rehabilitación parcial del templo y del Hospital de la Caridad. «Con esta intervención, La Caridad recuperará todo su esplendor», ha destacado la consejera de Cultura y Deporte, Patricia del Pozo.
En el transcurso de estos trabajos, ha explicado Del Pozo, «los ciudadanos podrán ver una selección de las obras más sobresalientes de la iglesia de San Jorge y del Hospital de la Caridad en el Museo de Bellas Artes de Sevilla». «Será la primera vez que estas obras se expongan fuera de su emplazamiento original y próximas al espectador, que podrá comprobar la maestría de algunos de los grandes maestros del Barroco andaluz», ha indicado.
Por su parte, el hermano mayor de la Caridad, Félix Arenado, ha agradecido la colaboración «tan estrecha con la Consejería para la restauración de la iglesia, que además contempla la intervención en la torre, la fachada y parte del hospital«. Respecto a las obras, ha señalado, que supondrá «una alteración de nuestra vida cotidiana, pero necesaria». «Tras la intervención, los visitantes podrán ver el conjunto tal y como lo vio Miguel Mañara cuando estuvo acabada su obra», ha señalado.
El Hospital de la Santa Caridad, sede de la Hermandad de la Santa Caridad de Nuestro Señor Jesucristo de Sevilla, tiene su origen en el siglo XV con el propósito de dar sepultura a los ajusticiados. La construcción de la Iglesia del Señor San Jorge se lleva a cabo en varias etapas. En una primera fase, desde 1645 a 1662, se llevó a cabo la construcción de los cimientos y el arranque de los muros, aunque no será hasta 1667 cuando, gracias al impulso de Miguel Mañara, se termina el cuerpo de la iglesia. En 1668 se inicia la cabecera del templo y la sacristía, y de 1670 a 1721 se llevan a cabo las últimas etapas.
Las pinturas al temple de Juan Valdés Leal (1678-1682) decoran la cúpula, pechinas y lunetos. La bóveda de cañón se encuentra decorada con yeserías de los maestros escultores Domingo de Paredes y Maros Correa con motivos vegetales, angelotes, mascarones y cartelas con inscripciones en latín.
Resultado de un programa iconográfico diseñado por Mañara, son destacables ‘Los jeroglíficos de las postrimerías’ de Valdés Leal, y al pie de la nave, en el coro, ‘La Exaltación de la Cruz’ del mismo autor. En la nave, pueden contemplarse dos originales de Murillo, ‘San Juan de Dios transportando a un enfermo’ y ‘Santa Isabel de Hungría curando a los tiñosos’, cuatro copias exactas de pinturas de Murillo actualmente depositadas en museos de distintas partes del mundo, y un retablo de Bernardino Simón de Pineda con una pintura también de Murillo, ‘La Anunciación’.
En el antipresbiterio se localizan otras dos obras de Murillo de grandes dimensiones, ‘Moisés haciendo brotar el agua de la roca’ y ‘La multiplicación de los panes y los peces’, restauradas recientemente por el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH). También es sobresaliente el retablo mayor de Bernardo Simón de Pineda, con conjunto escultórico central de Pedro Roldán, dedicado al entierro de Cristo.
La fachada de la iglesia actual es el resultado de varias modificaciones sobre la diseñada y ejecutada en principio. Fue en el primer tercio del siglo XVIII cuando quedó configurada como se puede apreciar ahora, con los paneles de azulejos del ceramista José García y esculturas de barro atribuidas a Pedro Duque Cornejo.