Texto: Alberto Martín – 28 abr 2025 10:58 CET
La publicación de un libro siempre es una buena noticia, y más aún, como coinciden la mayor parte de lectores, si es en papel. Es por ello, como recuerda la vicerrectora de Cultura, Deporte y Extensión Universitaria, Isabel García, por lo que el Premio Complutense de Literatura, además de la dotación económica que conlleva, tiene como gran atractivo la publicación de las obras ganadoras por Ediciones Complutense. Este 25 de abril, en la Biblioteca Histórica de la UCM, y poniendo broche a la celebración de la Semana de las Letras y, a la vez, formando parte de la programación de La noche de los libros, se mostraron cuatro buenas noticias recién salidas de imprenta, ganadoras de la edición de 2024: Tiempo lento, de Carlos Díez Cuadrado; La canadiense, de Pilar Sierra Garrido y Antonio Rodríguez Jiménez; La hora perdida, de Andrés París Muñoz, y Con las mismas manos, de Diego Santana Caunedo.
Antes de dar paso a la directora de Ediciones Complutense, Alicia Castillo, y a los autores, la vicerrectora agradece al público que llena el salón de actos de la Biblioteca su apoyo a la literatura. “Hay que ser fans de los escritores”, señala. En sus palabras Isabel García no quiere olvidarse de dos autores. El primero es Álvaro Pombo, el Premio Cervantes de este año, a quien su salud no ha permitido reunirse, como estaba anunciado, con la comunidad complutense en el tradicional acto que lleva cada año al Paraninfo de las facultades de Filología y Filosofía al ganador del más importante premio de las letras en castellano. Anuncia la vicerrectora que la Universidad ya está trabajando en un homenaje a Pombo. El segundo escritor que quiere citar de manera expresa Isabel García es Álvaro Vargas Llosa, “uno de los nuestros”, recordó en referencia a los estudios de Doctorado que curso en la Complutense en 1971. La vicerrectora rescata un fragmento del discurso del recién fallecido autor en el acto de entrega de los Premios Nobel 2010: “Seríamos peores de lo que somos sin los buenos libros que leímos, más conformistas, menos inquietos e insumisos y el espíritu crítico, motor del progreso, ni siquiera existiría. Igual que escribir, leer es protestar contra las insuficiencias de la vida”.
Los Premios Complutenses de Literatura 2024 se entregaron en dos categorías, la general, abierta a menores de 35 años estudiantes o egresados en cualquier universidad del mundo, y la dirigida a los matriculados en el Programa Universidad para los Mayores de la UCM. Precisamente es a estos últimos a los que la directora de Ediciones Complutense, Alicia Castillo, primero da la palabra. Carlos Díez Cuadrado, ganador en la modalidad de poesía, prefiere que sean algunos de los versos contenidos en Tiempo lento los que hablen por él, ya que los poemas es mejor leerlos o escucharlos que tratar de hablar de ellos, ya que son fruto de un proceso “muy íntimo y personal”. En cambio, Pilar Sierra Garrido y Antonio Rodríguez Jiménez sí explican todo lo que rodeó la creación de La canadiense, novela a dos cabezas surgida como un trabajo de clase de la asignatura de Literatura de primer curso, cuyos personajes, guiados siempre por Benito Pérez Galdós, se fue apoderando de ellos. Agradecen a la universidad, “a la pública, a la de todos”, como recalca Antonio, esta oportunidad de sentirse universitarios “después de la adolescencia” y afirman que “los sueños, aunque no se tengan, a veces se cumplen”, en referencia a lo inesperado de las alegrías que les está dando su obra.
Llega después el turno de Andrés París Muñoz, que tras escuchar a sus compañeros de la universidad de los mayores, en lugar de empezar a hablar de su obra poética, prefiere hacerlo sobre la trascendencia de salvar lo público y la memoria. Después, ya sí sobre La hora perdida no puede dejar de animar “a amar”. Él se compromete a escribir sobre ello durante toda su vida, ya sea sobre el amor a otras personas, cosas o ideales. Este libro le ha permitido saber “como el tiempo dedicado al amor honesto, nunca debe ser considerado un tiempo perdido”.
El acto lo cierra Diego Santana Caunedo. Con las mismas manos reúne ocho cuentos sobre su La Habana natal, seis los escribió allí y dos desde la Residencia de Jóvenes Creadores Antonio Gala, en la que estuvo en Córdoba el pasado año. Además de un lugar, los textos muestran, según explica, como “somos lo que hacemos cuando creemos que estamos solos y creemos que nadie nos observa”, y “quién soy yo para juzgar las felicidades de los otros y quién son los demás para juzgar las mías”. Escrito queda.