La Cámara de Representantes de EE.UU. tiene previsto votar el lunes un proyecto de ley anual de defensa que incluye algo más de 3.000 millones de dólares para que las empresas de telecomunicaciones estadounidenses retiren de sus redes inalámbricas los equipos fabricados por las firmas chinas Huawei y ZTE con el objetivo de hacer frente a los riesgos de seguridad.
El documento, de más de 1.800 páginas, incluye otras disposiciones dirigidas contra el país asiático, como la exigencia de un informe sobre los esfuerzos de Pekín para eludir las normas de seguridad nacional de Washington y una evaluación de los servicios de inteligencia sobre el estado actual de las capacidades biotecnológicas de China.
La Comisión Federal de Comunicaciones ha declarado que se calcula que la retirada de los equipos inseguros costará 4.980 millones de dólares, pero el Congreso solo había aprobado previamente 1.900 millones para el programa de «desmontaje y sustitución».
Tim Donovan, director ejecutivo de Competitive Carriers Association, ha elogiado el anuncio de la cámara baja del Congreso del país norteamericano afirmando que «la financiación es desesperadamente necesaria para cumplir con el mandato de eliminar y reemplazar los equipos y servicios cubiertos mientras se mantiene la conectividad para decenas de millones de estadounidenses».