Con una gestión adecuada, el turismo puede ser parte de la solución de la DANA

El martes 29 de octubre de 2024 llegó a España una Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) que provocó fuertes vientos, tornados e intensas precipitaciones concentradas en los alrededores de la ciudad de Valencia (España) y localidades del sur. Las inundaciones repentinas que llegaron pocas horas después dejarían cientos de miles de personas y viviendas afectadas, según datos de la Universitat de València.

Pocos días después de la catástrofe, durante el trayecto en el autobús de voluntariado, destinado a brindar ayuda a los vecinos afectados, se podía observar a una dermatóloga, una enfermera, una criminóloga y una experta en logística junto a un exmilitar que daba instrucciones a sus hijas. Todas estas personas parecían estar perfectamente preparadas para ofrecer asistencia en una situación tan crítica.

En medio de este grupo diverso una docente de turismo se cuestionaba impotente qué contribución podría hacer en un contexto tan complejo y desafiante.

Sin embargo, días después, al reflexionar junto al claustro, se llegó a la conclusión de que los y las profesionales del sector turístico también tienen un papel importante en momentos de crisis. Así, se decidió redactar este artículo desde la humildad y la convicción de que el turismo, con su enfoque multidisciplinar, puede ofrecer una perspectiva única al proceso de recuperación:

Con una gestión adecuada, el turismo puede ser parte de la solución de la DANA

Valencia

La llegada de la DANA a Valencia el 29 de octubre trajo consigo lluvias torrenciales, vientos huracanados e inundaciones que devastaron viviendas y afectaron a cientos de miles de personas. Las investigaciones han mostrado cómo los desastres naturales y los causados por el ser humano en una zona tienden a afectar a toda la región. Y es que, la reducción del turismo en un área como Valencia puede tener una repercusión significativa en la recuperación económica de la ciudad. Como ejemplos de esta realidad, podemos encontrar la reducción del 49% en el número de turistas en Islandia tras la erupción volcánica de 2010, o el caso de Taiwán tras el terremoto de 1999, donde la recuperación en términos turísticos no se logró hasta más de un año después de la crisis.

Las olas de calor que llevaron al fallecimiento de turistas en Grecia o la reciente tragedia causada por la DANA ponen de manifiesto que el cambio climático afecta a nivel global a todos los sectores y representa riesgos significativos para el sector turístico. Es urgente implementar planes educativos y de sensibilización desde las instituciones públicas, dirigidos a proveedores turísticos, turistas y residentes. Esto requiere ajustar la oferta de servicios, evaluar riesgos y establecer protocolos y planes de gestión de crisis ante el cambio climático.

La comunicación online y el comercio electrónico, especialmente desde la pandemia de la COVID-19 se ha generalizado y las personas son cada vez más conscientes de sus gastos y el valor que obtienen a cambio. Ante esta situación, uno de los cambios más significativos de la pandemia es el aumento de la demanda de pólizas de seguro por parte de los y las turistas. La Unión Europea (UE) regula de forma más transparente el proceso de compra de paquetes turísticos a través de la «Directiva sobre viajes combinados», y los operadores ofrecen ahora políticas de reserva más flexibles para satisfacer las expectativas de sus clientes, lo que facilita la cancelación sin cargos adicionales. De esta manera, si la mayoría de los y las turistas reclaman un reembolso con rapidez ante una catástrofe natural como la que ha tenido lugar en Valencia, las empresas difícilmente pueden sobrevivir a tales acontecimientos, a menos que estén respaldadas por pólizas de seguro. No reembolsar a los clientes con diligencia podría afectar tanto a la reputación del destino como a los actores locales.

Sin embargo, Nueva Orleans tras el huracán Katrina o Christchurch tras el terremoto de Nueva Zelanda son ejemplos que arrojan optimismo y sitúan al turismo como parte de la solución de la una catástrofe. En estos casos, se optó por campañas de promoción turística mostrando una nueva imagen de la ciudad y se fomentó la cultura y el arte para promover la identidad local y unir a la comunidad. Valencia cuenta con un atractivo único, por lo que fomentar el turismo sostenible, promoviendo el turismo cultural, gastronómico y de naturaleza puede resultar clave en la recuperación de nuestra “Terreta”.

La recuperación de Valencia tras la reciente DANA no solo depende de la reconstrucción física, sino también del papel de los y las turistas, quienes deben actuar de manera informada y responsable para minimizar su impacto en el destino. Si esto no se gestiona adecuadamente, pueden surgir conflictos, como sucedió en Hawaii tras los incendios que devastaron parte de Maui. Una buena gestión puede evitar también el llamado dark tourism o turismo de catástrofes.

Paralelamente, un enfoque adecuado en la comunicación es esencial para asegurar que tanto turistas como locales reciban alertas de seguridad claras y en su propio idioma. Esta estrategia implica la adaptación de los mensajes de emergencia a los dispositivos móviles de todas las personas en la zona, sin importar su nacionalidad o el idioma que hablen, con el fin de reducir el estrés y la confusión que puedan surgir en una situación de crisis. Así, las alertas podrían transmitirse en varios idiomas de manera automática, mejorando la respuesta de los visitantes ante cualquier emergencia y facilitando el trabajo de los servicios de rescate.

Resulta esperanzador ver cómo se ha formado un fuerte sentimiento de unidad y solidaridad en las zonas devastadas de la región de Valencia, a donde miles de voluntarios y voluntarias han acudido en masa para ayudar en medio de un enorme dolor y trauma. En última instancia, los expertos y las expertas confirman que lo más crucial para abordar y superar la crisis es la conexión y el compromiso de las personas con las comunidades afectadas.

La propia heterogeneidad y transversalidad del sector turístico representan una ventaja en momentos de crisis. En Valencia, por ejemplo, los hoteles, aunque han sufrido cancelaciones, han sido esenciales para alojar al voluntariado; organizaciones como World Central Kitchen, Cáritas o Cruz Roja han transformado sus cocinas y salas de reuniones en centros logísticos para la distribución de alimentos e información. Además, espacios emblemáticos como Feria Valencia se han convertido en infraestructuras clave en esta emergencia. Esto demuestra que, en un área con un sector turístico desarrollado, la resiliencia y capacidad de respuesta ante desastres naturales se ven notablemente fortalecidas.

Firmado: Claustro del Grado en Gestión Turística y del Ocio de la Universidad Europea de Valencia

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