Muy al contrario, CEOE ha dejado patente que, mientras que las empresas españolas estamos realizando un enorme esfuerzo de creación de empleo estable, el sector público se está convirtiendo en el principal generador de temporalidad en el mercado laboral.
Concretamente, las empresas están cumpliendo con las limitaciones a la temporalidad establecidas en dicha reforma. En cambio, las sucesivas normas impulsadas por el Gobierno van en dirección opuesta, incrementando esa temporalidad en la Administración.
Como resultado, la temporalidad del sector privado se sitúa, según datos de la EPA del primer trimestre de 2025, en el 12,1%, mientras que la del sector público se eleva al 28%, más del doble, con especial incidencia en las mujeres, colectivo en el que asciende al 31,5%.
A modo de ejemplo de la multiplicación de contratos de duración determinada por parte de las entidades que integran el sector público, están los asociados a la estricta ejecución del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia y por el tiempo necesario para la ejecución de los proyectos.
También los contratos para la mejora de la ocupabilidad y la inserción laboral que podrán celebrar las administraciones públicas en el marco de los programas de activación para el empleo previstos en la Ley de Empleo, cuya duración no podrá exceder de 12 meses.
A ello se suman los contratos temporales de personal investigador doctor, de investigador distinguido y los predoctorales, cuya duración oscila entre cuatro años y lo que acuerden las partes.
CEOE, en nombre de las empresas españolas, está orgullosa de haber contribuido a un modelo de empleo más estable, tendente a fidelizar el talento en un contexto en el que predominan las vacantes en sectores estratégicos para el país, con un envejecimiento ascendente de la población ocupada.
A pesar de ello, el intervencionismo, los constantes cambios regulatorios, el exceso de cargas burocráticas y el imparable incremento de costes impuestos por el Gobierno, todo ello sin consensuar o contraviniendo el diálogo social (como los cambios en la prevalencia de los convenios colectivos saltándose lo consensuado en la reforma laboral), están afectando al empleo en las pequeñas empresas y destruyendo tejido empresarial.
Como hemos hecho hasta ahora, desde nuestra responsabilidad y coherencia con los acuerdos alcanzados, seguiremos apostando por el empleo estable y de calidad, denunciando decisiones partidistas y alejadas del necesario sentido de Estado que es fundamental para poder seguir creando el empleo de calidad que todos deseamos. En conclusión, para este Primero de Mayo, más negociación colectiva y menos imposición normativa.