‘Comando Actualidad’se adentra en el mundo de las denominadas «tierras raras», una serie de minerales con elementos imprescindibles para fabricar teléfonos móviles, portátiles, tabletas, patinetes, motores de vehículos eléctricos y aerogeneradores, entre otros. Además, su uso se ha extendido a la fabricación de armas y la Inteligencia Artificial.
Centro Nacional de Investigaciones Metalúrgicas del CSIC. RTVE
«No podríamos vivir sin tierras raras», asegura Félix López, investigador del Centro Nacional de Investigaciones Metalúrgicas del CSIC. Él y su equipo desarrollan técnicas para recuperar minerales de la basura electrónica y revelan que en Huelva se va a construir la planta de reciclaje más grande de Europa. España produce 12 kilos de circuitos impresos por habitante y año, así que dichos circuitos «son una materia prima muy atractiva», asegura. «Lo que recuperemos al reciclar, no lo tenemos que extraer de la tierra», dice.
El geólogo Manuel Regueiro, del CSIC, prefiere hablar de minerales estratégicos en lugar de «tierras raras», porque «ni son tierras, ni son raras. En España hay siete proyectos de los 47 que la Comisión Europea considera estratégicos y ‘Comando Actualidad’ ha visitado varios de ellos.
Rechazo social a la minería
En Campo de Montiel, Ciudad Real, hay cierto rechazo social a la futura mina de monacita. Raquel López, agricultora y portavoz de la plataforma Sí a la Tierra Viva, lidera las protestas: «Ellos vienen, lo sacan y se van. La minería termina, la agricultura no», afirma. La empresa que impulsa la mina dice que su impacto será mínimo. Enrique Burkhalter, director técnico del proyecto, asegura que retirarán la capa vegetal, extraerán el mineral, rellenarán la mina con el material de desecho y volverán a cubrirlo todo con la capa vegetal retirada inicialmente. Pero los agricultores no lo ven viable. Aseguran que la capa vegetal tarda millones de años en formarse.
Menos rechazo hay en Abenójar, también en Ciudad Real, ante la mina El Moto, donde se pretende extraer oro y wolframio. Las prospecciones determinan que esta mina podría cubrir el 25% de la demanda europea de wolframio durante al menos 25 años. La empresa que promueve el proyecto calcula que dará trabajo a unas 250 personas y espera que la mayoría sea de la comarca. Verónica García, la alcaldesa de Abenójar, cree que «la minería está demonizada», pero para ella es una oportunidad que traerá riqueza a su pueblo.
Un futuro de producción
La localidad granadina de Escúzar lleva décadas explotando el yacimiento de celestina, o sulfato de estroncio. Se utiliza en motores eléctricos, pantallas, aparatos electrónicos, tiene uso farmacéutico e incluso para fabricar pirotecnia. También en Granada, en Órgiva, hay otro yacimiento que da trabajo a 55 personas, en una zona minera cuya tradición se remonta a los fenicios y donde la población no ve la explotación como una amenaza. La mina produce unas 600 toneladas diarias de fluorita, necesaria para la industria del acero, los aparatos de aire acondicionado y las pastas de dientes.
Imagen del reportaje RTVE
A la espera de que se ponga en marcha la mina del Campo de Montiel, si las protestas vecinales no lo impiden, la única explotación que produce monacita en España está en Salvaterra do Miño (Pontevedra), donde se extraen 300.000 toneladas anuales de arena y grava. Tras su procesado industrial, obtienen unas 30 toneladas de tierras raras, 12 de las cuales son de monacita, imprescindible en la era digital. La monacita tiene una pequeña cantidad de radiactividad, «pero no es peligrosa», según Juan Ricoy, director técnico de la explotación.