CEOE advierte del retraso en la recuperación de la inversión pese al dinamismo mostrado por la economía en 2024

CEOE ha subrayado la notable desaceleración registrada por el Excedente Bruto de Explotación en 2024, que está limitando las decisiones de inversión de las empresas, como refleja el retraso en la recuperación de la Formación Bruta de Capital Fijo (FBCF), pese al dinamismo mostrado por la economía española, que el año pasado creció un 3,2% frente al 0,8% estimado para la Eurozona.

Para CEOE, la fortaleza de la economía en 2024 se explica por la recuperación del consumo privado y el vigor del consumo público, tras conocer los últimos datos del avance de la Contabilidad Nacional Trimestral de 2024, publicados este miércoles por el INE. La inversión aumenta pero sigue siendo la variable más retrasada en este ciclo de recuperación. 

Dentro del sector exterior, sobresale el favorable comportamiento de las exportaciones de servicios (8,9%), frente a la debilidad de las exportaciones de bienes (0,1%).
En contraste con el repunte del PIB, el empleo se desaceleró hasta situar su crecimiento en el 2,4%, frente al 3,2% anterior, en términos de ocupados equivalentes a tiempo completo.

En 2024, la productividad por ocupado creció (+0,8%) pero todavía está un 2,5% por debajo de los niveles de 2019, ante de la pandemia.

Por el lado de las rentas, frente a la desaceleración del Excedente de Explotación Bruto, destaca la intensidad del crecimiento de las rentas salariales, que fue superior al PIB nominal. 

Perspectivas para 2025
Para este 2025, CEOE considera que la incertidumbre sigue siendo elevada pero el balance de los riesgos está en el lado positivo. Por el lado exterior, el principal es el geopolítico, que sobre todo puede dar lugar a incrementos de los precios de las materias primas. 

En el ámbito interno, los principales impactos negativos pueden llegar por una política económica que introduzca una mayor incertidumbre y genere mayores costes a la actividad empresarial, sobre todo en el mercado laboral, lo que puede frenar decisiones de consumo e inversión de los agentes económicos. 

El descenso de los tipos de interés y de la inflación puede impulsar el consumo y la inversión en vivienda, a lo que también es posible que contribuya el ahorro acumulado por las familias. 

La mejora del crecimiento de la actividad en la última parte del año hace que las perspectivas para 2025 se sitúen por encima del 2,5%.

Análisis trimestral
El dato de avance del cuarto trimestre de 2024 ha vuelto a sorprender al alza, con un crecimiento trimestral del 0,8%. La economía española continúa mostrando un crecimiento muy sólido y no se observan signos de desaceleración. El impacto de la DANA apenas ha sido de una o dos décimas en este periodo.

Además, la composición del crecimiento se muestra más equilibrada en el trimestre, con una mejora de la inversión empresarial, una desaceleración del gasto público y un dinamismo elevado del consumo de las familias. 

A este crecimiento del 0,8% intertrimestral ha contribuido la demanda interna con 1,2 puntos porcentuales, impulsada por el avance del consumo privado (+1% intertrimestral) y de la FBCF (+3,4%). El sector exterior ha restado 0,4 puntos debido al mayor dinamismo de las importaciones.

Al cierre del ejercicio, la única variable de la demanda interna que no ha recuperado los niveles precrisis es la inversión en construcción, mientras que el gasto público y los flujos exteriores muestran crecimientos muy superiores al PIB. La inversión en bienes de equipo muestra un ligero avance, pero muy limitado y claramente inferior al conjunto de la economía.

En el sector exterior, las exportaciones se han desacelerado (-0,1% trimestral) mientras que las importaciones han ganado impulso (+1,3%), lo que se ha traducido en una aportación negativa de la demanda exterior (-0,4 puntos) al crecimiento del PIB del cuarto trimestre. 

Distinta evolución por sectores
Por sectores, se observa una gran heterogeneidad. El sector servicios evolucionó con fortaleza, sobre todo en las ramas de actividad inmobiliaria, con un notable repunte ante el descenso de los tipos de interés, y de comercio, transporte y hostelería, aunque se observa una desaceleración en el ritmo trimestral de estas últimas.

También la industria manufacturera mantiene ritmos notables de crecimiento, aunque registra una gradual desaceleración en los últimos meses. El sector construcción todavía muestra incrementos limitados, pese al significativo repunte del último trimestre. 
El empleo mostró una ganancia de dinamismo en el cuarto trimestre en términos interanuales, en línea con los resultados de la EPA y la afiliación a la Seguridad Social. 

Los puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo repuntaron hasta el 2,3% interanual, dos décimas más que en el tercer trimestre. Esta aceleración ha sido más intensa en el caso de las horas trabajadas, que crecieron un 2,8% frente al 1,3% del trimestre anterior. 

En términos intertrimestrales, también se observa una notable mejora en el ritmo de crecimiento de las horas trabajadas, hasta el 1,8%, aunque en el caso del empleo equivalente a tiempo completo se registró una ralentización que contrasta con los resultados de la EPA del periodo, que mostraban un repunte de los ocupados desestacionalizados.

La productividad por ocupado continuó recuperándose y aumentó en un 1,2% en tasa interanual, en todo caso, dos décimas por debajo del tercer trimestre. De todos modos, la productividad por ocupado sigue siendo inferior al periodo prepandemia y se sitúa un 2,3% por debajo de la registrada en el cuarto trimestre de 2019. 

Por su parte, la productividad por hora trabajada creció hasta el 0,7%, frente al 2,1% anterior.

La remuneración por asalariado y los costes laborales unitarios siguieron creciendo de forma notable e, incluso, se aceleraron en el último trimestre del año. 

Más costes laborales
Así, la remuneración por asalariado creció un 4,9% en tasa interanual, cuatro décimas más que en el tercer trimestre. Mientras, los costes laborales unitarios repuntaron hasta alcanzar un crecimiento interanual del 3,7%, frente al 3,1% anterior, lo que puede perjudicar al empleo. Desde finales de 2019, antes de la crisis del COVID-19, los costes laborales unitarios se han incrementado un 23,4%.

Por el lado de las rentas, el Excedente de Explotación Bruto se desaceleró sensiblemente y registró una tasa interanual del 1,5%, muy inferior al crecimiento de la remuneración de los asalariados (+7,6%), de los impuestos (+17,8%) o del propio PIB en términos interanuales (+5,9%). 

En el conjunto del año, el Excedente de Explotación Bruto supone el 41,9% del PIB, por debajo del 43,1% que representaba en 2019. En contraste, el peso en el PIB de la remuneración de los asalariados supera ya las cifras previas a la crisis y supone un 48,4% del total, frente al 46,7% de 2019.