El Almería sigue cotizando al alza en la competición y con su victoria frente al Deportivo de La Coruña son ya cinco las jornadas sin perder, comienza a levantar un fortín en el estadio y se acerca a las posiciones de privilegio, teniendo todavía un partido aplazado que lo recuperará pronto. Los rojiblancos fueron superiores a su rival, de manera especial en un segundo período que llegó a ser por momentos un monólogo, pero la falta de acierto ante las numerosas ocasiones de gol que se tuvieron generó incertidumbre en los últimos minutos. Al descanso se llegó con el mismo resultado final, 2-1, tras un primer tiempo en el que los indálicos estuvieron más irregulares. Con el buen momento que está atravesando el equipo no iba a ver muchos cambios en el once; de hecho ya lo adelantaba Rubi en las vísperas, pero sí había que despejar la incógnita de quién acompañaría a Baba en la medular, que finalmente fue Gui Guedes porque Melero se quedó fuera de la convocatoria y Edgar se mantuvo como central. Esta novedad, junto con la presencia de Pozo y de Nico Melamed ante las ausencias de Marc Pubill y Bruno Langa con relación a la cita en Elche, fueron las permutas del técnico. El Almería ratificaba en los primeros minutos la buena dinámica de las últimas jornadas; no pasaba apuros en defensa, aunque tenía que estar atento a las rápidas transiciones del Deportivo, y se mostraba incisivo en ataque. A los quince minutos Arribas mandó fuera por poco tras una buena jugada de un activo Alejandro Pozo. Los rojiblancos insistían y en el 31, a la salida de córner lanzado por Nico Melamed, Edgar cabeceaba al fondo de las mallas. Era el 1-0 y a tenor de lo que se estaba viendo parecía que el encuentro comenzaba a encarrilarse, pero poco después, en el 35, los gallegos empataban también a la salida de córner. Incluso el almeriense Barbero pudo poner el 1-2 en el 37. Fueron unos minutos de incertidumbre porque además el Dépor se cerraba bien, que en la prolongación del primer tiempo se despejaron con el 2-1 logrado por Leo Baptistao tras un centro de Centelles después de una brillante e hilvanada jugada de ataque del Almería. Así se llegaba al descanso. El segundo tiempo fue, prácticamente, un monólogo de un brillante conjunto almeriense que desde el comienzo puso cerco a la meta del Deportivo. Los rojiblancos llegaban una y otra vez con peligro, con mucho peligro, con ocasiones realmente claras como para haber sentenciado la confrontación. Luis Suárez, Leo Baptistao, Arribas, Gui Guedes… pudieron marcar. El Almería mandaba, dominaba, robaba con facilidad el balón a su adversario, que hasta el minuto 68 no realizó su primer disparo a portería. Pero el tiempo pasaba, el gol no llegaba y aunque el control era total, a medida que se acercaba el final crecía la inquietud. Los coruñeses apretaban, no tenían nada que perder y Rubi lo tenía claro; pasó a jugar con tres centrales y a situar a otro defensa como Kaiky en la medular. El triunfo era vital, de suma importancia, como ya lo adelantó en la previa, y no se podía escapar… y no se escapó.
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