Estimado compañero, estimada compañera:
Como cada 1º de mayo, celebramos el Día Internacional de los Trabajadores y las Trabajadoras.
Para los militantes del Partido Socialista Obrero Español, esta jornada tiene un significado muy especial. Porque conmemora la lucha por los derechos laborales y sociales, una aspiración esencial para todas y todos los socialistas. Y porque antecede en el calendario al día en que 25 trabajadores de distintos oficios fundaron nuestro partido en la céntrica calle Tetuán de Madrid, un 2 de mayo de hace 146 años.
Siempre he creído en el profundo simbolismo que tiene la cercanía entre ambas fechas. Como si el destino hubiera querido que la causa de la dignidad de los trabajadores y trabajadoras de nuestro país estuviera unida a nuestras siglas, que atesoran ya casi un siglo y medio de vida.
Como socialistas, siempre hemos estado al lado de los trabajadores. Fuimos pioneros en la defensa de derechos como la prohibición del trabajo infantil, un salario digno o la seguridad en el trabajo. También hemos sido los principales defensores de la causa feminista y de la plena incorporación de la mujer al mundo laboral, en igualdad de condiciones. Derechos que hoy damos por sentados, pero por los que socialistas de otras generaciones dieron la cara y, en muchos casos, hasta la propia vida.
Más tarde, ya en democracia, fuimos el motor de avances históricos, como la jornada de ocho horas, el sistema público de pensiones, la cobertura por desempleo, el Estatuto de los Trabajadores o la sanidad y la educación públicas.
Y hoy, al frente del gobierno de España, ponemos la causa de la dignidad laboral y la mejora de las condiciones de las trabajadoras y trabajadores en el centro de nuestra acción de gobierno. Por convicción moral e ideológica, sin duda; pero también porque esta vía contribuye decisivamente a que nuestra economía lidere el crecimiento entre todas las economías avanzadas. Y que lo haga, además, con equidad y de manera sostenible, sin dejar a nadie atrás y respetando al planeta y a las generaciones futuras.
En estos años al frente del ejecutivo hemos ido desmantelando uno a uno los dogmas que condenaron a la precariedad y la pobreza laboral a millones de compatriotas en la década pasada. Hoy sabemos que los salarios podían crecer sin comprometer la competitividad de nuestras empresas. Que la temporalidad no era un mal inevitable. Que era posible tener pensiones dignas, garantizando a la vez la sostenibilidad del sistema. O que la brecha salarial que sufren las mujeres podía revertirse si se tenía la determinación real de hacerlo.
En todos estos logros, ha sido decisiva la contribución de los sindicatos mayoritarios, con los que tanto nos une, a través del diálogo social.
Hemos alcanzado estos hitos mientras reducíamos deuda y déficit, demostrando con hechos que las políticas de austeridad siempre fueron una coartada ideológica. Apostando con valentía por la generación de empleo de calidad, para que nuestra prosperidad descanse en el talento y la formación de calidad. E impugnando la resignación y el fatalismo de una derecha que jamás ha creído en España, aferrada a la idea perversa de que sólo podíamos crecer con bajos salarios y precariedad.
Desde 2018, hemos creado más de 2,7 millones de puestos de trabajo hasta alcanzar los 21,6 millones de afiliados a la seguridad social. Hemos logrado situar la temporalidad en niveles equiparables a la media europea. Hemos hecho posible que hoy 10,1 millones de mujeres coticen a la Seguridad Social, la cifra más alta de nuestra historia, reduciendo la brecha salarial y avanzando como nunca en conciliación laboral y familiar. Hemos llevado el salario mínimo a los 1.184 euros mensuales, con una subida del 61% respecto a aquel salario de miseria que encontramos al llegar al gobierno, y que apenas sobrepasaba los 700 euros mensuales. Hemos logrado que todos los estudiantes que realizan prácticas curriculares no remuneradas -casi un millón de jóvenes- coticen a la Seguridad Social, para que su vida laboral empiece a contar desde el minuto uno. Y la próxima semana, sin ir más lejos, aprobaremos en el Consejo de Ministros y Ministras la reducción de la jornada laboral y una garantía más efectiva del derecho a la desconexión.
Esas son las razones que nos convierten hoy en inspiración y referencia para fuerzas progresistas del mundo entero. Esta es nuestra hoja de servicios. Por eso te pido que la exhibas con orgullo y con la cabeza alta, porque has contribuido a hacerla posible desde la militancia que compartimos.
Queda mucho por hacer, por supuesto. La transformación digital, la transición ecológica, el reto demográfico o la precariedad que aún sufren muchos jóvenes y mujeres nos exigen seguir avanzando con valentía y coherencia. También la plena integración en el mundo laboral de las personas con discapacidad. Debemos mantener esa llama de esperanza con más determinación precisamente ahora, cuando emergen discursos reaccionarios que persiguen hacernos retroceder en derechos, con el argumento falaz de que son insostenibles. O que atacan a las personas migrantes, cuya contribución al progreso de España quiero reivindicar una vez más.
Y por supuesto, debemos redoblar la defensa de los trabajadores y trabajadoras en un contexto internacional adverso como el que vivimos. Por su desempeño económico y su contribución positiva al fortalecimiento de Europa, España se ha convertido de facto en un actor central de la Unión Europea. Ello cobra mayor relieve ante la guerra arancelaria, injusta e injustificada, abierta unilateralmente por la nueva administración estadounidense. España defenderá siempre la respuesta unida de toda Europa, con la mano tendida a la negociación y la defensa de nuestras empresas y trabajadores.
España ha sido el primer país europeo en impulsar un paquete de 14.100 millones de euros para proteger a los sectores más afectados. Esperamos contar con el apoyo de la mayoría del arco parlamentario para ratificarlo. Lamentablemente, el PP ya ha anunciado su voto en contra al Plan de Respuesta y Relanzamiento Comercial frente a la guerra arancelaria. Su rechazo demuestra dos cosas igualmente graves. Primero: su nulo compromiso con el país, con la protección de miles de empresas y millones de empleos. Segundo: el total sometimiento del PP al interés de determinadas grandes empresas, llegando a anteponer la voluntad de esas grandes empresas a la prosperidad de la economía española.
Lo grave ya no es su falta de proyecto de país, sino su absoluta sumisión a intereses particulares de los de arriba frente al interés de la mayoría. Con todo, este hecho no es nada nuevo. En todas y cada una de las crisis que ha sufrido España en estos últimos años, nuestro querido país no ha contado ni una sola vez con el apoyo del principal partido de la oposición.
En todo caso, quiero asegurarte que, pese a la oposición destructiva y carente de soluciones de la derecha, nosotros seguiremos avanzando y confiamos en que el Congreso convalide este importante paquete de medidas de protección. Por el bien de España, de todos sus territorios, de sus empresas y de sus trabajadores y trabajadoras.
Como hemos hecho siempre, responderemos con política útil y con convicción progresista a éste y otros muchos desafíos. Y lo haremos con la ambición de convertir cada reto en una oportunidad para seguir transformando nuestro país, Europa y el planeta que habitamos.
Tu voz y tu compromiso en la militancia son la fuerza que sostiene y proyecta al PSOE como lo que somos: la izquierda que gana y transforma la realidad desde la vocación de gobierno. Sigamos trabajando juntos por una España más decente, más igualitaria y más digna.
Te puedes descargar la carta en el pdf adjunto
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