03.03.2025
Los episodios de calor extremo en verano son cada vez más frecuentes y se han convertido en una verdadera preocupación para un porcentaje de la población europea, especialmente mujeres y mayores, que más allá de las molestias que pueden suponer las altas temperaturas para nuestra comodidad, se encuentran en una situación de pobreza energética que les hace imposible climatizar sus casas para hacerles frente.
Reducir la incidencia de la pobreza energética de verano en los hogares europeos, mejorando la habitabilidad térmica de los hogares es el objetivo de COOLTORISE, un proyecto internacional pionero en Europa coordinado por investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid y que ha recibido financiación de la Comisión Europea, dentro del Horizonte 2020, convirtiéndose en el primer proyecto de este tipo en recibir fondos europeos. Durante cuatro años, el proyecto ha buscado fórmulas alternativas para reducir el calor en los hogares minimizando el gasto energético.
Foto: Unsplash. Charlie Gallant.
“La finalidad última del proyecto era atenuar los riesgos para la salud de la exposición a las altas temperaturas, sobre todo, en los colectivos que hemos identificado como más vulnerables”, explica Carmen Sánchez-Guevara, profesora de la ETSAM- UPM y coordinadora del proyecto.
Y es que, una de las claves de la pobreza energética, que han quedado retratadas en este proyecto europeo, es que no afecta a todo el mundo por igual. Así, las personas mayores, las mujeres que son el principal sostén económico de las familias, las madres solteras, los inmigrantes, o los habitantes con bajos ingresos son los más vulnerables ante el calor extremo.
Las mujeres, colectivo especialmente vulnerable
Las zonas de actuación del proyecto en Madrid fueron seleccionadas tras realizar un trabajo de evaluación del efecto isla de calor en los diferentes barrios de la ciudad, donde resultaba que los más afectados coincidían, además, con aquellos que concentraban mayor vulnerabilidad social: Vallecas, San Blas y el Distrito de Usera. En estos barrios se ha actuado en tres niveles: los hogares, el espacio urbano y las comunidades, conun enfoque particular en la salud individual.
“En Madrid, en las zonas estudiadas, el 22.7% de los hogares sufren pobreza energética, pero este porcentaje asciende al 41% en el caso de familias monomarentales, al 39% si se trata de hogares donde vive una mujer sola mayor de 65 años, y al 27% si hablamos de hogares con mujer como sustentadora principal. Este fenómeno, conocido como la feminización de la pobreza energética, refleja la carga desigual que enfrentan las mujeres al gestionar recursos limitados en contextos de calor extremo”, explica la investigadora de la UPM.
Con el objetivo de revertir este fenómeno a través del empoderamiento de las mujeres como agentes de cambio, COOLTORISE diseñó actividades inclusivas que les han permitido conciliar la vida laboral y familiar, como talleres flexibles y con espacios paralelos para la infancia.
Además, el proyecto desarrolló acciones con las familias para reducir sus necesidades energéticas y mejorar el confort térmico durante el verano como talleres de cultura energética y del calor, diseñados para enseñar estrategias de climatización pasiva (uso eficiente de la ventilación natural y técnicas de sombreado) o talleres para comprender las facturas energéticas y mejorar la eficiencia del consumo.
Asimismo, se distribuyeron “kits de lucha contra el calor”, con elementos de bajo coste y alta efectividad como filtros solares, persianas, ventiladores, bombillas LED y enchufes temporizadores y se testó un sistema de alertas para gestionar los episodios de calor extremo. “Según las predicciones meteorológicas locales, las alertas se activaban cuando se acercaba un episodio de ola de calor o de noche tropical. En tales casos, se enviaban mensajes a los dispositivos de los usuarios con consejos para combatir el calor en el hogar, además de información sobre los servicios disponibles”, explica la investigadora de la UPM. Cabe destacar a creación de refugios climáticos cdiseñados con vecinos y vecinas en los que se han realizado actuaciones para generar espacios frescos en espacios exteriores.
Con sus actuaciones COOLTORISE ha subrayado la importancia de trabajar junto con las comunidades locales para diseñar soluciones adaptadas a sus necesidades reales. Este enfoque participativo no solo garantiza mejores resultados, sino que también rescata el saber popular asociado a la cultura del calor, integrando prácticas tradicionales en las estrategias actuales de adaptación.
Resultados esperanzadores
Las acciones desarrolladas como parte del proyecto han supuesto mejores significativas para los hogares participantes, por lo que para los investigadores es importante seguir trabajando en este sentido. “Se han conseguido buenos resultados promoviendo el uso de estrategias de climatización pasiva como alternativa al aire acondicionado y fomentando el conocimiento sobre el clima local y sus desafíos. Además, se ha trabajado en la alfabetización energética para prevenir abusos por parte de empresas energéticas y en la participación comunitaria en espacios de encuentro y diálogo, fortaleciendo la concienciación sobre el cambio climático y su impacto en la salud”, concluye Carmen Sánchez Guevara.
El proyecto ha contado con la participación de entidades como la Asociación Bienestar y Desarrollo (ABD), Ecoserveis y socios internacionales. Se ha desarrollado desde 2021 a 2024 en España (Madrid y Barcelona), Grecia, Italia y Bulgaria, combinando investigación teórica y medidas aplicadas.
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