La consejera de Educación, Lydia Espina, y el secretario de Estado de Educación, Abelardo de la Rosa, han inaugurado hoy la primera Aula del Futuro del Principado. Este equipamiento, ubicado en el Centro del Profesorado y Recursos (CPR) de Oviedo/Uviéu, está destinado a la formación en competencias del profesorado. En el acto también ha participado la directora general de Evaluación y Cooperación Territorial, Mónica Domínguez.
El proyecto está impulsado por el Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes, a través del Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y Formación del Profesorado (INTEF), y cuenta con la colaboración de las comunidades autónomas. El equipamiento asturiano es el decimotercero de la red nacional y el primero que se estrena en 2025.
Las Aulas del Futuro pretenden explotar las posibilidades pedagógicas que conlleva la flexibilización de los espacios educativos. El objetivo es favorecer y estimular los procesos de enseñanza y aprendizaje por medio de metodologías activas.
El aula que se inaugura hoy consta seis zonas de aprendizaje: Investiga, Explora, Interactúa, Desarrolla, Crea y Presenta. Cada una de ellas dispone de mobiliario y medios tecnológicos específicos, como pizarras digitales interactivas y pantallas táctiles, dispositivos móviles variados, cámaras de grabación 360º, mobiliario escolar específico o materiales para desarrollar la investigación y el pensamiento computacional. También posee un estudio de grabación y un rincón tradicional de trabajo.
“Es un espacio para manejar nuevos instrumentos digitales, pero también para reflexionar”, ha afirmado la consejera, quien ha reiterado la importancia de equilibrar los soportes en las aulas. “Utilizar estos recursos no tiene que implicar arrinconar otros métodos tradicionales que siguen siendo necesarios. Lo inteligente es sacar el mejor partido de todos los medios a nuestro alcance”, ha añadido.
El alumnado toma el protagonismo
Todo el material está organizado para que el profesorado, además de transmitir contenidos, ejerza también como moderador, orientador, organizador y, en especial, como guía de su alumnado en el proceso de aprendizaje. De esta manera, los estudiantes dejan de ser meros receptores de conocimiento y pasan a desempeñar un papel más activo.
Espina ha valorado que el proyecto “tenga un enfoque competencial y que el espacio sea un lugar de aprendizaje flexible y reconfigurable”. “Debemos aprender cómo estimular al alumnado, convirtiéndolo en protagonista”, ha indicado.
La finalidad del proyecto es que los docentes tomen estas aulas como modelos de referencia para trasladar después los cambios metodológicos a la práctica docente cotidiana.