La China Suárez volvió a ser noticia tras su escapada a Uruguay junto a Mauro Icardi, en medio de un contexto marcado por amenazas en redes sociales y conflictos familiares del futbolista. El fin de semana del Día del Padre, ambos decidieron alejarse del ruido mediático y refugiarse en una chacra ubicada en Carmelo, un lugar cargado de significado para la actriz.
La propiedad en cuestión pertenece a la reconocida diseñadora Natalia Antolín, amiga cercana de la ex Casi Ángeles, y fue elegida en otras ocasiones por la artista para momentos importantes de su vida personal. Allí bautizó a Magnolia, su hija con Benjamín Vicuña, y también fue el epicentro de rumores de boda con el actor chileno, aunque nunca fueron confirmados.
Lejos de los lujos ostentosos, la chacra en Carmelo destaca por su estética rústica y acogedora. Cada rincón transmite armonía, conexión con la naturaleza y una fuerte sensación de refugio emocional. En las imágenes que circularon en redes, se aprecia una sala principal donde el protagonismo lo tiene una chimenea encendida rodeada de paredes rojas profundas. La luz cálida —tanto del fuego como de una bombilla suspendida— genera un ambiente íntimo, casi cinematográfico.
La decoración refuerza esta atmósfera: sobre la repisa de la chimenea se destacan velas, figuras decorativas y una colección de matrioskas que hablan de un gusto por los objetos simbólicos y personales. A un lado, un sofá mullido cubierto con una manta tejida ofrece la cuota de confort visual, mientras que del otro se ubica un asiento bajo que acompaña la escena. El piso de piedra y los muros de ladrillo remiten a construcciones antiguas, sólidas y llenas de carácter.
En otra de las salas, el mismo estilo se repite: colores intensos, una alfombra blanca, libros, flores frescas y una mesa ratona tejida que refuerza la sensación de calidez. Un gran espejo multiplica la luz de la chimenea y amplía visualmente el espacio. Todo en la casa parece pensado para generar una experiencia de abrigo y desconexión del mundo exterior.
El exterior de la chacra no se queda atrás. Un sendero de losas rectangulares conduce a través de un parque arbolado, donde predominan los naranjos y limoneros. El paisaje, cuidado pero sin rigidez, revela un equilibrio entre lo silvestre y lo estético. Algunas frutas caídas sobre el césped aportan un toque de autenticidad y vida.