Andrea Aldana: “El rol del periodismo en encontrar la humanidad perdida en las guerras”

La periodista colombiana, refugiada en España, participó ayer en el Seminario Permanente de Periodismo en Zonas de Conflicto “Julio Anguita Parrado”.

Andrea Aldana, periodista especializada en relatar los abusos a los derechos humanos en su Colombia natal, ofreció el martes su testimonio personal al público que llenó el Salón de Columnas del antiguo Rectorado. El relato, apoyado en material fotográfico que ella misma realizó, fue tan emotivo como desgarrador, incluso a ratos divertido; pero tremendamente cercano. Aldana es un perfecto ejemplo de cómo el compromiso con la búsqueda de la verdad puede costar la integridad a un periodista.

Andrea Aldana inició su carrera en el periodismo judicial, enfocándose en temas de desaparición forzada y la corrupción dentro de las fuerzas policiales y fiscales de Colombia. Entre 2008 y 2010, sus investigaciones sobre agentes estatales vinculados al narcotráfico la convirtieron en un blanco de persecución y violencia. Fue víctima de agresiones sexuales y físicas como represalia por sus reportajes, lo que la llevó a salir de Colombia por primera vez. Pese a las agresiones, decidió seguir ejerciendo su profesión, convencida de que el silencio significaría una victoria para sus agresores. Tras su primer exilio, retornó a Colombia y continuó investigando, esta vez en el ámbito del periodismo rural, donde documentó la violencia en las zonas dominadas por actores armados ilegales y las violaciones de derechos humanos contra campesinos. En 2021, debido a las crecientes amenazas de muerte y montajes judiciales en su contra, Aldana se acogió al programa de protección de Reporteros Sin Fronteras y se exilió nuevamente, estableciéndose en España.

Salvada por el campesinado colombiano

Aldana relató que sus investigaciones sobre las conexiones entre la fiscalía y la policía con el narcotráfico la habían convertido en un elemento muy peligroso para el Estado colombiano. “Me hice súper incómoda para el Estado, porque empecé a encontrar que el Ejército violaba a niñas indígenas y de manera muy salvaje. Empecé a encontrar las vulneraciones a los derechos humanos, que también lo hace la guerrilla y que también lo hacen los paramilitares. Pero el mandato constitucional del Ejército y de la policía es protegerte. Era mucho más criminal que el Ejército te agrediera sexualmente, que lo hiciera un actor armado ilegal, porque un actor armado ilegal se le Espere esa actitud. Pero no de quién debe protegerse. Y yo empecé a contar todas estas cosas y, pues claro, yo me volví el enemigo público del Ejército número uno”.

Por ello, sufrió dos agresiones brutales, una de ellas de carácter sexual. “De una agresión sexual no se vuelve”, indicó. Por eso decidió dejar Medellín y desplazarse a las zonas rurales a contar las historias de personas “que no sabemos ni que existen”, abandonadas por el Estado. “Empecé a publicar en mis redes sociales las historias del campesinado. Y, de repente, empezaban a llamarme los campesinos. A decirme que se habían visto en un post mío en Facebook. Y agradecerme porque yo había contado su historia. Yo recibía como casi 20 llamadas en una semana de gente del campesinado colombiano. Como agradeciéndome, como que lo hubiera reconocido. Y esta gente que empezó a hacerse vista en mis retratos en Facebook se empezó a viralizar en todo el país. Esta gente me estaba salvando la vida, porque yo tenía una lucha diaria para no quitármela, porque yo estaba muy marcada por lo que me había pasado…. Que el campesinado colombiano se hubiera reconocido en mi trabajo periodístico me hizo entender el periodismo como un servicio social, ya no como una herramienta de denuncia que, por antonomasia, debería serlo. El periodismo debe ser contra poder, pero también debe ser un servicio social”, relató.

 

Texto alternativo

Manuel Torres, director de la Cátedra UNESCO, Andrea Aldana y Edith Rodríguez, vicepresidenta de RSF España. Foto: P.S.

Selva, guerrilla y David Beriáin

La periodista hizo un recorrido por sus inicios en las incursiones en la selva y zonas rurales aisladas de Colombia, donde se desplazó en numerosas ocasiones para participar en negociaciones clandestinas con el Ejército de Liberación Nacional, como enviada especial de una comitiva gubernamental. Aldana explicó cómo entablaba relaciones de cercanía con los comandantes guerrilleros, especialmente con las mujeres. Desde una perspectiva feminista, la periodista desgranó anécdotas de su encuentro con estas mujeres, “que nunca posaban con el fusil, a diferencia de los hombres, que siempre lo hacían”. La maternidad, la menstruación, el machismo en las aldeas rurales e incluso en el seno de las propias guerrillas, combatientes que le marcaron como Anabel o La Flaca fueron engranando la charla. La comandante apodada como La Flaca, madre de dos hijos y que murió en 2017 en un combate con el ejército, centró buena parte de su exposición. “En Colombia es muy complejo porque no todo es bueno o malo, sino que hay personas con circunstancias que se vieron obligadas a tomar decisiones, como La Flaca. Y a veces gente que te pintan como un monstruo, pues cuando tú te acercas a los monstruos, los monstruos se desdibujan y aparecen los seres humanos. Y yo creo que el rol del periodismo en los conflictos armados es encontrar eso, es encontrar la humanidad perdida y que nos arrebatan en las guerras. Y entender las circunstancias y entender por qué pasa lo que pasa”.

Otro momento muy emotivo fue al rememorar al periodista David Beriáin, para quien ella ejerció de fixer en Colombia (periodistas locales que ayudan a los periodistas internacionales y con quien compartió muchos reportajes e incursiones con las guerrillas). El periodista navarro, que se convirtió en buen amigo de Aldana, fue uno de los que la convenció para que no regresara a Colombia por el peligro que corría. Por una de esas rocambolescas vueltas del destino, poco después de que Aldana regresara a Colombia por última vez para despedirse de su madre, Beriáin, junto al fotógrafo Roberto Fraile, fueron asesinados en Burkina Faso. Ocurrió el 26 de abril de 2021.

La vicepresidenta de Reporteros sin Fronteras en España, Edith Rodríguez, recordó al público que, en gran parte del mundo, «ejercer el periodismo se persigue, se hostiga, se acosa, se agrede, se encarcela y se asesina. Y por eso tenemos que existir para para apoyar a los periodistas. Siempre insisto que locales, no tanto a los reporteros internacionales, sino a los locales”.

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