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El aceite de oliva ocupa un lugar especial en el corazón de Europa. Al igual que el vino francés o el chocolate belga, el aceite de oliva representa una piedra angular del patrimonio culinario de nuestro continente. Como primer productor, consumidor y exportador mundial, la reputación de la UE por suministrar aceite de oliva auténtico y de alta calidad no es solo una cuestión de orgullo, sino que también tiene un impacto económico importante. Una auditoría que se publicará este año examinará en qué medida la UE protege la calidad de este emblemático producto europeo.
Para muchos europeos, el aceite de oliva es algo más que un mero elemento básico de la cocina: es un símbolo del estilo de vida mediterráneo y una parte crucial de una dieta saludable. Sin embargo, los pronunciados aumentos recientes de los precios debidos a las sequías y olas de calor que afectan a la cosecha han dificultado su acceso para los consumidores. En el caso de un producto denominado a menudo «oro líquido», estas subidas de precios crean incentivos para el fraude.
Las prácticas fraudulentas que distorsionan la calidad, el origen o la seguridad pueden socavar la confianza de los consumidores y poner en peligro los medios de subsistencia de los productores honestos. En definitiva, el aceite de oliva no es solo un producto: simboliza la tradición, el cuidado y la excelencia. Los consumidores deben poder confiar en que el aceite de oliva en sus estanterías es auténtico. Sin sistemas sólidos para hacer cumplir las normas y verificar las etiquetas de los productos, la reputación del aceite de oliva de la UE podría estar en peligro. A este respecto, el Tribunal de Cuentas Europeo (el Tribunal) está llevando a cabo actualmente una auditoría para evaluar el funcionamiento de los sistemas de control de la UE para garantizar que el aceite de oliva sea auténtico, seguro y se etiquete correctamente.
No es la primera vez que el Tribunal estudia el sector del aceite de oliva. A lo largo de las dos últimas décadas, ha examinado los sistemas de apoyo correspondientes, y análisis posteriores han abordado cuestiones más amplias de seguridad alimentaria y etiquetado. En 2006, el Tribunal llevó a cabo una auditoría del funcionamiento del sistema de información geográfica (SIG) oleícola que puso de relieve insuficiencias significativas en el sistema. Más recientemente, un informe del Tribunal ha abordado la cuestión del etiquetado de los alimentos en la UE.
Nuestros auditores nunca han evaluado directamente los sistemas de control específicos de las normas de comercialización del aceite de oliva y la seguridad alimentaria del aceite de oliva, por lo que nuestra auditoría en curso se centra en esos sistemas. Desde la verificación del origen y la calidad del aceite hasta la garantía de que no contenga contaminantes nocivos, la auditoría se esfuerza por arrojar luz sobre los mecanismos que protegen a los consumidores y a los productores. La auditoría incluirá visitas a España, Italia, Grecia y Bélgica, y el informe se publicará al final de 2025.