
Cristina Faciaben y el resto de intervinientes durante la videoconferencia internacional organizada por la Confederación Sindical Internacional (CSI) .
La cita fue breve pero intensa. Durante dos horas, representantes sindicales de todo el mundo se conectaron este martes a una videoconferencia internacional organizada por la Confederación Sindical Internacional (CSI) para denunciar la brutal represión del sindicalismo independiente en Bielorrusia y reivindicar, alto y claro, que “el sindicalismo no es un crimen”. El acto, convocado con motivo del Día Internacional de Solidaridad con los Trabajadores de Bielorrusia, dio voz a quienes siguen defendiendo la libertad sindical frente a regímenes autoritarios que intentan silenciarla.
Desde Ghana, Turquía, Venezuela, Filipinas, Polonia o Francia, se compartieron testimonios de represión, persecución y resistencia. Entre todas esas voces, destacó la intervención de Cristina Faciaben, secretaria de Internacional, Cooperación y Migraciones de Comisiones Obreras (CCOO), que participó en representación del sindicalismo español. Su discurso fue un recordatorio de que lo que sucede en Bielorrusia no es un conflicto lejano, sino un desafío directo a los valores democráticos que sustentan nuestras sociedades. “Aunque Bielorrusia esté lejos de España geográficamente, lo que allí ocurre con los derechos y las libertades es cercano y urgente”, comenzó diciendo Faciaben. “Estamos hablando de defender la democracia, los derechos humanos y la libertad sindical. De eso va todo esto”, subrayó.
Faciaben detalló cómo el régimen de Aleksandr Lukashenko ha reforzado en los últimos años su aparato represivo, especialmente tras las elecciones fraudulentas de 2020. “El modelo político-policial que Lukashenko ha impuesto desde hace décadas reprime cualquier forma de disidencia y, entre ellas, de forma particularmente cruel, el sindicalismo independiente”, denunció. “Esta es la realidad cotidiana de quienes, en Bielorrusia, tienen la valentía de organizarse colectivamente en defensa de sus derechos laborales”.
Desde CCOO, explicó, se han impulsado múltiples acciones tanto en el plano internacional como nacional. En colaboración con el Comité de Derechos Humanos y Sindicales de la CSI, el sindicato ha defendido la aplicación del artículo 33 de la Constitución de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), un mecanismo excepcional reservado para violaciones graves y persistentes de los derechos fundamentales. “No podemos tolerar que un Estado miembro de la OIT continúe impunemente ignorando las normas internacionales del trabajo, persiguiendo a quienes ejercen derechos fundamentales reconocidos universalmente”, afirmó.
En el plano interno, CCOO ha enviado una carta al Ministerio de Trabajo y Economía Social del Gobierno de España solicitando que adopte una postura firme. “España no puede ni debe quedarse en una posición pasiva o meramente diplomática. Es miembro del Consejo de Administración de la OIT, y un gobierno que se jacta de ser el más progresista de la UE tiene que liderar con coherencia”, señaló.
Faciaben fue tajante: “Lo que está ocurriendo en Bielorrusia no es solo una cuestión de política exterior. Es una cuestión de humanidad, de defensa de las libertades básicas y de responsabilidad internacional”. Y lanzó una advertencia: “La represión en Bielorrusia no puede dejarnos indiferentes, porque lo que allí sucede puede ser —y ha sido antes— la antesala de retrocesos en otros lugares si no se enfrenta con decisión y unidad”.
La videoconferencia concluyó con un mensaje directo del secretario general adjunto de la CSI, Eric Manzi, quien presidió el acto y agradeció el compromiso de todas las organizaciones sindicales participantes. “La lucha continúa”, afirmó. “Gracias por demostrar, con acciones concretas, que la solidaridad internacional es nuestra mayor fuerza. Cada gesto, cada palabra, cada conexión, cuenta”.