“El calentamiento global está teniendo impactos en forma de fenómenos meteorológicos muy extremos”, ha afirmado el meteorólogo José Miguel Viñas, quien ha ofrecido la conferencia ‘El negacionismo climático y otros bulos atmosféricos’ en la V Semana de la Ciencia y la Innovación de La Rioja.
Viñas, que es meteorólogo de Meteored, físico y divulgador científico, asegura que fenómenos como la DANA ocurrida en Valencia el 29 de octubre están ocurriendo “por todos los rincones del mundo. El clima está cambiando y hasta hace no mucho la temperatura el principal indicador”.
“No se puede decir que no haya habido DANAS o gotas frías como la de Valencia a lo largo de la historia”, ha añadido, aunque la diferencia ahora es la intensidad de la lluvia y que, por tanto, en el clima están cambiando cosas “en el comportamiento atmosférico” en paralelo a la subida de la temperatura.
En este sentido, ha alertado de los peligros asociados a estas situaciones, como son los derivados de la planificación del territorio: “Hay muchas personas y muchas infraestructuras que están situadas en zonas inundables”, ha indicado.
«El clima está cambiando y hasta hace no mucho la temperatura el principal indicador”
Sobre los protolocos de actuación ante estas situaciones, José Miguel Viñas ha afirmado que “eso no va a evitar que pueda haber catástrofes en el futuro, pero si ese mecanismo funciona minimizaremos la magnitud de las tragedias”, poniendo como ejemplo la DANA en Málaga del 13 de noviembre donde “hemos podido comprobar cómo, aunque cada episodio tiene sus diferencias y singularidades, ese sistema de avisos a la población ha funcionado mejor”.
En cuanto al título de su conferencia, ha puesto algunos ejemplos como “el que más ruido genera en las redes sociales, los famosos chemtrails. Algunas personas proclaman con insistencia que nos están fumigando con sustancias tóxicas, cuando son estelas de condensación y no tiene ningún fundamento” o, en sentido parecido, que “cuando pasa una avioneta y deja una estela, esto puede provocar un cambio en la estructura de la nube” impidiendo la lluvia, cuando en realidad esos vuelos “están muy extendidos en zonas en las que habitualmente llueve poco, como puede ser el sureste de la península”, ha explicado.