El III HispaTAV debate en UDIMA sobre accesibilidad y técnica en la traducción audiovisual en español

El campus universitario de UDIMA en Collado Villalba acogió el III Congreso HispaTAV, el Congreso Hispanoamericano de Traducción Audiovisual celebrado por primera vez España. Tres jornadas para compartir experiencias con las que afrontar los retos de la industria, que ha crecido exponencialmente en los últimos años con la irrupción de las plataformas de emisión por streaming. Mejorar la accesibilidad a todos los tipos de público, así como la comunicación entre sus distintos actores (sin olvidar retos como la IA) son algunos de los grandes temas que afronta la traducción audiovisual en español.

Redacción CEF.- UDIMA | Audiovisual: José Antonio Campos

La asociación HispaTAV, junto con la Universitat Pompeu Fabra (UPF) y la Cátedra de Traducción y Didáctica delas Lenguas de UDIMA y el ISTRAD (el Instituto Superior de Estudios Lingüísticos y Traducción) pusieron en marcha un edición única del congreso, que desplegó múltiples talleres prácticos y más de 50 ponencias (la mayoría simultáneas) con un plantel que superó los 60 conferenciantes de América y Europa. Todo con el patrocinio principal (‘platino’) de OOONA e instituciones argentinas como el Colegio de Traductores Públicos de la Provincia de Córdoba (CTPPC), que fue patrocinador ‘oro’.

La profesora de UDIMA y codirectora de la cátedra, Aurora Centellas, inauguraba la primera jornada de ponencias recordando la voluntad de «internacionalizar el español» a través de este congreso. «Esperemos que sea también una vía para contarnos experiencias y que a partir de aquí salga una comunidad rica que se extienda», defendió. Una comunidad que nació en Argentina, donde se han celebrado las dos ediciones anteriores, a través de la asociación HispaTAV, que surgió de un «descontento» y una «necesidad» en el sector, comentó su presidente, Patrick Zabalbeascoa.

«Veíamos la necesidad de tener un congreso que uniese erudición con diversión» señalaba el de HispaTAV. Como dijo, el congreso intentó ilustrar esa «unión transatlántica» del doblaje y el audiovisual en español con «práctica, profesión, alumnos y profesores» vinculados a la traducción audiovisual. Respecto a los temores que infunde la inteligencia artificial (IA) en el sector, Zabalbeascoa reiteró que lo que debe unirles es la preocupación por la «AI, el antiintelectualismo, porque nos interesa pensar y analizar». En su opinión, siempre que la inteligencia artificial vaya de la mano con la intelectualidad «será positivo».

Damián Santini, traductor y adaptador de obras audiovisuales (que intervendría con una conferencia propia sobre las oportunidades de la TAV en el sector científico-técnico) recordó la importancia de los patrocinadores junto con Marta Chapado (directora de ISTRAD y codirectora de la cátedra con UDIMA), que permitieron llevar a cabo esta y las ediciones anteriores. E invitó a los asistentes al IV HispaTAV en Argentina.

En busca de la «accesibilidad íntima»

El profesor Pablo Romero de la Universidad de Vigo analizó en su ponencia La accesibilidad como forma de conexión humana el estado actual de la traducción audiovisual (TAV), destacando la «alta tecnificación» y los desafíos que esta plantea. Reflexionó sobre el impacto de la traducción simultánea, que, aunque facilita el proceso, compromete «la calidad y las condiciones laborales» de los traductores, como recogen varias asociaciones. Los subtítulos automáticos, precisos pero menos legibles, se perciben más como traducciones «al por mayor», en contraste con el enfoque «artesanal» de los subtítulos humanos.

Romero señaló que la velocidad de los subtítulos, antes limitada a unos 15 caracteres por segundo, hoy se adapta según el contexto, lo que plantea un riesgo de accesibilidad para las personas con discapacidad. El docente organizó un estudio que reveló una polarización en la preferencia por subtítulos literales o adaptados. Los resultados revelaron que, aunque las personas sordas suelen preferir los subtítulos sin editar, muchos espectadores (siete de cada diez) consideran que estos pasan demasiado rápido y dificultan la comprensión de la trama. Ante esto, Romero apuesta por «soluciones más creativas» para acercar la accesibilidad a todos los públicos.

Con la ayuda de una aplicación desarrollada por su equipo, el profesor propone dividir los vídeos en segmentos según la complejidad visual, adaptando la velocidad de los subtítulos a cada escena. Esto permite ofrecer una «adaptación artesanal» que, apoyada en tecnología avanzada, mejora la accesibilidad sin comprometer la experiencia visual. Para Romero, la inclusión de personas ciegas y sordas como usuarios activos en la creación audiovisual, junto a herramientas tecnológicas, potencia la accesibilidad y contribuye a construir una sociedad más inclusiva.

‘Dup titles’ y reputación traductora

La doctora Stavroula Sokoli (investigadora especializada en TAV en el Computer Technology Institute “Diophantus”), retomó el mensaje de la accesibilidad. Sokoli destacó la importancia de seguir las pautas («públicas y estrictas») de Netflix para garantizar una sincronía precisa entre el contenido original y su traducción. Con ejemplos, demostró cómo el incumplimiento de estas directrices afecta la calidad y coherencia de los subtítulos en la plataforma.

Sokoli abordó la preocupación de la asociación checa de traductores respecto a los subtítulos automáticos basados en el guion de doblaje, que no respetan las normas de Netflix y confunden a los espectadores. Este tipo de subtítulos, conocidos como dup titles o subtítulos duplicados, son rápidos y desincronizados, dañan la reputación de los traductores y no son un fenómeno reciente. De hecho, surgieron en las comunidades de anime, donde los fans se quejaban del diálogo de las versiones dobladas en lugar del idioma original, ya que afectaba a la misma trama y al desarrollo de los personajes.

Gracias al formato Time Text Offering Image de Netflix se pueden intercambiar archivos de guion de doblaje y subtítulos de manera sincronizada y sin costo adicional, explicó Sokoli. Por ello sugirió usar subtítulos para sordos «en todas las versiones dobladas», aumentar la «transparencia en la autoría» de los subtítulos y su uso, y «garantizar los derechos de los traductores» (por los textos no creados para verse en público, que luego así terminan). «Los dup titles pueden ofrecer una mejor experiencia a quienes prefieren el doblaje pero requieren subtítulos, siempre que se mantenga la calidad y coherencia en su ejecución».

Lenguas bisagra

Jorge Díaz Cintas planteó una reflexión sobre otro de los fenómenos recientes en el sector: el uso de ciertas lenguas como “puentes” para producir contenidos en español, lo que, en su opinión, está acercando las técnicas de doblaje y subtitulado. Con ejemplos de distintas películas, el profesor de Estudios de Traducción y exdirector del Centre for Translation Studies (CenTraS) de University College London, explicó cómo estas herramientas no solo adaptan palabras, sino también transmiten matices culturales, ironías e intenciones, adaptando el mensaje a diferentes contextos culturales.

El uso de pivot languages o ‘lenguas bisagra’ permite que producciones locales (coreanas, japonesas, latinoamericanas…) lleguen a un público global. Sin embargo, las decisiones de traducción (que suelen externalizarse) pueden suscitar controversia, como ocurrió con el subtitulado de Roma en España. En la película de Alfonso Cuarón se adaptaron expresiones mexicanas al español peninsular, generando confusión y «rechazo» en algunos espectadores. Ejemplos de estas adaptaciones incluyen cambiar “bizcocho” por “pastel” o “puta madre” por “de maravilla”, lo que puede comprometer la autenticidad cultural del contenido, explicaba el docente.

La creciente demanda de diversidad cultural, impulsada en parte por una directiva de la Unión Europea (que exige un 30% de producciones nacionales en las plataformas de streaming en cada país), está llevando a una mayor expansión del doblaje y subtitulado en diversos idiomas. Díaz Cintas destacó que, aunque esta diversificación es positiva, muchas adaptaciones no parten del idioma original, sino de una versión en inglés que se usa como base para otras traducciones. Esto ha generado inquietud en asociaciones de traductores como ATRAE (Asociación Española de Traducción Audiovisual), que insisten en traducir directamente desde el idioma fuente para preservar la autenticidad.

La tecnología también ha modificado el trabajo en doblaje y subtitulado, acercando sus procesos. Plataformas como Netflix han incorporado el trabajo en la nube, lo que permite gestionar con precisión los tiempos de entrada y salida de diálogos. Sin embargo, esta metodología no siempre resulta práctica para los profesionales, pues a menudo se emplean hojas de cálculo en lugar de herramientas más idóneas para procesar texto, lo que puede limitar la calidad del trabajo.

A pesar de estas dificultades, el enfoque tecnológico utilizado en Estados Unidos ha comenzado a implementarse en otros países, como Brasil, creando una industria de traducción audiovisual más ágil y globalizada. No obstante, Díaz Cintas señaló que esta rapidez plantea desafíos en términos de fidelidad cultural y precisión lingüística, aspectos que deben atenderse para que el contenido traduzca más que solo las palabras, sino el espíritu cultural de la obra.

Consulta aquí el programa completo de conferencias celebradas en el III HispaTAV.

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