Un equipo de la Universidad de Burgos (UBU), liderado por el centro de investigación internacional ICCRAM, en colaboración con el centro de investigación INDUROT de la Universidad de Oviedo y con el apoyo del Ayuntamiento de Sargentes de la Lora (Burgos), ha iniciado los trabajos de evaluación del estado de los suelos de la antigua explotación petrolífera de Ayoluengo. Este estudio preliminar sienta las bases para llevar a cabo la descontaminación del suelo a través de fitorremediación y biorremediación, es decir, mediante la acción combinada de plantas y microorganismos.
La iniciativa se enmarca en el proyecto europeo pHYBi y contribuye a posicionar a Burgos como un referente en investigación aplicada a la sostenibilidad y salud del suelo, desempeñando un papel clave en la transición hacia un modelo económico y social más respetuoso con el medioambiente. Por parte de la UBU, la investigadora principal es la doctora Rocío Barros, directora científica de ICCRAM y responsable del grupo de Investigación ICCRAM-EST, quien asume el rol de liderar los trabajos de descontaminación de suelos de la mano de los doctores/as: Carlos Rad, Blanca Velasco, Diego Soto, Carlos Cambra y Ana Arnaiz.
El municipio de Sargentes de la Lora ha sido elegido como caso de estudio debido a su pasado ligado a la explotación petrolífera, que dejó un importante impacto ambiental en la zona. El llamado campo petrolífero de Ayoluengo (Burgos), activo entre 1967 y 2017, está catalogado como Bien de Interés Cultural en la categoría de conjunto etnológico. Además, el yacimiento se encuentra dentro del Parque Natural Hoces del Alto Ebro y Rudrón, lo que añade tanto valor histórico como medioambiental a la investigación.
El muestreo está en marcha
La Universidad de Burgos, en colaboración con el INDUROT, ha llevado a cabo un primer muestreo en dos zonas específicas. La primera corresponde al área donde se produjo un vertido de petróleo en 2024; mientras que la segunda se encuentra en los alrededores de las instalaciones principales de la explotación. Además, se han recogido muestras en fincas de agricultores cercanos para comparar distintos tipos de suelos y comprobar si se ha producido la difusión de los contaminantes hacia otras áreas. El objetivo de este muestreo es identificar la pluma de contaminación, determinar el tipo de sustancias peligrosas presentes, y evaluar el impacto del petróleo en los suelos próximos al yacimiento. Además, se pretende localizar las zonas más afectadas para, en los próximos años, realizar ensayos de restauración in situ con especies vegetales y cultivos energéticos que puedan contribuir a la recuperación ecológica y económica del área.
Para complementar la toma directa de muestras de suelo, dentro del proyecto pHYBi también se contempla el uso de drones equipados con cámara multiespectral. El equipo del INDUROT, bajo la dirección del profesor José Luis Rodríguez Gallego, será el encargado de los vuelos y de desarrollar un modelo matemático que permita evaluar la contaminación del suelo y el crecimiento de la vegetación a partir de imágenes captadas. Este sistema, enriquecido con Inteligencia Artificial, pretende facilitar una nueva herramienta muy ágil para el estudio de suelos contaminados, permitiendo su aplicación en otras zonas con problemas similares.
El fin último es avanzar en el desarrollo de estrategias innovadoras de descontaminación a partir de técnicas de remediación con plantas, permitiendo así restaurar la salud del suelo, mejorar el ecosistema afectado y generar un beneficio económico para la región.