Santander- 20.03.2025
El Gobierno de Cantabria, a través de la Consejería de Fomento, Vivienda, Ordenación del Territorio y Medio Ambiente, ha mostrado, al igual que el resto de las comunidades autónomas, su apoyo al Pacto Industrial Limpio, una estrategia común para acelerar la transición hacia la economía circular y la descarbonización.
Así lo ha destacado el titular del área, Roberto Media, que, junto con el director general de Medio Ambiente, Alberto Quijano, ha participado hoy en el Consejo Consultivo de Asuntos Medioambientales Europeos para tratar este asunto.
Un encuentro en el que, a petición de Cantabria, se ha recogido en el documento las condiciones especiales de cada territorio, en concreto, las que afectan a aquellas regiones con una orografía complicada y diseminación y declive demográfico, como es el caso de la nuestra, además de las peculiaridades de regiones periféricas e insulares a la hora de establecer ayudas económicas especiales como recogía el documento.
Media ha recordado que en territorios como el nuestro «es más difícil implementar economías a escala», lo que perjudica la puesta en marcha de iniciativas empresariales de economía circular por los bajos índices de reciclaje. En este sentido, ha mostrado la necesidad de contar con una financiación «adecuada» que compense la puesta en marcha de iniciativas de economía circular viables en esas regiones y que atienda sus condiciones especiales para impulsar la creación de empleo y riqueza en el ámbito local.
«Estamos ante una estrategia que ya no tiene marcha atrás y que permite actuar de forma decidida contra los riesgos que tiene el cambio climático», ha asegurado el consejero.
El texto, compuesto por 18 puntos, será trasladado por parte del Ministerio de Transición Ecológica al Consejo de Medio Ambiente de la Unión Europea, que se celebrará el 27 de marzo en Bruselas.
Desde el punto de vista ambiental, este enfoque del Pacto Industrial Limpio busca la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. Y para ello se apuesta por la innovación tecnológica y el desarrollo de nuevas cadenas de valor basadas en materiales secundarios.
También se recoge como necesaria la creación de mecanismos de financiación para las tecnologías limpias y una transición de los trabajadores de sectores tradicionales hacia estos nuevos modelos de producción.