En un rincón de Marruecos donde las expectativas para las mujeres suelen estar limitadas al matrimonio y las tareas domésticas, Oumaima Abbou decidió romper barreras y perseguir sus sueños. Con solo 25 años, esta joven licenciada en Física ha completado el Máster en Prevención de Riesgos Laborales en la UNED, obteniendo un 10 en su Trabajo Fin de Máster sobre energías fotovoltaicas, con opción a la Matrícula de Honor. Su historia es un ejemplo de excelencia académica y un testimonio de lucha, resiliencia y determinación.

 

Una infancia marcada por desafíos

Oumaima ha tenido una infancia marcada por la escasez de recursos, en un pueblo sin electricidad. Debía hacer sus tareas a la luz de la vela y estudiar era un privilegio reservado para pocos valientes. Para asistir al instituto recuerda debía “recorrer kilómetros, cruzar la Bocana descalza bajo el frío y la lluvia, donde el camino desaparece bajo el agua cuando hay temporal. Además, el camino era peligroso en invierno para una niña que salía de madrugada y volvía de noche tras las clases”.

La preocupación de su madre por la inseguridad y los comentarios desalentadores que recibían por los prejuicios sociales, que consideraban que los estudios incluso suponían una «deshonra» para la familia, marcaron historia de Oumaima. Así su trayectoria habría sido distinta sin el valioso respaldo de mentores y tutores que iluminaron su camino.

Entre estos pilares fundamentales se encuentran María Matilde Segura y Gloria Angosto, sus madrinas, quienes convencieron a sus padres de que ella debía continuar sus estudios y la apoyaron económicamente en esta importante decisión. Además, los tutores del Centro de la UNED en Melilla, los hemanos Hossein Mohand, junto a la catedrática de Química Inorgánica de la UNED, Rosa María Martín Aranda, desempeñaron un papel fundamental para facilitar su acceso a la UNED y conseguir la beca a través de la Fundación Mujeres por África.

La joven no escatima en agradecimientos: «Sin estas personas increíbles que creyeron en mí, creo que estaría en mi pueblo, casada y con niños», reflexiona. Con el respaldo de estos mentores, encontró en la UNED su «casa», un espacio donde sentirse protegida y apoyada y menciona el respaldo constante del profesorado del máster.

Recuerda cómo sorteó los comentarios adversos que amenazaban su futuro: «Lo superé con una mezcla de perseverancia, resiliencia y el apoyo incondicional de personas que creyeron en mí», explica Oumaima.

 

La UNED: un catalizador de sueños y oportunidades

Para Oumaima, la UNED es mucho más que una universidad: «Es una cuna de oportunidades, una fábrica de sueños donde la educación no tiene fronteras ni barreras».

El Máster en Prevención de Riesgos Laborales fue una elección motivada por su deseo de combinar su pasión por la ciencia con el compromiso de crear entornos laborales más seguros y sostenibles. La experiencia ha sido enriquecedora, tanto a nivel académico, como personal. «La capacidad de análisis, la toma de decisiones y la creación de soluciones efectivas me han permitido sentir que mi trabajo tiene un propósito», afirma.

Durante sus prácticas en el Instituto de Sistemas Fotovoltaicos de Concentración (ISFOC) en Puertollano, Oumaima ha tenido la oportunidad de trabajar en proyectos innovadores relacionados con energías renovables y la tecnología fotovoltaica. Allí ha aprendido a evaluar riesgos laborales asociados al sector energético.

«Desde el primer día, los responsables del ISFOC me recibieron con los brazos abiertos. Su generosidad y cercanía me hicieron sentir protegida, aunque estuviera lejos de mi familia», comenta agradecida.

Oumaima sueña con continuar su formación académica: «Me gustaría mucho poder hacer el doctorado con la UNED. El vínculo que se ha creado con esta institución me anima a seguir creciendo como investigadora». Además, quiere que su historia inspire a otras mujeres jóvenes a perseguir sus sueños sin miedo, considera que la educación es la herramienta más poderosa para transformar vidas

Su mensaje es claro: «Si yo lo logré, ellas también pueden hacerlo». Con esfuerzo, determinación y el apoyo adecuado, esta joven ha demostrado que no hay barreras imposibles cuando se cree en uno mismo.

La historia de esta estudiante es un ejemplo vivo del poder transformador de la educación. Desde las dificultades extremas hasta convertirse en una profesional destacada: «Gracias a la UNED, personas como yo han convertido la esperanza en realidad».