El proyecto de restauración forestal del parque de Mazalmadrit ha comenzado a buen ritmo. Durante el pasado mes de febrero se iniciaron las primeras plantaciones, en un proceso de una duración estimada de entre cuatro y seis semanas. “Estamos en una fase muy incipiente”, apunta Mónica Colmena, técnica del Área de Bosques de WWF, la organización ecologista que está abordando el proyecto con el Ayuntamiento.
El objetivo final es claro: incrementar la biodiversidad y reducir el riesgo de incendios en esta extensa área natural situada al este de Rivas, un verdadero pulmón de la ciudad. Los trabajos se dividen en dos zonas de actuación. La primera, en el entorno de la ruta de los Cantiles, colindante al fondo de saco de la calle del Enebro, es en la que se están plantando ya ejemplares de hasta 14 especies diferentes, como la encina, la coscoja o la jara blanca, con una densidad de 400 pies por hectárea.
Además, se va a introducir una especie en peligro de extinción: el pítano (Vella pseudocytisus). “Esta es una especie endémica de la península ibérica, con unas poblaciones muy reducidas, que vamos a plantar aquí aprovechando que esta es una zona de afloramientos yesíferos”, explica Colmena en plena plantación.
En la zona de pinar, en el camino que abarca desde la entrada a la altura del centro de recursos ambientales Chico Mendes hasta la altura de la calle de Pilar Miró, la actuación es combinada. En un primer momento, la idea pasa por cortar hasta un 50% de la densidad del arbolado que existe ahora mismo a ambos lados del camino, para luego abordar una plantación de enriquecimiento, con especies que generen sotobosque bajo el pinar, en los huecos que vayan quedando, con una densidad algo más baja que la de la zona inicial, de unos 300 pies por hectárea.
“Estos pinares son fruto de las repoblaciones que se hicieron hace décadas”, recuerda la responsable de WWF. “Se plantaron con densidades altísimas y, al no haber tenido apenas intervenciones posteriores, la masa forestal está muy cerrada, hay mucha tangencia de copas con madera seca debajo y el riesgo de incendios es muy alto”, explica. La zona es en la actualidad una masa estancada de pino carrasco, muy poco atractiva para la fauna. Con las nuevas especies a plantar, se generarán espacios de refugio y alimentación para la fauna, y las cortas selectivas reducirán el riesgo de incendio.
PAISAJE EN MOSAICO
Un riesgo que no es nada desdeñable, tal y como apunta Mónica Colmena, recordando que el perímetro del área forestal “linda directamente con las viviendas y, ante un incendio, el riesgo de que se vean afectadas es muy alto”. Con las cortas previstas se busca la creación de un paisaje en mosaico que reduzca la carga de combustible. “En caso de incendio, reduciría la intensidad de llama y facilitaría el trabajo de los medios de extinción”, aclara Colmena.