JUEVES 13 MARZO / 17.30.
Sala Pedro Zerolo del Ayuntamiento.
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Albanta San Román (Madrid, 1996) forma parte de la resistencia feminista en internet contra la proliferación del odio machista, que sigue encontrando nuevas formas de permanencia. Actriz, escritora, creadora de contenido y pódcaster, especializada en cine, toca todo lo que hace con su perspectiva feminista. Y eso le granjea una respuesta por parte de la manosfera: la reacción organizada del machismo en redes sociales. Copresentadora del pódcast ‘Keep it cutre’ y colaborada del programa de RTVE ‘PlayZeta’, empezó hace una década a subir vídeos con sus poesías a YouTube.
La audiencia en esta plataforma la respaldó pronto, y se extendió al resto de redes. El foco que se estaba ganando le proporcionó una salida profesional. Hoy cuenta con 94.900 seguidores en Instagram, 40.300 en TikTok y 70.200 suscriptores en YouTube. El jueves 13 de marzo participa en la jornada principal de la campaña municipal por el Día Internacional de las Mujeres, este año, bajo el tema ‘Los feminismos en las redes sociales y el entorno digital’.
Aún hoy, ¿cómo impactan las redes sociales en la construcción de los roles de género?
Ha cambiado el paradigma. Las redes son un nuevo medio que ha llegado con muchísima fuerza. Un lugar donde hay muchas voces, y eso siempre es positivo. Suelo poner el ejemplo que, en mi generación, nos criamos con revistas en las que salía la foto de una mujer con celulitis y al lado escribían un ‘argg’. Ahora, las redes perpetúan unos estereotipos de género y de belleza férreos pero también existe esa resistencia, y un montón de chicas haciendo ‘body positive’, desmitificando la idea de que la belleza tiene unas estructuras de las que no se puede salir. Por suerte, si educas un poco a tu algoritmo, las redes sociales pueden ser una herramienta positiva.
“Por parte de grupos muy organizados, ser antifeminista significa ser la resistencia”
Pero el algoritmo siempre sabe cómo atraparnos.
Es difícil alcanzar un equilibrio en lo que vemos. Eso seguro. Por eso es tan importante la resistencia por parte de las creadoras de contenido.
La viralidad ¿juega más a favor o en contra al feminismo?
Cuando tu mensaje llega a gente no familiarizada con según qué discursos te das cuenta del frío que hace fuera, que muchas veces estamos condicionados por nuestras cámaras de eco y de pronto hay en el lado contrario, por parte de las manosfera, mensajes de odio fuertes que están calando con bestialidad.
Por ejemplo, el tema de las ‘tradewifes’ [cuentas de mujeres devotas de los cuidados a sus maridos] es otra respuesta reaccionaria al progreso, ¿han venido para quedarse?
Por desgracia, creo que sí. Estos últimos años se está entendiendo el feminismo como lo institucional y, por tanto, si quieres ser rebelde y antisistema tienes que ser antifeminista. Se ha dado la vuelta porque ojalá el feminismo fuera la norma, pero no lo es. Por parte de grupos muy organizados, ser antifeminista significa ser la resistencia. Son corrientes que están tomando muchísima fuerza. Las ‘tradewifes’ pueden parecer inocentes. Ves a niñas haciendo la comida a sus novios o limpiando para cuando ellos vuelvan de trabajar. Mensajes que en realidad son mucho más subversivos de lo que parecen.
«Cristina Fallarás hace un trabajo brutal y consiguieron inhabilitarle la cuenta. Están muy organizados»
Hoy es subversivo lo que imponía la sección femenina de Falange a las mujeres durante la dictadura en España, hace algunas décadas.
Todo es cíclico y de alguna manera estamos volviendo al mensaje de que la valía está en quedarte en tu casa cosiendo un botón. Eso es muy peligroso con todo lo que estamos avanzando. Estas corrientes se están dando con fuerza y lo que me preocupa es que las consume gente muy joven.
¿Reciben mucho ‘hate’ [odio] sus contenidos?
Me encantaría decir que no, pero sí. Son mensajes, por una parte, muy organizados, que es algo que me asusta porque me consta que hay grupos de Telegram o de otros creadores de contenido que organizan el odio para que nos llegue a las creadoras feministas. Se necesita una educación digital para entender que cuando cometes un delito en Internet, también es delito en la vida real. Me llegan mensajes de amenazas que si me los dijeran por la calle podría ir a una comisaría a denunciarlo. Sin embargo, si vas con una captura de pantalla te dan una palmadita en la espalda y te mandan a casa.
¿Eso está pasando? ¿Qué trabas hay a la hora de denunciar?
Tengo compañeras que lo han intentado llevar por la vía judicial, y lo que te dicen en las comisarías es que claro que puedes interponer la denuncia, pero que van a ser procesos muy lentos y que probablemente no se llegue a nada.
Eso lanza un mensaje de impunidad.
Exacto. Y de pensar que las cosas no tienen consecuencias. Yo he recibido mensajes que son amenazas absolutas.
La periodista Cristina Fallarás comentaba en esta misma revista hace un año que esas amenazas te llegan a destrozar.
Están tan organizados que te pueden tirar la cuenta, como le pasó a Cristina, que hace un trabajo brutal y consiguieron inhabilitarle la cuenta. Están muy organizados.
«He recibido mensajes que son amenazas absolutas»
Y la mayoría son grupos de hombres jóvenes.
Lo que hablábamos antes: cuando eres joven vives esa etapa de rebeldía en la que por una parte quieres ser antisistema y rebelde y, por otra, necesitas encontrar tu grupo de iguales, identificarte con el otro. Y el problema es que estos grupos de iguales ahora se están dando en entornos neonazis, con mensajes muy peligrosos. Y no se dan cuenta de lo que están diciendo. Esas proclamas racistas y machistas ni siquiera en su conciencia tienen el peso que tienen. Simplemente, para sentirse acompañado, si tienes que hacer esa proclama la haces porque desde tu privilegio no ves que sea algo peligroso ni una amenaza real.
Entre las soluciones, ¿educación digital desde las aulas?
Sí. Yo no entiendo la ausencia de educación digital en los colegios siendo como es Internet, un medio enorme que funciona como una jungla. No entiendo cómo no se enseña a utilizarlo. Siempre defiendo la figura del ‘ministerio de internet’. Desde las instituciones se deben garantizar una serie de cosas. Yo no estoy en contra del anonimato en internet, pero las cuentas deben ir vinculadas a un número de DNI para que en el momento en que cometas un delito, la policía pueda identificarte. Puede ser una cuenta anónima pero vinculada a una persona real, porque si no ya no estamos hablando de anonimato si no de impunidad.
Educación, identificación de cuentas y ¿acceso tardío al primer ‘smartphone’ serían las posibles soluciones a las agresiones en redes sociales?
El ‘smartphone’ es una puerta a internet, un lugar muy hostil. Ahora atajamos como podemos porque es todo muy nuevo, pero dentro de unos años nos parecerán barbaridades, igual que pasó con fumar en los bares. En unos años miraremos con horror muchas cosas relacionadas con la infancia y las redes sociales, como por ejemplo el ‘sharenting’, que los padres y madres puedan subir todos los detalles de la vida de su hijo.
«No entiendo la ausencia de educación digital en los colegios siendo como es Internet, un medio enorme que funciona como una jungla»
¿Es algo generacional?
Tengo muchas amigas mamás que me dicen que en la primera comunión a todos les regalan un ‘smartphone’, y si no se lo das les estás apartando. Y esto es algo muy grave que se debería atajar. Luego salen datos como que la edad media de acceso a la pornografía son los 8 años y nos preguntamos cómo pasa esto. Pues porque les estamos dando a nuestros hijos la herramienta abierta a todo.
Hace un año, un estudio reflejaba cómo la generación Z, 18 a 26 años, se partía en los extremos: ellos los más machistas en varias generaciones y ellas las más feministas. ¿Qué le evoca esta estadística?
Me parece preocupante y cierta. El otro día escuchaba decir a alguien que el problema de esta generación es que los hombres buscan románticamente a mujeres que ya no existen, y las mujeres buscan a hombre que aún no existen. Esto se relaciona con que muchos grupos de hombres sienten que el feminismo es perder privilegios y no entienden el ejemplo del pastel, que si hay 8 trozos y tú toda la vida te has comido 6 y yo dos, para que los dos comamos 4 tú tienes que renunciar a 2. Perder privilegios suena mal y nadie lo quiere pero es que los privilegios y recursos son finitos, así que para que nosotras accedamos a los puestos de poder en las empresas hay hombres que tienen que dejar de estar en esos puestos de poder. Durante cientos de años ha habido un esquema patriarcal que ha colocado a los hombres por encima de las mujeres. Deconstruir todo eso es muy difícil pero es lo que hay que hacer si queremos una sociedad justa e igualitaria.
Por último, una curiosidad, ¿es Albanta por la canción de Aute?
Soy Albanta por la canción de Aute. Qué ilusión que la conozcáis porque mucha gente la desconoce y piensa que Albanta es nombre artístico. A mis padres les encantaba Aute, y es una canción con un significado precioso. Es un lugar donde no existe la gente mala, ni las guerras ni las armas. Un lugar utópico y, probablemente, también feminista.