Nuevos hallazgos revelan la producción sistemática de herramientas de hueso hace 1,5 millones de años

Un estudio liderado por el CSIC y con participación de la UAB revela que la producción de herramientas de hueso hace 1,5 millones de años era metódica y sistematizada. Antes de este hallazgo, se consideraba que los homininos fabricaban instrumentos óseos de manera puntual. Esta práctica pudo tener impacto en el desarrollo de patrones cognitivos más complejos y en la estandarización de una nueva serie de comportamientos entre los primeros humanos.

Eina d'os descoberta en l'estudi fer per investigadors del CSIC i de la UAB
Herramienta de hueso tallada sobre un húmero de elefante de hace 1,5 millones de años. Imagen: CSIC.

El hallazgo, publicado en la revista Nature, se ha producido en la garganta de Olduvai (Tanzania), considerada la cuna de la humanidad, y supone un hito de la arqueología de los orígenes humanos, pues antes de descubrir este conjunto de herramientas óseas se consideraba que la fabricación de este tipo de instrumentos era prácticamente desconocida entre nuestros antepasados más remotos.

«Este descubrimiento nos hace suponer que los primeros humanos ampliaron de manera significativa sus opciones tecnológicas, que hasta entonces estaban limitadas a la producción de útiles de piedra y ahora permitían incorporar nuevas materias primas al repertorio de artefactos potenciales», explica Ignacio de la Torre, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en el Instituto de Historia y codirector de la excavación. «A su vez, esta ampliación del potencial tecnológico indica avances en las capacidades cognitivas y las estructuras mentales de estos homininos (homínidos con locomoción bípeda), que supieron incorporar innovaciones técnicas al adaptar sus conocimientos sobre el trabajo de la piedra a la manipulación de restos óseos», añade.

La investigación ha contado con la destacada participación de Rafael Mora Torcal, catedrático del Departamento de Prehistoria de la UAB. «En diversas ocasiones se había propuesto el posible uso de herramientas de hueso y se habían trasladado las intenciones tecnológicas presentes en los restos líticos a los fragmentos de hueso para configurar los artefactos. Esta polémica hipótesis no había gozado de consenso en la discusión paleoantropológica. En este artículo hacemos una aportación relevante en la caracterización de las capacidades cognitivas de los primeros representantes del género Homo, y disponemos de nuevos argumentos para reconocer la validez de la hipótesis de que el uso de instrumentos de hueso está anclado a los orígenes de las primeras manifestaciones tecnológicas», señala Mora.

Las claves de una evolución

En África oriental se encuentran las evidencias más antiguas del uso de herramientas por parte de los primeros ancestros del género Homo. La más famosa es la cultura olduvayense, denominada así por los artefactos encontrados en la garganta de Olduvai. El olduvayense existió hace entre 2,5 y 1,5 millones de años y se caracterizó por su capacidad de obtener lascas de piedra a partir de la percusión de una piedra sobre otra para emplearlas como cuchillos cortantes. Esta tecnología, relativamente simple, dio lugar hace unos 1,7 millones de años a una nueva cultura: el achelense (que existió entre 1,7 millones y 150 mil años atrás).

La tecnología achelense se reconoce en el registro arqueológico por la presencia de las denominadas hachas de mano, artefactos de piedra emblemáticos de esta cultura caracterizados por ser grandes, resistentes, a menudo puntiagudos y con forma de almendra, y que requieren una habilidad considerable para producirlos. «Hasta nuestro descubrimiento, la transición de la cultura olduvayense a la achelense se conocía casi exclusivamente a través de los artefactos de piedra», indica De la Torre.

Durante cientos de miles de años, los humanos veían a los animales con los que compartían las sabanas africanas bien como un peligro (se tienen abundantes evidencias de que en muchas ocasiones los primeros seres humanos fueron víctimas de felinos y aves de presa) o bien como competidores (nuestros ancestros rivalizaban con hienas y buitres por las carcasas de los animales que habían cazado los grandes felinos). También los veían como una fuente de proteínas, que obtenían sobre todo a partir del tuétano que quedaba en los huesos que no consumían los grandes félidos.

«Nuestro descubrimiento indica que, a partir de los inicios del achelense, periodo en el que se formó el yacimiento Complejo T69, en la zona Frida Leakey Korongo West (FLK West) de la garganta de Olduvai, y en el que es evidente que los humanos ya tenían un acceso primario a recursos cárnicos, los animales ya no eran solo una fuente de peligro, de competición o de proteínas, sino también una fuente de materias primas con las que fabricar herramientas», expone el investigador.

Los resultados de este estudio demuestran que, durante la transición de la tecnología olduvayense a la achelense, los homínidos de África oriental desarrollaron una innovación cultural que implicó la transferencia y adaptación de las habilidades de talla de la piedra al hueso. «Al producir herramientas óseas tecnológica y morfológicamente estandarizadas, los primeros talladores achelenses desarrollaron repertorios tecnológicos que antes se pensaba que habían aparecido de forma rutinaria más de un millón de años más tarde», indica De la Torre. «Esta innovación podría haber tenido un impacto significativo en el potencial conductual y adaptativo de los primeros humanos, incluyendo mejoras en sus capacidades cognitivas, en su desarrollo tecnológico y en la adquisición de materias primas», añade.

El proyecto OGAP

Para llevar a cabo el estudio ha sido necesaria una exhaustiva documentación del registro arqueológico excepcional que desarrolla el Proyecto Arqueológico de la Garganta de Olduvai (OGAP). Este proyecto multidisciplinar liderado por Ignacio de la Torre y Jackson Njau (Universidad de Indiana, EE. UU.) implica a un nutrido grupo internacional de investigadores, en el que Rafael Mora Torcal, investigador de la UAB, tiene un destacado rol en la coordinación de los trabajos de campo y en el estudio de estos artefactos. Forman parte del OGAP colaboradores de varias instituciones en España, como el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) o la Institución Catalana de Investigación y Estudios Avanzados (ICREA), y de países como Reino Unido, Francia, Alemania, EE. UU., Canadá y Tanzania, entre otros. Desde 2010, OGAP ha organizado 19 campañas de excavación en Olduvai, muchas de ellas investigando la transición entre el olduvayense y el achelense, transición que está vinculada en buena medida al estudio del Homo habilis y su sucesor evolutivo, el Homo erectus.

Artículo de referencia: de la Torre, I., Doyon, L., Benito-Calvo, A. et al. Systematic bone tool production at 1.5 million years ago. Nature (2025). https://doi.org/10.1038/s41586-025-08652-5