Las VI Jornadas de Innovación Universitaria InnovaUDIMA con Tecnología Educativa, JIUTE 2024, retomaban el testigo anual de la universidad como espacio de reflexión y aprendizaje en torno a la tecnología al servicio de la educación. Superando la veintena de investigaciones y más de 80 expertos participantes, la sexta edición del congreso ofreció los días 24 y 25 de octubre un enfoque integral sobre los cambios y oportunidades que plantea la tecnología en la enseñanza en ámbitos como la inteligencia artificial, la gamificación, las competencias digitales, la realidad extendida, las metodologías activas o la educación inclusiva.
Redacción CEF.- UDIMA | Fotos y vídeo: José Antonio Campos
Más allá de mitos, la historia nos demuestra que estimular (e involucrar) a toda la sociedad esa pasión por la educación es el verdadero beneficio, el fin último. Hoy contamos con grandes ayudas como la IA, que no son más que un nuevo reto, lleno de oportunidades, para seguir adaptando nuestra manera de enseñar y aprender.
El rector de UDIMA, Eugenio Lanzadera, abrió las jornadas destacando el valor de la innovación como un imperativo en la vida universitaria. «Renovarse o morir» fue su lema, aludiendo a que innovar significa adaptarse y evolucionar. Algo que ha permitido al ser humano avanzar y buscar el bienestar de todos.
A pesar de ser una universidad online, UDIMA “no rechaza el valor de la enseñanza presencial”, subrayó el rector. Porque el verdadero reto no es solo adaptarse a la tecnología, sino “poner en valor a las personas”. Y ni las máquinas ni la IA pueden sustituir la capacidad humana de razonar y argumentar. Así, las jornadas se orientaron a reforzar esa misión de la universidad: formar y estimular a sus estudiantes, y a todo aquel que participe, para “preservar el instinto de innovación” y fomentar una educación centrada en la persona.
Guillermo Abia (técnico de Innovación de UDIMA y responsable principal de las jornadas) destacó la relevancia de JIUTE no solo como un espacio de aprendizaje, sino como un punto de encuentro para investigadores y profesionales del ámbito educativo y tecnológico. En total se presentaron 22 trabajos en distintas áreas educativas elaborados por 83 autores.
Además, se estrenó el primer Encuentro de Doctorandos de JIUTE, una oportunidad para jóvenes investigadores de nueve universidades (además de UDIMA) incluyendo a la Universidad Complutense de Madrid y la Pontificia Universidad Católica de Argentina, entre otras, que presentaron seis trabajos adicionales. (Consulta aquí el programa completo con todas las investigaciones de JIUTE 2024).
Por segundo año consecutivo, las jornadas se integraban también en el Congreso Internacional ARTIIS 2024, fomentando su “internacionalización”, abundó Abia. La conferencia de renombre en el ámbito de la tecnología avanzada, la innovación y la sostenibilidad (temas “estrechamente relacionados” con los objetivos de JIUTE) creaba así un espacio ideal para compartir investigaciones y establecer sinergias con profesionales de otros países.
Educación con IA, pero no sólo con IA
La cita no arrancó verdaderamente hasta que llegó Charo Fernández con su estimulante ponencia Entre la utopIA y la realidad: El papel de la IA en la educación superior. Con más de 25 años de experiencia docente en clases de bachillerato, la profesora del Máster en TIC para la Educación y Aprendizaje Digital en la Nebrija, abordó el impacto de la IA en la enseñanza, subrayando la omnipresencia de esta tecnología en la vida cotidiana, desde los despertadores hasta las plataformas de streaming.
En su intervención analizó en qué nivel se encuentra la IA generativa, que permite la creación de contenido a partir de comandos en lenguaje natural (texto o imágenes). Y reconoció que es una tecnología que nos genera “un estado de ‘wow’ constante”. Ante esa especie de euforia, recomendó a los docentes abordar la IA sin prisa pero sin pausa, comprendiendo primero cómo funciona para luego evaluarla críticamente y definir su papel en el aula.
Según la profesora, la clave para integrar la IA en la educación radica en los modelos de lenguaje, como ChatGPT, que son aunque impresionantes, no están exentos de limitaciones. Explicó que estos sistemas operan bajo el principio de predicción, aproximando palabras basadas en patrones estadísticos.
Esto los hace propensos a errores y a generar las conocidas «alucinaciones». “Realmente los algoritmos no razonan, predicen” la secuencia de palabras que nos tienen que dar. Por ello resaltó la importancia de que los docentes comprendan cómo funciona la IA, para poder explotarla al máximo y evitar depender de ella sin entender su lógica. «Tenemos la obligación de transformar la educación para que sea relevante a nuestro tiempo; sea justa e inclusiva. Esto no se puede hacer solo desde la tecnología, pero tampoco sin ella».
Aprovechando su amplio conocimiento en esta herramienta, Fernández ahondó en los entresijos del aprendizaje automático (machine learning) y las redes neuronales. Todas funcionan con una combinación de sistemas de aprendizaje supervisado, no supervisado y por refuerzo, y es el aprendizaje profundo (deep learning) la técnica que permite resultados avanzados.
Sin embargo, no ignora la falta de trazabilidad en algunos procesos de la IA generativa, que pueden producir resultados “sorprendentes pero inexplicables”. Algo que plantea “inquietudes” sobre el uso ético y confiable de esta tecnología en educación. “Habrá que pensar qué nos hace humanos y nos diferencia de la IA, repensar qué necesita el alumnado, y qué debemos evaluar para volver a adaptarnos, porque somos la profesión que más rápido y mejor lo hace”.
Experiencias educativas para “llegar a las personas”
La ponencia de clausura, a cargo de Antonio Sánchez, abordó un aspecto esencial: la accesibilidad en la educación superior. Sánchez, profesor y experto en mecánica de fluidos, compartió su visión sobre la inclusión en las aulas, marcada por la experiencia personal de su hija (con albinismo y baja agudeza visual). Esta vivencia le ayudó a comprender de manera directa las barreras a las que se enfrentan miles de personas con baja visión, dislexia, daltonismo u otras discapacidades visuales, y le motivó a buscar soluciones inclusivas en el ámbito educativo.
El profesor destacó la importancia de crear entornos educativos accesibles y recordó que, aunque las instituciones cuentan con marcos legislativos en pro de la inclusión, la responsabilidad de llevar esta visión a la práctica recae en cada persona. La accesibilidad, indicó, beneficia a toda la sociedad y no solo a quienes presentan una discapacidad. Con eventos como las JIUTE afirmó que “instituciones como UDIMA son cada vez más conscientes de esa necesidad de dotar de una enseñanza para todos; porque la sociedad es diversa”.
Su misión por crear y extender nuevas formas de acercar la educación a personas con discapacidades visuales y/o auditivas le llevó a desarrollar diferentes soluciones. Todo con herramientas tecnológicas que les permiten seguir el contenido de clases y conferencias como un alumno más.
Así trajo su “granito de arena”, con soluciones como pizarras digitales (que adaptan el contenido en función de las necesidades del usuario), o aplicaciones de texto adaptativo que facilitan la lectura a personas con dislexia o baja agudeza visual (o a cualquiera) que ya han llevado hasta países punteros como Israel. En sus palabras, la tecnología debe ser “el puente” para que cada persona pueda elegir cómo acceder y consumir contenido educativo según sus capacidades.
Además de herramientas específicas, Sánchez presentó soluciones universales como Viewser, un software que permite adaptar contenidos educativos en términos de contraste, tamaño de texto y lectura fácil, optimizado para personas con diversas capacidades. Su misión quedó clara: “La sociedad es diversa y nuestras soluciones deben reflejar esa diversidad para ser verdaderamente inclusivas”.
Sánchez Kaiser subrayó que cada pequeño avance es significativo, y recordó la importancia de iniciativas que permitan una educación más inclusiva y equitativa. Han recibido algunos premios y reconocimientos, pero su misión sigue centrada: mejorar para estar por encima del cero. Más que acabar con los catalejos en las aulas, él quiere “que cada persona cuente”.
Esa es la manera de que todas las personas tengan acceso a las mismas oportunidades, señaló. “Porque el acceso universal a la formación es una necesidad, un derecho, y debería ser una de las señas de identidad de nuestra sociedad”.