Las elecciones legislativas en Alemania, con una participación del 84% – la mayor desde la reunificación en 1990 – han confirmado los pronósticos con el triunfo de la democracia cristiana conservadora de CDU/CSU, a pesar de no lograr su objetivo del 30% de los votos, y creciendo únicamente 4,4 puntos y 2 escaños respecto de su – no muy exitoso – resultado en los comicios de 2021. Para gobernar, Friedrich Merz necesitará hacerlo reeditando una Gran coalición con el SPD, la socialdemocracia, la gran perdedora de las elecciones alemanas de 2025 que ha perdido el 9,3% de votos, quedándose con 121 diputados, 85 menos que en 2021.
Los y las votantes alemanas han castigado claramente la gestión de Olaf Scholz al frente del gobierno – como también lo han hecho con el FDP, el partido liberal, socios de la “Coalición del Semáforo” que fueron apartados del gobierno antes de la convocatoria anticipada de elecciones y que han quedado fuera del Bundestag al no lograr el 5% mínimo de votos -. El SPD pasa de ganar – aunque solo por 9 escaños respecto del CDU – las elecciones de 2021 a ser la tercera fuerza en el Parlamento y se une, así, a la senda de pérdida de relevancia política que han sufrido otros partidos socialistas europeos los últimos años, a pesar de que – con una alta probabilidad – seguirá formando parte del futuro gobierno alemán.
Especialmente preocupante, aunque previsto, es el resultado obtenidos por de AfD (Alternativa por Alemania), el partido de la extrema derecha liderado por Alice Weider, que dobla la proporción de votos obtenidos y crece en 68 diputados y se sitúa como segunda fuerza más votada y líder de la oposición y que supone los mejores resultados electorales desde la II Guerra Mundial para la ultraderecha. El triunfo de la AfD ha sido aplastante en casi todas las circunscripciones de la Alemania oriental – logrando hasta el 34% del total de los votos en algunos lugares – y entre el perfil de votantes hombres, de mediana y elevada edad y del mundo rural – por contra las mujeres jóvenes urbanitas se han decantado mayoritariamente por las opciones progresistas -.
Los Verdes aunque pierden casi el 3% de los votos se sitúan como cuarto partido – fueron el tercero en 2021 – y no son necesarios para conformar gobierno.
Die Linke, el partido de la izquierda, ha logrado más que duplicar su número de escaños, pasando del devacle de 2021 – cuando obtuvo 39 diputados – a los 64 actuales. Los buenos resultados, en parte se deben al trasvase de votos desde la socialdemocracia, pero también a su exitosa campaña electoral muy centrada en redes sociales y las personas jóvenes y por su crítica feroz a que el CDU aceptara los votos de AfD para una propuesta sobre política migratoria, poniendo en cuestión el cinturón sanitario con la extrema derecha que el propio Merz ha venido pregonando. Die Linke ha sido capaz de movilizar contra la extrema derecha y ha llamado al voto del miedo ante la amenaza de la ultraderecha en el poder. Pero Die Linke también ha recuperado parte de los votos que había perdido a nivel regional y local y en las elecciones al Parlamento Europeo a favor del SSW, la alianza de Sahra Wagenknecht.
Mención especial requiere el hecho de que el SSW, de la rojiparda Wagenknecht haya quedado fuera del Parlamento alemán. Aparte de sus mensajes antisistema o antivacuna, la seña de identidad de la escisión de Die Linke, el SSW, ha sido su discurso contrario a la migración. El problema es que cuando todos los partidos hicieron suyo este relato, se acabó la novedad y Wadenxxx fue desapareciendo mediáticamente y con su presencia también se diluyeron hasta desaparecer, sus votos.
Los motivos que han llevado al giro a la derecha en Alemania serán también los mayores retos a los que se deberá enfrentar el nuevo canciller: la crisis económica que la guerra en Ucrania ha exacerbado y que han llevado a una caída del 0,2% del PIB alemán en 2024; un contexto internacional turbulento con Trump de nuevo en el poder imponiendo políticas comerciales que afectan de forma muy directa a los intereses de Alemania como país exportador o en términos de seguridad y defensa – por la deriva que EEUU pueda tomar respecto de Europa, la guerra en Ucrania y la OTAN – y con una Unión Europea debilitada; así como una extrema derecha que avanza inexorablemente en Alemania y el mundo y que marca agendas políticas con su discurso antiinmigración – la cuestión más importante para el 44% de la población en Alemania -.
Desde CCOO, expresamos nuestra preocupación por los resultados obtenidos por la extrema derecha en Alemania y los efectos que pueda tener sobre los movimientos reaccionarios en Europa y el resto del mundo, pero confiamos que la democracia cristiana conforme un gobierno donde prevalecezcan los valores de la democracia, la justicia, el estado de derecho, los derechos sociales y los principios que rigen el proyecto europeo y establezca un inquebrantable cinturón sanitario respecto de la extrema derecha cuando se conmemoran los 80 años del fin del nazismo.