La princesa Amalia de los Países Bajos protagonizó su primer acto oficial en solitario este sábado, marcando un hito en su camino como heredera al trono. Sin la compañía de sus padres, los reyes Guillermo y Máxima, la joven presidió la ceremonia de bautizo del buque de apoyo de combate ‘Den Helden’ en Vlissingen.
El ‘Den Helden’, con casi 180 metros de eslora y una tripulación de 75 personas, fue diseñado y construido por Damen Navel para el Ministerio de Defensa de los Países Bajos. Este navío se encargará de suministrar combustible, municiones, agua, alimentos y piezas de repuesto a buques de guerra en todo el mundo. Además, su versatilidad le permitirá participar en operaciones contra el tráfico de drogas, apoyar flujos de refugiados y brindar asistencia humanitaria, según detalló la Casa Real.
Durante el evento, Amalia recorrió el barco y conversó con la tripulación y con quienes colaboraron en su construcción. Esta cita, aunque sencilla en protocolo, representó un paso crucial para la princesa y la monarquía holandesa, señalando el inicio de una nueva etapa en su vida pública.
La heredera al trono comenzó así una serie de compromisos institucionales que asumirá a partir de ahora. Este cambio era esperado, considerando que desde enero recibe una asignación pública anual de 1,5 millones de euros por su labor institucional. Dicho ingreso le permitirá combinar sus responsabilidades reales con sus estudios de Política, Psicología, Derecho y Economía en la Universidad de Ámsterdam, además de facilitarle una vida independiente.
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Amalia dejó atrás su estancia en Madrid,donde se refugió tras las amenazas de la mafia. Durante ese tiempo, aprovechó para estudiar y construir amistades, experiencia por la cual se siente muy agradecida.
El elegante vestuario de la Princesa de Orange
Para su debut en solitario, la princesa eligió un sofisticado traje rosa empolvado de Max Mara, compuesto por una blazer de doble botonadura y un pantalón ancho de pinzas. Esta elección ya había sido vista durante un evento solidario en Atenas, al que asistió junto a su madre en memoria de Marianna Vardinogiannis, amiga de la familia real.
En esta ocasión, debido al clima frío, Amalia complementó su look con un jersey de cuello alto color camel y un abrigo tres cuartos del mismo tono, también de Max Mara. Siguiendo el estilo de la reina Máxima, llevó el abrigo sobre los hombros, evidenciando la influencia estilística materna.
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Los accesorios en tonos terrosos incluyeron un bolso de mano de Marina Raphael, botas de taco fino y una diadema de rafia trenzada. La princesa completó su imagen con una coleta ondulada, aportando un toque juvenil y elegante a esta jornada histórica para la monarquía holandesa.