Rocío Carrasco, coordinadora del CAIT San Juan de Dios Sevilla y codirectora del Máster Universitario en Atención Temprana, y Luis Morales, decano de la Facultad de Psicología y Educación, han inaugurado la I Jornada Profesional de Atención Temprana en el Campus de Sevilla.
Bajo el lema «Cómo hacer temprana», este encuentro entre profesionales y estudiantes, ha buscado generar un espacio de reflexión sobre los avances más recientes en el campo, proporcionando herramientas prácticas y claves de intervención para optimizar el apoyo a niños y niñas en sus primeras etapas de vida.
“Nos queremos acercar al ámbito clínico-sanitario, con pinceladas desde el diagnóstico hasta qué podemos hacer en intervención”, ha comenzado Rocío Carrasco.
A nivel centros privados y concertados la demanda sigue creciendo año a año. Al menos, el 10% de la población va a necesitar atención temprana. Además, el 90% de los niños que atienden en los CAIT no tiene un diagnóstico cerrado y los profesionales tienen que aprender desde la observación lo que no roza la normalidad y deriva en la aparición de trastorno o riesgo de padecerlo.
Sobre la jornada, Rocío Carrasco ha explicado que “la atención temprana es multidisciplinar, por eso hemos traído ponencias tan diversas”. Ha aglutinado a profesionales de especialidades como la Pediatría, la Psicología o la Terapia Ocupacional con ponencias sobre la genética del autismo, la experiencia sensorial, el neurodesarrollo en bebés prematuros, e incluso, talleres prácticos sobre música, el cuento como recurso pedagógico y Eneso Verbo, un programa de comunicación aumentativa o alternativa universal.
Profesionales y alumnos participan en el taller “CuentaConmigo”. El cuento como recurso pedagógico, impartido por la Dra. Esperanza Espino Peñate, psicóloga de la Universidad Loyola.
“Nos tenemos que coordinar con muchos especialistas tanto dentro como fuera de CAIT. Desde fisioterapeutas, pedagogos, trabajadores sociales, logopedas, psicólogos en nuestro trabajo diario como con los profesionales de los colegios a los que asistan los niños, pediatras e incluso familias, fuera de nuestros centros”, ha concluido su intervención Rocío.
El Dr. Antonio González-Meneses, pediatra del Hospital Universitario Virgen del Rocío, ha expuesto en su ponencia que el autismo tiene una importante base genética, aunque su etiología sigue sin estar completamente definida en la mayoría de los casos.
En la actualidad, un 0,73% del total del alumnado que cursa enseñanza de régimen general presenta un diagnóstico de Trastorno del Espectro Autista (TEA), representando el 26% de los estudiantes con necesidades específicas de apoyo educativo por discapacidad.
“Más de 1 de cada 4 alumnos con discapacidad tiene TEA”.
Además, ha destacado que los trastornos del espectro autista pueden estar relacionados con una gran cantidad de síndromes genéticos que incrementan el riesgo de padecer esta condición. La identificación de la causa genética es clave para mejorar el manejo clínico y el tratamiento de los pacientes; sin embargo, la mayoría de los casos aún carecen de un diagnóstico etiológico.
Por otro lado, ha mencionado que existen factores ambientales, como los Disruptores Hormonales Endocrinos, que han sido señalados en diversos estudios como elementos tóxicos que podrían influir en el desarrollo del autismo.
El Dr. Antonio González-Meneses durante su intervención en el congreso.
La Dra. Natalia Jiménez Luque, psicóloga de la Universidad de Cádiz, ha explicado en su ponencia que el neurodesarrollo de los menores prematuros ha sido ampliamente estudiado en relación con factores prenatales, perinatales y las comorbilidades presentes al nacimiento.
“En los últimos años, ha crecido el interés en investigar cómo los factores sociofamiliares influyen en el desarrollo de los prematuros, dado que el papel de la familia y las competencias parentales aún no han sido suficientemente explorados”.
Se ha observado que las prácticas de crianza y el entorno sociofamiliar pueden tener un impacto significativo en su desarrollo neuropsicológico. Por ello, la doctora ha considerado esencial ampliar la investigación en este ámbito para comprender mejor cómo estos factores pueden potenciar o dificultar su evolución a largo plazo y, de este modo, diseñar estrategias de intervención más eficaces.
Lucía Ponce Rodríguez, psicóloga del CAIT San Juan de Dios Sevilla, ha destacado en su ponencia la importancia de la reflexión ética en la toma de decisiones cotidianas dentro de la intervención temprana.
Ha resaltado que este proceso debe considerar las diferentes perspectivas y valores de todos los actores involucrados, incluyendo a los niños, sus familias y los profesionales. “La intervención debe adaptarse a las necesidades individuales de cada niño y su familia, promoviendo una mayor flexibilidad en la prestación de servicios y en la intensidad de la intervención, con el objetivo de evitar tanto el infra como el sobre-tratamiento”.
Asimismo, ha subrayado la importancia de la colaboración interprofesional para garantizar una atención integral y coordinada. “La reflexión ética, más que un acto puntual, debe ser un proceso continuo y sistemático guiado por los Códigos de Ética profesionales”.
Laura Abril, terapeuta ocupacional del CAIT San Juan de Dios Sevilla, ha resaltado en su ponencia la importancia del desarrollo sensorial en la primera infancia como base fundamental para el aprendizaje. “Más del 80% de lo que un niño aprende en sus primeros años proviene de la información que recibe a través de sus sentidos”.
Ha explicado que los profesionales y las familias pueden influir de manera significativa en este proceso desde los primeros años de vida, promoviendo actividades que favorezcan la integración sensorial y potencien sus habilidades para el aprendizaje.