​​​​​​​Irene Vallejo, autora de El infinito en un junco, ha sido investida hoy doctora honoris causa a propuesta de la Facultad de Filología de la UNED en una ceremonia presidida por el rector de la universidad, Ricardo Mairal. La escritora ha celebrado el reconocimiento ensalzando la vocación social de la UNED, “que atiende la educación de quienes afrontan los mayores obstáculos y hace más hospitalario el estudio para todas esas personas, sea cual sea su condición o procedencia, sus circunstancias de vida o situaciones adversas”.

 

El rector de la UNED ha estado acompañado en la mesa presidencial por Abelardo de la Rosa, secretario de Estado de Educación; Cristina Aranda, consejera del Consejo Social de la UNED; Karen Vilacoba; vicerrectora de Relaciones Institucionales y Comunicación de la UNED, y Elena Maculan, secretaria general de la UNED. El padrino de la escritora, el catedrático de Filología Antonio Moreno Hernández, ha destacado que la obra de Vallejo “es, ante todo, una apelación a recuperar el espacio de la palabra sosegada frente al vértigo de la aceleración y de la inmediatez, una invitación a retornar a una lectura íntima y a la vez compartida, en la que subyace otro ingrediente fundamental de este humanismo de raigambre clásica que cultiva nuestra autora: un fuerte componente ético”.

 

Durante la ceremonia, organizada con motivo de la Festividad de Santo Tomás de Aquino, la escritora ha recibido de manos del rector y en presencia de su padrino el birrete, el anillo, el libro y los guantes blancos que simbolizan la sabiduría y los honores alcanzados. El acto, amenizado por el Coro de la UNED, ha comenzado con la laudatio del padrino, quien ha destacado cómo la obra de Irene Vallejo aúna erudición y cercanía, convirtiéndose en un referente contemporáneo del Humanismo de raíces clásicas.

 

Moreno ha subrayado que el trabajo de Vallejo es una defensa del espacio de la palabra sosegada frente a la aceleración y la inmediatez de la era actual, y una invitación a recuperar la lectura íntima y compartida, al tiempo que ha incidido en su fuerte componente ético, al promover valores como la democracia, la convivencia y el compromiso con el bien común. Características que conforman un perfil propio, hoy reconocido a través del doctorado honoris causa, que “en poco tiempo ha situado a esta escritora aragonesa en primer plano en el panorama cultural español e internacional y que se conforma en torno a lo que podríamos llamar un Humanismo de raigambre clásica, una corriente con una larga tradición en los estudios filológicos y literarios que ha contribuido a moldear, en este caso, una manera de escribir que es también, en cierto modo, una manera de sentir y de estar en el mundo”, ha destacado el padrino.

 

La intervención de Irene Vallejo, ya como miembro del claustro de doctores honoris causa de la UNED, se ha convertido en un alegato apasionado a favor de la educación pública y accesible. “Quien soy –la mujer, la escritora, la ciudadana–“, ha afirmado en su discurso, “es fruto de la educación pública”, añadiendo que «no hay formación que no sea a la vez transformación». Incluso, Vallejo ha reconocido que el infinito en un junco no existiría sin las oportunidades de formación que encontré en mi camino”.

 

 

La escritora ha compartido su experiencia personal, relatando cómo el acceso a la universidad pública le permitió disfrutar de matrículas gratuitas durante toda su carrera y completar un Doctorado gracias a una beca que incluyó estancias en prestigiosas instituciones internacionales. Además, Vallejo ha recordado el legado educativo de su familia, desde sus abuelos maestros rurales hasta el apoyo que su hijo con necesidades especiales recibe hoy en la escuela, subrayando que “esas manos tendidas son vitales”. Su discurso resonó profundamente con los valores de la UNED como institución comprometida con la universalización de la Educación Superior y la superación de las barreras de acceso.

 

Otro de los momentos destacados de su intervención ha sido su reflexión sobre la importancia de los libros y el conocimiento como bienes colectivos que trascienden el tiempo. Vallejo afirmó que “el pasado no es un museo de figuras de cera ni un cementerio. Es un territorio fértil”, recordando el esfuerzo histórico por democratizar el acceso al saber y reivindicando el valor de las Humanidades como herramienta para el diálogo y el pensamiento crítico.

 

En su discurso, Vallejo también ha rendido homenaje a Emilio Lledó, filósofo y doctor honoris causa de la UNED, cuyo nombre lleva el salón de actos en el que se ha celebrado la ceremonia. Un homenaje en el que ha coincidido tanto con su padrino como con el propio rector, Ricardo Mairal.

 

El acto finalizado con las intervenciones de Abelardo De la Rosa, secretario de Estado de Educación, y del rector de la UNED. De la Rosa ha incidido en la importancia de la educación pública y accesible, subrayando que «la ignorancia ata y la cultura libera. La dependencia nace de la ignorancia, la esclavitud nace del no acceso a la cultura». Con sus palabras, ha enfatizado que la educación es un derecho humano fundamental, ya que «es el que da acceso a los demás» y ha resaltado el papel crucial de los libros en la transmisión del conocimiento y la construcción de la sociedad, afirmando que «el libro, la verdad y la cultura deben ser nuestras guías en un mundo de intencionada desinformación. Las escuelas se tienen que convertir en los ámbitos de la verdad».

 

Por su parte, el rector de la UNED, Ricardo Mairal, ha destacado en su discurso la importancia de la investidura de Irene Vallejo como doctora honoris causa, subrayando que la escritora «ostenta con honor los valores genuinos de la ciencia, y el saber humanista y social». Mairal ha resaltado el impacto de su obra más conocida, El infinito en un junco, que ha sido traducida a más de 30 lenguas y ha alcanzado más de 40 ediciones.

 

El rector también ha reflexionado sobre la relevancia de las humanidades en la sociedad actual, afirmando que «la partitura de este Canto al Humanismo y a las Ciencias Humanas está escrita en El infinito en un junco«. En este contexto, ha hecho un llamamiento a la defensa de los valores humanistas frente a la censura y la banalización del conocimiento, mencionando que “asistimos a la imposición de una doctrina irrefutable que, lejos de enriquecer el debate, se convierte en una nueva y sutil forma de censura. Esta amenaza no es un hecho aislado, sino un síntoma de un mal mayor: el avance indiscriminado de la pseudociencia, el adanismo prepotente e ignorante y la falta de rigor”. Mairal ha abogado por un modelo de éxito basado en la reflexión, la moderación y el respeto, en contraposición a la agresividad y la inmediatez. «Ahora, lo que corresponde es preconizar una nueva idea del éxito social a través del elogio del pensamiento lento, la calma, la moderación, el respeto y la concordia», afirmó.

 

El rector finalizó su intervención con palabras de Emilio Lledó, de quien ha destacado su legado como faro para los valores humanistas y la educación, subrayando la importancia de la palabra y la reflexión: «Somos naturaleza, pero al mismo tiempo los seres humanos inventamos otros principios fundamentales parecidos al agua, al aire, al fuego, a la tierra. Esos principios son: la justicia, el bien, la verdad, la belleza. Esos son nuestros tesoros, esa es la cultura. Ahí está el camino».

 

Irene Vallejo: una vocación temprana

Atraída desde la infancia por las leyendas de Grecia y Roma, Irene Vallejo (Zaragoza, 1979) estudió Filología Clásica y obtuvo el Doctorado Europeo por las Universidades de Zaragoza y Florencia. En las bibliotecas florentinas nació su ensayo El infinito en un junco (Siruela, 2019), que ha recibido una extraordinaria acogida entre crítica y lectores, convertido ya en un éxito internacional. Además de galardones internacionales como el Prix Livre de Poche en Francia, el Premio Wenjin de la Biblioteca Nacional de China, finalista del British Academy Prize o el Premio Henríquez Ureña de la Academia Mexicana, ha sido reconocido en España con el Premio Nacional de Ensayo, el Premio ‘Ojo Crítico’ de Narrativa, el Premio del Gremio de Librerías, el de las ‘Librerías de Madrid’, el galardón ‘Líder Humanista’, el premio ‘José Antonio Labordeta’, el Premio ‘Antonio Sancha’ de los Editores, el Premio ‘Artes y Letras’, así como el Premio Aragón 2021, entre otros. El fenómeno editorial ha superado las 60 ediciones en España, se traduce a 40 idiomas y se publica en más de 70 países.

 

Colabora con prestigiosos medios como El País Cadena Ser en España, Milenio en México, Corriere della Sera en Italia, Página 12 en Argentina, La Tercera en Chile y El espectador en Colombia. Ha publicado las antologías de artículos Alguien habló de nosotros (2017) y El futuro recordado (2020), y ensayos breves como el Manifiesto por la Lectura (Siruela, 2020). Entre sus obras de ficción, destacan La luz sepultada (2011) y El silbido del arquero (2015), peculiar novela histórica con ecos homéricos y virgilianos, también traducida a numerosos idiomas. Ha publicado dos álbumes ilustrados: La leyenda de las mareas mansas (Siruela, 2023), con la pintora Lina Vila, y El inventor de viajes (Siruela, 2024), junto al artista José Luis Cano, acercando las leyendas clásicas a los lectores jóvenes. En esa línea destaca la adaptación gráfica de El infinito en un junco al cómic (2024), en colaboración con el dibujante Tyto Alba. Además, Irene colabora con proyectos sociales como Érase una voz, que recrea la literatura en los hospitales infantiles, Motete en el Chocó (Colombia), Leer en Salta (Argentina) o la Fundación para las Letras en México.