El Aula Alumni de la Cultura ha reunido, en un aula Francisco de Salinas abarrotado, a dos centenares de personas para dar una cálida acogida y homenajear a Javier Alvariño, reciente ganador del Goya a Mejor Dirección de Arte por La Virgen Roja en la 39 edición de los premios celebrada el pasado 8 de febrero en Granada. Debido a la gran afluencia, se tuvieron incluso que colocar asientos supletorios, en un acto presentado por Marta Gutiérrez Sastre, vicerrectora de Estudiantes, Igualdad, Inclusión y Compromiso Social y que afirmó que «estamos encantados de poder contar con un antiguo alumno de la USAL que ha obtenido nada más que un premio Goya».
Alvariño comenzaba su intervención destacando el enorme cariño que ha sentido desde el primer momento, algo «imposible de digerir. Es una ola que de repente te arrastra y te está llevando y que dure todo lo que pueda». Y es que en la tarde de ayer vivía cálidos reencuentros con amigos de la infancia o profesores de la Escuela de Arte de Salamanca, de la que guarda especial cariño y donde recuerda haber aprendido todo lo que sabe sobre arte, dibujo y estética.
Su consejo a los numerosos estudiantes —la gran mayoría pertenecientes a los grados de Bellas Artes y Comunicación y Creación Audiovisual de la USAL— que se agolparon para verle con las mismas inquietudes que tenía él hace tan solo unos años: «no penséis en los premios, nadie es mejor porque le den un premio», resaltando que lo verdaderamente importante es tener una «actitud proactiva y constancia, insistencia y no desfallecer a la mínima» además de saber estar a la altura cuando llega un golpe de suerte como los que asegura haber tenido a lo largo de su vida y que le han llevado a disfrutar de su profesión y a recibir reconocimientos como este.
De sus trabajos destaca su capacidad para desafiar los prejuicios «una herramienta muy útil para sorprender y romper las expectativas de los espectadores». Además, Alvariño ha explicado la importancia de poseer conocimientos en la ficción como «medida cautelar de información frente a montajes y engaños» que nos hacen creer, sobre todo con los recientes avances tecnológicos, en cosas que no son ciertas.
En cuanto a la ubicación pensada para su Goya, que «fue bastante automática. No tengo muchos premios, uno es el premio a mejor dirección de arte en 2004 por The Birthday, mi segunda película, y al lado tengo un pequeño premio del festival de cine de Guijuelo, que es un jamón con unas tijeras y una cinta de celuloide, es una fantasía de trofeo; entonces tengo esos dos y el Goya al lado, me parecía como el final de la trilogía», ha señalado.
Sobre Javier Alvariño
Nace en Bilbao, se traslada a Salamanca a los cinco años, donde completa su formación académica en la Universidad de Salamanca. Tras finalizar sus estudios, se muda a Madrid con la firme intención de cumplir su sueño: ser arquitecto de cine, diseñando las atmósferas y decorados de grandes producciones, mundo en el que lleva trabajando desde el año 2000.
Hace su debut en largometraje en el 2001 con Octavia, de Basilio Martín Patino. En el año 2005 recibía en el Festival de Cine Fantástico de Sitges el premio a Mejor Dirección de Arte por The Birthday.
Desde entonces ha realizado numerosos largometrajes y spots publicitarios bajo algunos de los directores españoles más destacados: Eugenio Mira, Jaume Balagueró, Javier Ruiz Caldera, Nacho Vigalondo, Borja Cobeaga, Paco Plaza, Koldo Serra o J. A. Bayona; con títulos como Verónica, Quien a Hierro Mata, Grand Piano, Fe de Etarras, Promoción Fantasma, Mientras Duermes. O, la más reciente, La Virgen Roja, dirigida por Paula Ortiz, película que le ha llevado a alzarse con el Premio Goya a Mejor Dirección de Arte el pasado 8 de febrero.
Además, ha desempeñado otros cargos, como dibujante conceptual en El Laberinto del Fauno, de Guillermo del Toro, sin dejar nunca de compatibilizar cine y publicidad. En los últimos años con la llegada de las plataformas digitales ha realizado multitud de proyectos en televisión, como Alma (Sergio Sánchez, Netflix), No Me Gusta Conducir (Borja Cobeaga, HBOMax), El Vecino (Nacho Vigalondo, Netflix) o Romancero (Tomás Peña, Prime).