La UEMC alerta a sus alumnos sobre el uso excesivo de pantallas antes de ir a la cama que repercuten en la higiene del sueño y afectan a la salud física y mental 

El doctor Carlos Roncero asegura que el descanso se ha convertido en un “gran desafío” para los jóvenes 

La Universidad Europea Miguel de Cervantes (UECM) y la Alianza por el Sueño organizaron hoy una charla para concienciar a los estudiantes sobre la importancia de adoptar hábitos diarios que favorezcan el cuidado del sueño para prevenir futuros problemas de salud física y mental, conscientes de que el descanso se ha convertido en un “gran desafío” para los jóvenes por el uso excesivo de las pantallas antes de ir a la cama. Especialistas en la materia como el doctor Carlos Roncero, profesor de Facultad de Ciencias de la Salud de la UEMC, presidente de la Sociedad Española de Patología Dual y miembro del grupo sanitario de la Alianza por el Sueño, y la doctora Silvia Gismera, miembro del grupo de Sostenibilidad, Economía y Empresa de la Alianza por el Sueño, trasladaron a los universitarios los diferentes patrones propios de su conducta que se traducen en malos hábitos que afectan a la calidad de su sueño, informa ICAL.
Roncero subrayó la importancia del sueño, al ser clave para tener una buena salud física y mental, que se traduce en un adecuado rendimiento laboral que en el caso de los estudiantes es aprender, conocer y obtener buenas notas. En este sentido, citó el uso excesivo de las pantallas, ya sean teléfonos móviles, tabletas u ordenadores, que activan el cerebro en un momento previo a irse a dormir, que, a la postre, provocan que el ciclo del sueño-vigilia no se produzca de forma adecuada. “Es algo contraproducente para el cerebro de los niños y adolescentes pero también en el de los jóvenes y los adultos”, añadió. También citó otros factores como los horarios irregulares o el consumo de sustancias como el café, el tabaco, el alcohol o el cannabis que contribuyen a que los jóvenes sean más vulnerables a sufrir trastornos relacionados con el sueño. 
El profesor de Facultad de Ciencias de la Salud de la UEMC consideró necesarias este tipo de charlas entre los alumnos al asegurar que la sociedad tiene un problema al desconocer la relevancia del sueño y sus beneficios para descansar bien. “Los profesionales del futuro son los estudiantes de hoy, por lo que es vital que esa población entienda la importancia de tener un buen sueño-vigila. Es fundamental tener una buena cantidad y calidad de sueño, que se debe incrementar en momentos de más estudio o periodos de exámenes”, reiteró. 
Es por ello que Carlos Roncero apostó, según recogió la Agencia Ical, por la educación, la formación y la concienciación de la ciudadanía y, especialmente de los padres para evitar el abuso de las pantallas a última hora del día.
“Hay que fomentar una adecuada higiene del sueño”, aseveró. En España, los problemas derivados del cuidado del sueño suponen un desafío para la salud pública, especialmente en la población joven. Según un estudio reciente, la prevalencia del insomnio en los adolescentes del país es del 38,5 por ciento. Además, a nivel global, la OMS estima que el 70 por ciento de la población mundial no duerme las 8 horas al día recomendadas. Y según la World Sleep Societ, se considera que hasta el 45 por ciento de la población mundial padecerá, en algún momento, algún trastorno de sueño grave. 
La ausencia de un sueño saludable impacta no sólo en el descanso nocturno, sino también en la capacidad de funcionamiento diurno, incluyendo la gestión emocional, el rendimiento cognitivo y la somnolencia, lo que afecta negativamente durante las 24 horas del día. Asimismo, la evidencia científica demuestra la correlación entre el insomnio y la aparición de enfermedades de diversa índole como cardiovascular, endocrina, metabólica o neurodegenerativa, además de las alteraciones relacionadas con la salud mental (depresión y ansiedad).

Un estudio del impacto de internet y las redes sociales en la salud mental de los jóvenes subraya que un 22,5 por ciento de adolescentes ha reducido considerablemente el tiempo dedicado a otras actividades que no requieren dispositivos tecnológicos. Por ejemplo, el deporte, que se practiva menos por quienes tienen más dependencia de la tecnología.