En 2014, la Asamblea General de la ONU declaró el 11 de febrero como el Día Internacional de las Mujeres y las Niñas en la Ciencia. El objetivo era subrayar la importancia de que gobiernos, instituciones y empresas de todo el mundo unieran esfuerzos para que más niñas optaran por estudiar carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, por sus siglas en inglés). A medio plazo, se buscaba alcanzar una mayor igualdad y equilibrio entre mujeres y hombres en el ámbito tecnológico y científico.
A lo largo de la última década, aunque ha habido avances, los datos indican que aún queda un largo camino por recorrer. En España, al igual que en otros países desarrollados, la presencia de mujeres en carreras y profesiones STEM sigue estando marcada por una notable brecha de género. A pesar de que las mujeres representan el 35% de los estudiantes matriculados en estas disciplinas, su participación en áreas como las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) sigue siendo mínima, alcanzando apenas el 3%. La falta de referentes femeninos, los estereotipos de género y la escasa promoción de estas disciplinas desde edades tempranas continúan siendo barreras importantes para lograr un acceso equitativo.
Para conocer de cerca esta realidad, UDIT ha tenido la oportunidad de hablar con tres estudiantes (Icía Fernández, Myriam Collada y Laura Gómez) de distintos grados tecnológicos de la universidad, así como con Sandra Garrido, coordinadora del área de tecnología.
Sandra Garrido: “Animo a las estudiantes de tecnología a que busquen referentes femeninos dentro del ámbito STEM”
Sandra Garrido es una de las figuras más reconocidas de UDIT. Coordinadora del área de tecnología de la universidad, también es profesora en los grados de Diseño y Desarrollo de Videojuegos y Entornos Virtuales, Ciencia de Datos e Inteligencia Artificial, y Desarrollo Full-Stack. Además, imparte clases en el Máster Universitario Oficial en Inteligencia Artificial.
Desde pequeña, su asignatura favorita fueron las matemáticas y, a los 14 años, decidió que quería estudiar ingeniería de telecomunicaciones. Más tarde, por consejo de una de sus profesoras, optó por un grado en matemáticas e informática. “Los matemáticos resuelven los problemas utilizando lenguajes de programación”, le explicó su mentora.
Confiesa que sus inicios fueron duros. Durante su primer año universitario estuvo a punto de abandonar: “Éramos cuatro o cinco chicas en una clase de unas 40 personas y me encontré con asignaturas que me volvían la cabeza del revés”. Sin embargo, persistió y, tras graduarse, trabajó en distintas consultoras tecnológicas antes de incorporarse a UDIT.
Sobre la brecha de género en carreras tecnológicas, considera que los sesgos comienzan en la infancia. “Los juegos de lógica, construcción o ingeniería suelen estar más ligados a los niños, mientras que a las niñas se les vende más juguetes relacionados con la moda, el cuidado o la decoración”. En la adolescencia, esta diferencia se agrava por los estereotipos sobre matemáticos e ingenieros, a menudo percibidos como “frikis, introvertidos o raros”, lo que puede alejar a muchas jóvenes.
También destaca la escasez de referentes femeninos en tecnología, tanto en la vida real como en la ficción. “En pocas películas, libros o videojuegos aparecen mujeres en el ámbito tecnológico y, cuando lo hacen, rara vez tienen un papel relevante en la trama”. Por ello, valora especialmente a la escritora Ali Hazelwood, quien en sus novelas románticas sitúa a mujeres en el mundo STEM, con protagonistas que son doctorandas y científicas. “Aunque parezca una tontería, si te dedicas a este ámbito, da mucha alegría encontrarte con un personaje femenino que haga lo mismo que tú”.
En este sentido, subraya la importancia de contar con profesoras en estas disciplinas. “Cuando llegas a un grado donde la mayoría de tus compañeros son hombres y ves un claustro sin mujeres, puedes llegar a sentirte fuera de lugar, como si ese no fuera tu mundo”. Sin embargo, contar con docentes que han recorrido el mismo camino puede ser una gran fuente de inspiración y motivación.
En el lado positivo, resalta que en España cada vez hay más referentes en tecnología y menciona figuras como Nerea Luis, Cristina Aranda, Verónica Pascual o Laia Subirats como ejemplos de mujeres influyentes en el sector.
Como docente, considera que el mayor reto para las alumnas es la creencia de que este ámbito no es para ellas. “El género no nos predispone para que algo se nos dé mejor o peor. No deben subestimar sus capacidades técnicas, sino luchar por lo que les gusta y por los objetivos que quieren alcanzar”.
Icía Fernández: “Con UDIT fue amor a primera vista”
Icía Fernández tuvo claro desde el principio que quería estudiar un grado técnico. Aunque valoró opciones como ingeniería informática o robótica, fue su profesor de física de segundo de bachillerato quien le habló de UDIT y la posibilidad de adentrarse en el mundo del desarrollo de videojuegos. “Fue amor a primera vista”, confiesa.
Sobre la baja presencia de mujeres en grados como inteligencia artificial o programación, cree que uno de los principales problemas es la falta de referentes femeninos. “Muchas veces no encontramos un ejemplo a seguir de alguna mujer ‘famosa’ o con éxito en un campo tecnológico”, lo que puede desmotivar a las chicas interesadas en estas áreas.
Desde la ESO, cuando pudo escoger optativas tecnológicas, se encontró en clases con una presencia masculina abrumadora. “En ocasiones era la única chica”, recuerda, y tuvo que enfrentarse a diversos estereotipos. También destaca la escasez de profesoras en el ámbito tecnológico, lo que dificulta que las jóvenes tengan modelos a seguir durante su formación. Aunque considera que se ha avanzado mucho en este aspecto, reconoce que “cada día es un reto”.
Myriam Collada: “En la tecnología puedes encontrar tu auténtica vocación”
Myriam Collada, alumna del Grado en Diseño y Desarrollo de Videojuegos y Entornos Virtuales en UDIT, explica que desde pequeña sintió una gran atracción por la tecnología y es una gran admiradora de desarrolladores de videojuegos como Scott Cawthon o Toby Fox, “por lo que han conseguido con su esfuerzo y pasión. Me gustaría llegar a inspirar a otros como ellos me han inspirado a mí”, afirma.
Myriam se muestra convencida de que la falta de mujeres en tecnología desanima a otras a intentarlo. “Es un mundo estereotípicamente masculino y eso puede echar para atrás a muchas mujeres”, asegura, a la vez que considera que muchas lo disfrutarían si se animaran a superar esa primera barrera.
Para ella, uno de los mayores retos que tuvo que superar fue, precisamente, el tener que integrarse en un entorno mayoritariamente masculino, algo que al principio resultaba intimidante. Sin embargo, se muestra orgullosa al contar cómo, una vez superado ese primer impacto, ha encontrado “un gran referente femenino en una profesora a la que admiro” y que le ha animado a desarrollar su potencial.
Laura Gómez: “Las mujeres aportan diversidad de pensamiento y creatividad”
Laura Gómez experimentó un choque cultural al regresar a España tras haber pasado dos años en una de las ciudades más tecnológicas de Estados Unidos. Para su sorpresa, percibió un contraste evidente y una sensación de atraso en el sector. Lejos de desmotivarse, esta experiencia fue la que la impulsó a apostar decididamente por la tecnología.
Sobre la baja presencia femenina en disciplinas como inteligencia artificial, diseño de videojuegos o programación, señala que los estereotipos de género juegan un papel clave. “Siempre se han asociado las matemáticas, la tecnología y la ingeniería con características masculinas, lo que desmotiva a muchas niñas a explorar estas áreas”.
A las chicas que están considerando estudiar una carrera STEM, les aconseja que confíen en sus habilidades y no se dejen intimidar. “Puedes sentir que no encajas o dudar de ti misma, pero recuerda que todos comienzan desde cero y el aprendizaje es un proceso”.
Además, las anima a romper estereotipos y a reconocer que su perspectiva es valiosa: “Las mujeres aportan diversidad de pensamiento y creatividad a los campos STEM. Tu visión única puede resolver problemas de maneras que nadie más habría imaginado”.
Un futuro con más mujeres STEM
Las voces de estas estudiantes reflejan tanto los desafíos como las oportunidades que existen para las mujeres en los campos de la ciencia, la tecnología y otras disciplinas STEM.
Como destacan las entrevistadas, contar con más profesoras, investigadoras y líderes tecnológicas es clave para que las futuras generaciones se sientan representadas y motivadas a seguir este camino. No cabe duda de que la educación juega un papel fundamental en este cambio. Iniciativas como programas de mentoría, comunidades de mujeres en tecnología y espacios inclusivos pueden marcar la diferencia para reducir la desigualdad en estos campos.
A pesar de los retos, el panorama está cambiando. Como ellas misma afirman, la clave está en confiar en el propio talento, desafiar los prejuicios y atreverse a intentarlo.
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