Texto: Alberto Martín, Fotografía: Jesús de Miguel – 28 oct 2024 12:32 CET
Soñar con lo que quieres ser y trabajar hasta hacerlo realidad. Sin miedos, sin barreras. No existe el sueño imposible. Cerca de cincuenta estudiantes de último curso de la ESO escuchan, sin apenas parpadear, los consejos que les da alguien que ha sabido hacer sus sueños realidad. Están participando en el proyecto Ciencia con VETUCM, un programa para despertar vocaciones científicas en jóvenes de entornos desfavorecidos. Rebeca Atencia, veterinaria formada en la Complutense, no ha dudado en sumarse a la iniciativa y pronunciar la inspiradora conferencia de bienvenida en cada una de las tres sesiones de las que consta el proyecto. Ella es el ejemplo de que todo es posible. Más joven entonces que aún hoy ellos, soñaba, subida en los árboles de su Galicia natal, con la selva, con sus animales, con cientos de aventuras por vivir. Hoy, aquella niña soñadora es la directora del Instituto Jane Godall en Congo.
Ciencia con VETUCM -«Actividades singulares para acercar la Ciencia y la Universidad a los jóvenes»-, como explica la directora del proyecto, la profesora de la Facultad de Veterinaria y vicedecana de Investigación, Transferencia y Biblioteca, María Álvarez, surge con la idea de “fomentar la cultura científica y generar vocaciones entre los jóvenes que probablemente tienen menos oportunidades de acceso a la Universidad”. Para ello, la Facultad, a través de su Unidad de Divulgación Científica, en colaboración con el Programa Exe de la Fundación Empieza por Educar –dedicada a la búsqueda de la igualdad de oportunidades en la educación- diseñó un programa que fue seleccionado por la Fundación Española de Ciencia y Tecnología (FECYT) en su convocatoria de financiación. En concreto, son tres jornadas en los que estudiantes de tres centros seleccionados por el Programa Exe visitan durante toda una mañana la Facultad, donde, además de escuchar a Rebeca Atencia, realizan varios talleres en sus laboratorios y visitan la granja docente de la Facultad.
Los talleres, realizados de la mano de profesores y técnicos de la Facultad, consiguen despertar el interés de los estudiantes. Equipados, por supuesto, con la pertinente bata de laboratorio, las alumnas y alumnos aprenden a hacer gominolas y nubes, descubren cómo se identifican los huesos de los animales en el campo y cómo se observa el ADN de esos mismos huesos al microscopio, y hasta ven en tiempo real cómo se causa una infección de leishmaniosis en una célula canina. También la visita a la granja docente resulta del máximo interés: conocen de primera mano su funcionamiento, los sistemas de producción animal, el medio rural y su importancia en la producción de alimentos para la sociedad.
Pero, sin duda, es la conferencia de Rebeca Atencia la que deja a los estudiantes marcados. Es la historia en primera persona de alguien que fue como casi todos y que hoy es como casi nadie. La historia de una niña que soñaba con correr por la selva rodeada de animales y que no dudó en dar todos los pasos necesarios para hacer realidad su anhelo. Primero sacó las mejores notas posibles en el instituto para ir a la universidad; tras un año en blanco por un inoportuno cambio de residencia familiar -que aprovechó para hacer voluntariado y aprender inglés- de nuevo tuvo la presión de aprobar todas las asignaturas de primero de Veterinaria en la Universidad de Lugo, para poder trasladarse a Madrid, a la Complutense, y ya una vez terminada la carrera no dudó en aceptar una propuesta llena de riesgos e incógnitas: trasladarse tres meses a Congo a trabajar con chimpancés. “Y allí estaba yo, en la selva de mis sueños hecha realidad. Todo igual de bonito o más, pero ¡daba tanto miedo!”, confesó.
Por supuesto, no se asustó, o sí, pero supo encontrar los remedios, desde aprender a identificar los sonidos de la selva, a cómo actuar con los animales. Ni la malaria que cogió y que la hizo pensar que en ese momento se acababa todo, la hicieron volver por donde había llegado. Ni siquiera los elefantes –“el animal que más miedo me da junto a las serpientes”- que acudían día sí, día también, a arrascar sus lomos en la débil fachada de su cabaña, la hicieron dudar. Tampoco lo hizo cuando Jane Godall, la más importante primatóloga del mundo, le propuso irse con ella a trabajar en su centro de rescate de chimpancés. “Y lo que iba a ser una estancia de tres meses, ya va por los 20 años”. Con el apoyo de Godall buscó lugares en los que reintroducir en la naturaleza a los chimpances -con el tiempo también otras especies- que había salvado de la muerte, víctimas en su mayoría del tráfico de animales. «Llevo unos 150 chimpances salvados«, comparte ante el asombro de su joven audiencia, con la que ya nada más comenzar su charla había compartido un vídeo, «que en su momento fue bastante viral», en la que ella y Jane Godall liberan en uno de esos santuarios a Wounda, una joven chimpancé que Atencia salvó de una muerte segura.
Junto a decenas de anécdotas, Atencia fue dejando a los estudiantes -el primer día de la actividad, el pasado 23 de octubre, del Colegio El Catón, de Torrejón de Velasco- diversas lecciones de vida: estudiar, prepararse, hacer todas las prácticas que puedan, no dudar de sus sueños, no ponerse barreras porque estas no existen, “nos las ponemos nosotros mismos”, dejar a un lado los miedos… Vivir. “Ir siempre en busca de tu sueño. Tu destino es el que tú quieras”.