- El profesor de Criminología Aplicada a Espacios Digitales en la Universidad Europea, Jorge Ramiro Pérez, advierte de las consecuencias de la sobreexposición en redes sociales
- Las redes sociales pueden causar efectos que perjudican gravemente la salud mental, “provocando adicción, aislamiento familiar y fomentando la naturalización del bullying”
En la era de las redes sociales, el oversharing o la sobreexposición en plataformas digitales ha adquirido una gran relevancia. Aunque esta práctica puede ser terapéutica o generar redes de apoyo para normalizar cuestiones relativas a la salud mental, también conlleva riesgos significativos. Jorge Ramiro Pérez, profesor de Criminología Aplicada a Espacios Digitales en la Universidad Europea, explica que “no toda exposición íntima es negativa, pero debemos ser conscientes de sus implicaciones y límites”.
Más allá de los creadores de contenido, es común que los usuarios en redes sociales compartan y expongan situaciones complicadas. Entre los contenidos que más se comparten destacan las manifestaciones de vulnerabilidad emocional como episodios de ansiedad, así como detalles cotidianos relacionados con compras u ocio. Esto pone de manifiesto los difusos límites entre lo público y lo privado en el mundo digital. Según señala el profesor de la Universidad Europea esto se debe al “diseño de las plataformas y los algoritmos, que promueven el consumo constante y la viralidad desempeña un papel clave, fomentando el éxito, el triunfo, la belleza y la autoafirmación”.
Los más afectados por esta tendencia suelen ser los jóvenes, al haber nacido en un entorno tecnológico, son quienes más tienden a esta sobreexposición. Jorge Ramiro Pérez señala que “es en estos abismos generacionales tan pronunciados donde surgen los problemas de incomunicación y el distanciamiento”. Además, los menores de edad son especialmente vulnerables a las consecuencias de esta sobreexposición, incluyendo la naturalización de discursos de odio, la perpetuación de estereotipos, el refuerzo de expectativas irreales y la erosión de valores democráticos.
A su vez, hay otros riesgos que conlleva esta sobreexposición en las redes sociales. El experto señala que las principales consecuencias son “que crean adicción, provocan aislamiento familiar y la naturalización del bullying. Estos efectos perjudican gravemente la salud mental. A lo que hay que sumar las fugas de datos que pueden resultar en suplantaciones de identidad”.
Para frenar estos efectos perjudiciales, es esencial fomentar el pensamiento crítico desde el hogar y las instituciones educativas. Jorge Ramírez Pérez asegura que no cree “en la prohibición; necesitamos diálogo, colaboración público-privada y la participación de referentes culturales para promover un uso responsable de las redes sociales”
El docente de la Universidad Europea propone una serie de soluciones para abordar este asunto que se basan en “la formación en ciudadanía digital sostenible, talleres con familias y la investigación continua de comportamientos digitales, con el objetivo de crear un entorno más seguro y humano en la era de la tecnología”.