Impacto directo e indirecto en la economía española de una eventual imposición de aranceles por parte de EE. UU.

Madrid, 04/02/2023. La política arancelaria de Estados Unidos, impulsada por la administración de Donald Trump, ha generado gran incertidumbre en los mercados internacionales. La Cámara de Comercio de España alerta sobre el uso de los aranceles como herramienta política más que económica. “Trump utiliza los aranceles no tanto para proteger su industria nacional, sino como un instrumento de negociación en otros ámbitos políticos y comerciales. Este enfoque introduce una gran incertidumbre para los países afectados”, indica Raúl Mínguez, director del Servicio de Estudios de la Cámara de España.

En todo caso, el impacto directo de una eventual imposición de aranceles a la Unión Europea sería limitado en el caso de España, ya que nuestro país tiene una exposición menor que la de otros socios comunitarios como Italia, Alemania o Francia. En el caso de España, nuestra balanza comercial con Estados Unidos es deficitaria, es decir, importamos más de lo que exportamos.

Actualmente, las exportaciones a EE. UU. representan alrededor del 2,3% del PIB español (frente al 4,6% que suponen para la UE27). Estas se dividen principalmente en tres grandes grupos: bienes de equipo (motores y otra maquinaria mecánica y electrónica, equipos eléctricos, equipamientos de oficina, entre otros), productos semimanufacturados (entre los que se incluyen químicos y farmacéuticos) y productos agroalimentarios (como grasas y aceites). Estados Unidos es además el sexto destino de nuestras exportaciones y el segundo de los países extracomunitarios después de Reino Unido. Hoy en día, las exportaciones españolas a Estados Unidos suponen cerca de 22.000 millones de euros al año, involucrando a más de 27.000 empresas de diferentes sectores, tamaños y regiones.

En el caso de las importaciones españolas desde EE. UU., estas suponen alrededor del 2,5% del PIB nacional (4.3% en el caso de la UE27), distribuyéndose en cuatros grandes grupos: bienes de equipo, productos semimanufacturados, productos agroalimentarios y productos energéticos (principalmente petróleo y gas).

Por otro lado, la Cámara de Comercio de España subraya que, en caso de que se apliquen aranceles, una medida homogénea resultaría menos perjudicial para la economía global que una discriminación por sectores o bloques comerciales. “Si se impone un arancel generalizado el impacto sería menor que si se establecen aranceles diferenciados por sectores o bloques geográficos, ya que esto último podría alterar los precios relativos y generar desventajas para determinadas industrias y territorios, además de generar incertidumbre”, explicó Mínguez.

Además del impacto directo, el endurecimiento de la política arancelaria norteamericana podría ser mayor, dado el valor añadido por España a las ventas de otros países al EE. UU. No en vano, las exportaciones de productos de nuestros socios europeos al mercado estadounidense incorporan valor añadido producido en España. Una suerte de exportaciones indirectas a EE. UU., por la vía de las cadenas globales de valor, que también podría verse en riesgo ante el rearme arancelario anunciado por la Administración Trump.

A ello se añadiría también el eventual impacto sobre las exportaciones españolas de servicios no turísticos, dado que una parte de estas ventas de servicios están directamente vinculadas al comercio de bienes. En caso de que las transacciones de mercancías se contrajeran, habría un impacto negativo sobre parte de las exportaciones españolas de servicios a EE. UU.

La Cámara de Comercio de España recuerda que, de materializarse las amenazas de la nueva administración estadounidense, las empresas españolas podrían aplicar las lecciones aprendidas en la anterior etapa, cuando expandieron su presencia a mercados emergentes, buscaron nuevos socios comerciales y avanzaron acuerdos con importadores y distribuidores estadounidenses para renegociar precios, plazos y condiciones, buscando repartir el impacto de los aranceles.