La Marcha Federal del Orgullo «Antifascista y Antirracista» celebrada recientemente en Argentina dejó en evidencia su carácter marcadamente político, más que un acto de visibilización de los «derechos del colectivo».
Organizada bajo consignas de rechazo al Gobierno de Javier Milei, la manifestación poco tuvo que ver con la defensa de la «igualdad y la inclusión«, y se convirtió en un acto de confrontación directa con la administración libertaria.
Lo más preocupante de esta movilización fue la clara politización del evento, donde la bandera del reclamo por los «derechos de las personas LGBT» se utilizó como un instrumento para avanzar en agendas partidarias de izquierda.
La marcha estuvo caracterizada por los ataques al presidente Milei, la presencia de degenerados semidesnudos, quienes marcharon junto con niños pequeños, y el falso relato que presenta al Gobierno de Milei un supuesto «enemigo de los derechos conquistados por la comunidad LGBT».
No es la primera vez que en este tipo de marchas se da cabida a personas que hacen uso del evento para exhibir su desnudez. Este tipo de actitudes pone en evidencia la falta de una actitud responsable en el activismo de izquierda y destruye su falso relato.
A pesar de la magnitud que se le intentó dar a la protesta de izquierda, el apoyo a la misma fue sumamente limitado. Según el Centro de Operaciones de la Policía de la Ciudad, solo unas 20.000 personas participaron en la movilización en CABA, una cifra extremadamente baja en comparación con otras ediciones previas. Esto deja en evidencia que el apoyo a este tipo de protestas es cada vez menor.
Este escaso número de asistentes refleja el desinterés y la falta de respaldo que la marcha recibió por parte de la sociedad en general, evidenciando que la politización del evento no logró atraer a mucha gente.
La marcha LGBT fue convocada por la extrema izquierda bajo la excusa de «defender derechos«, pero lo cierto es que Milei no impulsó ninguna medida que afecte a la comunidad.
Todos los «derechos conquistados» en materia de diversidad siguen vigentes, y el Gobierno de Milei dejó en claro en múltiples ocasiones que no tiene intención de modificarlos.
En el fondo, esta movilización se trata de una estrategia política más de la izquierda y el krichnerismo para intentar recuperar poder a través del conflicto.
En definitiva, estas manifestaciones de izquierda demuestran que son solo un pobre intento para intentar desestabilizar al Gobierno de Milei, con toda la oposición de izquierda unida, defendiendo lo indefendible y criticando al presidente mediante afirmaciones falsas.