Fernando Valladares: “La esperanza residente en todo lo que no podrá hacer Donald Trump en su Gobierno”

Fernando Valladares es optimista. En un escenario global en el que cada vez son más las noticias que generan, en el mejor de los casos, una incómoda sensación de incredulidad, el investigador del CSIC y profesor en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid insiste en que no está todo perdido. La llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, por ejemplo, es, dice, «el síntoma de una enfermedad civilizatoria”, pero aún así Valladares encuentra un rayo de luz entre tanta tiniebla: “Es matemáticamente imposible que Donald Trump cumpla lo que ha prometido. El margen de la esperanza es precisamente todo lo que no podrá hacer Donald Trump en su Gobierno”. 

Valladares, que ha participado este martes en la inauguración de las II Jornadas PAEAS ‘La educación ambiental ante los riesgos de la crisis climática’, ha defendido que la ciudadanía española y europea “está concienciada sobre los problemas ambientales”, si bien no canaliza esa preocupación “en acciones concretas más allá de a veces acciones simbólicas”. Por eso, apuesta por «jugar” con las emociones, “del miedo, el susto, el Apocalipsis para que nos puedan hacer ciudadanos a la altura de los desafíos climáticos, de la pérdida de biodiversidad y de amenazas a nuestra propia esperanza de vida”.  

“Donald Trump en la Casa Blanca es un síntoma de una enfermedad civilizatoria en la cual la ciencia no forma parte fundamental de las decisiones. Siempre hemos creído que la razón, la ciencia y la lógica deben guiar las decisiones. Ahora, como ocurre siempre al final del ciclo de una civilización que se acerca al final de los recursos que le han mantenido ahí, en este caso el fin de una época de combustibles fósiles, la sociedad percibe los riesgos y ante esa incertidumbre apuesta por líderes que se alejan del conocimiento y que prometen poco menos que milagros o cuestiones ilusorias”, ha reflexionado Valladares.  

En el caso concreto de Trump, el científico cree que «no podrá cumplir la mayor parte de sus promesas electorales. Es matemáticamente imposible que cumpla lo que ha prometido. Lo sorprendente, desde el punto de vista sociológico, es que tanta gente le haya apoyado… mucha gente que ya lamenta haberlo hecho”.

«Como ocurre al final del ciclo de una civilización, la sociedad percibe los riesgos y apuesta por líderes que se alejan del conocimiento y prometen poco menos que milagros o cuestiones ilusorias”

“El margen de la esperanza es todo lo que no podrá hacer Donald Trump en su Gobierno. Por ejemplo, las energías renovables que él tanto denosta ya son económicamente competitivas y mucho inversor no le seguirá en su épica de los combustibles fósiles”.  

Más allá del impacto que pueda tener el negacionismo de ciertos líderes globales, Valladares recuerda que el margen de acción de la ciudadanía no ha sido anulado y que puede actuar en dos planos: “Por un lado, con acciones muy individuales del día a día, como una movilidad más sostenible, la decisión de dónde va de vacaciones… Pero también otra, que muchas veces infraestimamos, que es la decisión de a quién votas y qué movimientos sociales políticos apoyas”. 

Y en ese escenario, una de las claves será la educación ambiental, que se encuentra en “un momento imprescindible, de urgencia. La educación trata de dar las herramientas para que todos y todas entendamos cuál es el papel del medio ambiente en nuestra salud y en el funcionamiento de nuestra sociedad. Un papel mucho más importante del que tenemos conciencia y que, por tanto, si lo sabemos explicar y lo sabemos entender y aplicar, podemos entrar con facilidad y con naturalidad en una nueva civilización, que es lo que necesitamos urgentemente”.