Profesores de la Universidad de Málaga han sido hoy protagonistas del primer encuentro del programa Géiser, una iniciativa organizada por la Consejería de Cultura y Deporte junto a la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales y el Instituto Andaluz de las Artes Plásticas y Visuales, en colaboración con la UMA. Bajo el título «Inteligencias artificiales 2025. ¿Qué tiene que decir el ser humano?», el evento, celebrado en el Palacio de la Aduana, convirtió al Museo de Málaga en un foro de reflexión sobre las posibilidades creativas y los retos éticos que plantea la inteligencia artificial en el ámbito de las artes visuales.

El panel de expertos estuvo integrado por Antonio Diéguez, quien, desde la filosofía de la ciencia y la tecnología, abordó los dilemas éticos que plantea la inteligencia artificial; Nuria Rodríguez Ortega, que ofreció un análisis desde la perspectiva de la historia del arte y las humanidades digitales, cuestionando cómo estas tecnologías están redefiniendo la creación artística; Cristina Urdiales que, en base a su experiencia en robótica e inteligencia artificial, habló sobre las aplicaciones prácticas y los desafíos técnicos que enfrentan los ingenieros y Jon Juárez, artista gráfico, que compartió su visión sobre cómo las herramientas de IA están transformando la ilustración y la animación.

El evento contó con la moderación de Pepo Pérez, vicerrector adjunto de Cultura de la Universidad de Málaga, quien guio la conversación hacia puntos clave como la ética, el trabajo creativo y la propiedad intelectual en la era de la IA, entre otros.

Asimismo, se analizaron los desafíos que enfrentan los creadores visuales y gráficos ante las herramientas de IA generativas, los beneficios potenciales de estas tecnologías y la necesidad de una ética de la inteligencia artificial que aborde sus impactos sobre la democracia, la economía, el medio ambiente y la justicia social.

El foro ‘Inteligencias artificiales 2025. ¿Qué tiene que decir el ser humano?’, se celebró en el Palacio de la Aduana

La discusión se centró en explorar cómo la inteligencia artificial no solo cambia las formas de producción artística sino también las de percepción y consumo de arte. Se subrayaron tanto las oportunidades que ofrece esta tecnología para democratizar el arte y facilitar nuevas formas de expresión, como los retos en términos de autenticidad, empleo y regulación.