La Universidad de La laguna ha investido hoy, sábado 18 de enero, a la escritora Ken Bugul, la teórica de la comunicación Amparo Moreno Sardà, la historiadora de la ciencia Londa Schiebinger y el biomédico Nicholas A. Peppas como doctoras y doctor honoris causa. Durante su discurso de bienvenida al claustro honorario de la institución, el rector de la Universidad de La Laguna, Francisco J. García Rodríguez, señaló que, más que el “negacionismo”, uno de los grandes males contemporáneos es la “indiferencia” que lleva a la inacción para luchar contra los problemas del mundo, por lo que agradeció a las cuatro personas distinguidas que se hayan erigido en “vacuna frente a la indiferencia” (*).
García señaló que esta ceremonia pone de manifiesto el propósito de la institución por “revertir la intolerable brecha de género” existente en su nómina doctorados Honoris Causa. De 50 personas agasajadas con esta distinción por la Universidad de La Laguna, solamente ocho son mujeres, incluyendo las tres que hoy han sido investidas. En los últimos años se ha tratado de equilibrar esta proporción concediendo más de estos doctorados a mujeres que a hombres, y la institución seguirá persistiendo en este empeño.
Para el rector, estos doctorados responden al ánimo de las universidades por abrirse a la sociedad. “Solo desde esta universalidad se puede ser fiel al compromiso de fomentar el pensamiento crítico, promover el diálogo intercultural y buscar soluciones globales a los grandes desafíos de la humanidad”. Así, esta ceremonia adoptó esa orientación universalista desde dos puntos de vista: el disciplinario, pues se ha reconocido a especialistas en materias muy diferentes entre sí, como geográfica, haciendo gala de la condición atlántica de Canarias, la cual, parafraseando a la catedrática y académica de la lengua Dolores Corbella, no supone una barrera, sino un puente.
En su discurso, que sirvió como cierre del acto, el rector se detuvo a recordar algunas de las ideas de Bugul, Moreno, Schiebinger y Peppas habían expuesto previamente en sus discursos de investidura. “Hoy estamos concediendo esta importante distinción honorífica a tres mujeres y un hombre que constituyen los mejores antídotos contra este mal de nuestro tiempo: no son y no nos dejan indiferentes”.
Ken Bugul
Dulce María González Doreste, del Departamento de Filología Clásica, Francesa, Árabe y Románica, fue la primera madrina en tomar la palabra para presentar a la escritora senegalesa Ken Bugul, pseudónimo en lengua wolof de Mariétou Mbaye Biléoma. Esta autora de once novelas creció en el seno de una familia polígama y fue abandona por su madre a los cinco años. Sin embargo, su brillantez le permitió realizar estudios universitarios tanto en su país como en Bélgica. Considerada una de las escritoras más importantes del continente africano, su obra ofrece una visión fascinante de la condición humana, el exilio y la búsqueda de un lugar en el mundo y de una identidad, todo ello con un enfoque humanista, una visión crítica de las estructuras sociales y culturales, y un firme compromiso con los derechos humanos.
En su discurso de investidura, Ken Bugul expresó su amor por la lengua y cultura españolas, citando inspiraciones como las de Unamuno, Lorca, Machado, García Márquez y Neruda, a quienes citó durante su alocución. Explicó que, para ella, la escritura es una necesidad y una pasión, un arma terapéutica, un instrumento de militancia en pro de los derechos de las mujeres, para dar voz a las que tanto tiempo llevan calladas.
La escritora se refirió a la polarizada realidad del presente, determinada por una amenaza climática que empuja la marcha de millones de personas en busca de lugares más sostenibles. Pero también se compadeció de “los pobres seres humanos” que se refugia en “mundos virtuales” para completar sus vidas. En este mundo tan extenuado, la literatura debe jugar un papel histórico acompañando e interpelando a la historia humana: “Ha de evitar reducirse al simple relato de hechos, para hacernos más humanos, hacernos razonar y no limitarse a victimizar o distraer. La literatura, debe, en fin, insuflar de coraje para construir un mundo humanamente mejor”.
Su discurso puso de manifiesto su condición de luchadora incansable, plenamente activa a sus 78 años en militancia por la paz y combatiendo dictaduras, racismos, antisemitismos y todas las formas de extremismos, entre ellas las que procuran la ignorancia y la estupidez. No es casual que cerrara su discurso citando a otro referente español, Dolores Ibárruri: “No pasarán”.
Amparo Moreno Sardà
La profesora del Departamento de Ciencias de la Comunicación y Trabajo Social Lara Carrascosa Puerta, fue la encargada de resumir la dilatada carrera de Amparo Moreno Sardà, destacada investigadora en Historia y Comunicación desde un enfoque feminista que es catedrática emérita de la Universidad Autónoma de Barcelona, en donde ejerció como docente e investigadora desde 1973 hasta 2019. Fundadora del Laboratorio de Periodismo y Comunicación para la Ciudadanía, ha sido activista feminista, activista de clase, y se ha esforzado en fomentar la participación social y dación de cuentas en las instituciones locales, tratando de hacer avanzar el conocimiento y dar voz a quienes normalmente no la tienen.
Durante su intervención, Moreno Sardà recordó sus inicios como periodista “de calle”, hasta que su activismo político en la clandestinidad franquista le valió un despido y precipitó su incorporación al mundo de la academia. Allí fue pionera en incorporar la visión del feminismo a las ciencias sociales, hasta ahora abordadas desde una óptica preeminentemente patriarcal: “De las mujeres no hablaban, o muy poco, o con ironía. Como si no existiéramos o nuestras aportaciones no fueran significativas”.
El suyo ha sido un feminismo crítico, llegando incluso a cuestionar a figuras claves del movimiento como Simone de Beauvoir, cuya visión negativa de la maternidad no comparte Moreno Sardà. En esa trayectoria, señaló como gran problema el concepto de “hombre” que históricamente ha servido para englobar a toda la humanidad pese a que no hace referencia a todos los seres humanos: no solo elimina a las mujeres del conjunto, sino que ni siquiera remite a todos los varones, pues el término suele referirse esencialmente a las elites y los poderosos.
Eso le ha llevado a la búsqueda de un “Humanismo Plural” que tenga en cuenta la diversidad social, cultural, racial y genérica de la humanidad global. Para ello, ha desarrollado proyectos como una plataforma web o el mapa “infoparticipa”, que evalúa la acción de los gobiernos locales y supralocales. La ponente también recordó sus frecuentes colaboraciones realizadas con la Universidad de La Laguna.
Nicholas A. Peppas
El profesor Edgar Pérez Herrero, del Departamento de Ingeniería Química y Tecnología Farmacéutica, fue el padrino del cuarto investido en la ceremonia, Nicholas Peppas, catedrático en la Universidad de Texas en Austin, con afiliaciones en Ingeniería Química, Ingeniería Biomédica, Farmacia, Pediatría, y Cirugía, y director del Instituto de Biomateriales, Administración de Medicamentos y Medicina Regenerativa. Su laureada trayectoria científica queda patente por las cifras: coautor de más de 1.800 artículos, 41 libros y 54 patentes; conferenciante por 34 países con más de 1.600 ponencias; profesor visitante en 14 universidades de 11 países; director de 125 tesis doctorales y 14 doctorados Honoris Causa.
El discurso de aceptación de Peppas basculó entre el relato personal y un resumen de sus hallazgos científicos. Sobre lo primero, este investigador nacido en Atenas recordó cómo, tras estudiar Ingeniería Química en el país heleno, realizó su doctorado en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, donde inició una carrera investigadora de 49 años radicada en Estados Unidos que le ha llevado a colaborar con grupos de investigación de todo el mundo. De su relación con España, además de los trabajos científicos, el ponente, un reconocido melómano, destacó el descubrimiento de la zarzuela y las tunas universitarias e incluso llegó a alabar las dos orquestas canarias: Sinfónica de Tenerife y Filarmónica de Gran Canaria. Recordó cómo conoció a su padrino, Edgar Herrero, cuando este era estudiante en la Universidad de Salamanca, y también que realizó en 2019 una estancia en la Universidad de La Laguna para impartir un curso sobre administración industrial de fármacos. Al inicio de su intervención, calificó la institución tinerfeña como «el faro científico del Atlántico».
Ese ha sido, justamente, uno de los grandes campos de investigación en los que ha destacado el investigador, especialmente en las últimas décadas en la Universidad de Texas en Austin: el diseño, estudio y aplicación de biomateriales avanzados y formulaciones avanzadas de administración de fármacos que no se limitan a liberar la droga, péptido o proteína a un ritmo determinado, sino que lo hacen de una manera muy específica que se activa como consecuencia de cambios significativos del entorno fisiológico.
Peppas concluyó que este reconocimiento no supone el final de su carrera y que se siente afortunado por haber colaborado con grandes investigadores y alumnado brillante que compartieron su visión de realizar una investigación con aplicación inmediata y preocupación hacia los pacientes. Por ello, defendió la idoneidad de la convergencia entre disciplinas como la biomedicina, la química, la biología y la ingeniería para comprender mejor cómo surgen las enfermedades y defectos genéticos. Durante su intervención, tuvo la oportunidad de saludar a algunos investigadores españoles presentes en el acto, y recordó que lo importante no son los premios y las distinciones, sino esos momentos en los que como investigador se da cuenta de que su trabajo puede mejorar la calidad de vida de las personas, e incluso prolongarla.
Londa Schiebinger
La perspectiva de género, en este caso aplicada al mundo de la investigación, también protagonizó la ponencia de la tercera investida, Londa Schiebinger. Su madrina fue Carina González González, del Departamento de Ingeniería Informática y de Sistemas, quien detalló los hitos de esta catedrática de Historia de la Ciencia en la Universidad de Stanford que ya ostenta cinco doctorados honoris causa y pertenece a la Academia Americana de las Artes y las Ciencias. Centrada en estudiar la participación femenina en la ciencia y en el género tanto en la estructura de las investigaciones científicas, es responsable del proyecto “Gendered Innovations”, término acuñado por ella en 2005 para desarrollar métodos prácticos de análisis de sexo, género e interseccionalidad en la ciencia e ingeniería.
La propia Schiebinger explicó este concepto durante su ponencia. Así, expuso cómo en las últimas décadas las instituciones han adoptado tres estrategias de género: “Arreglar las cifras”, es decir, incrementar el número de mujeres en ciencia e ingeniería; “Arreglar las instituciones”, promoviendo la igualdad en las carreras mediante la superación de prejuicios inconscientes en las entidades de investigación; y “Arreglar el conocimiento”, que es a lo que se refiere la idea de las “Gendered Innovations”, o “innovaciones con perspectiva de género”, integrando el sexo, el género y el análisis interseccional en la investigación para lograr la excelencia.
Obviar la perspectiva de género en investigación es hacer “mala ciencia” que provoca pérdidas económicas y de vidas. Citó, por ejemplo, la reciente retirada del mercado estadounidense de diez fármacos por su riesgo para la salud, ocho de los cuales eran muy lesivos para las mujeres. Esa retirada supondrá pérdidas para sus laboratorios, que no verán el retorno de sus inversiones millonarias, algo que se podría haber evitado si su desarrollo hubiera incorporado esa perspectiva de género. Otro ejemplo es que los síntomas de infarto femenino difieren del masculino, y hay estudios que demuestran que detectarlo mejor supondría obvias mejoras en la calidad de vida de las mujeres y también un impulso millonario para la economía.
Schiebinger puso más ejemplos sobre diferencias no solo sexuales, sino también raciales, que pueden ser cruciales para el desarrollo de tecnologías como el reconocimiento facial por Inteligencia Artificial: hay desarrollos que han tenido que ser ampliamente mejorados porque inicialmente solo eran eficaces detectando rostros de hombres blancos. Incluso en ámbitos como el cambio climático el género importa: explicó que algunas especies de tortugas determinan su sexo en función de la temperatura del agua, que si es más cálida, producirá ejemplares femeninos. El calentamiento global provoca que haya zonas en las que su población ya es un 99% de hembras, un evidente problema de cara a su reproducción.
(*) Discurso del rector.