Los Premios CSIC-Fundación BBVA celebran el valor de la comunicación científica para orientar a la sociedad ante desafíos globales

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El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Fundación BBVA han celebrado este jueves la ceremonia de entrega de los Premios y Ayudas CSIC-Fundación BBVA, en la que se ha destacado el valor de la comunicación científica para orientar la toma de decisiones de la sociedad ante grandes desafíos del mundo actual, como la desinformación, el populismo y la crisis ambiental.

En la categoría de periodistas especializados en comunicación científica el premio se ha concedido a Pere Estupinyà, director y presentador del programa El cazador de cerebros de TVE, por “una trayectoria prolongada y sobresaliente en la que ha introducido nuevas formas de llevar la ciencia a todos los públicos, manteniendo siempre el rigor y con un alto impacto”, en palabras del jurado. En la categoría de investigadores que contribuyen a la difusión del conocimiento a la sociedad, el galardón ha reconocido al biólogo Lluís Montoliu, investigador científico y vicedirector del Centro Nacional de Biotecnología (CSIC), por “compaginar una carrera investigadora de primer nivel con una activa labor de comunicación científica que destaca por su calidad, particularmente en los campos de la edición genética y las enfermedades raras, alcanzando a audiencias muy diversas en múltiples formatos”, según ha resaltado el acta del jurado.

Durante la ceremonia también se han entregado los diplomas de las Ayudas CSIC-Fundación BBVA de Comunicación Científica, que en esta tercera edición se han concedido a los jóvenes periodistas Alejandro Muñoz y Ana Lozano. Estas Ayudas permiten realizar estancias en institutos, laboratorios y centros del CSIC para conocer de manera directa todo el proceso de investigación y, de esta forma, reforzar su especialización en comunicación científica.

Tanto los dos Premios –dotados cada uno de ellos con 40.000 euros– como las dos Ayudas –de 35.000 euros cada una– forman parte del Programa de Impulso a la Comunicación Científica, creado en 2021 por el CSIC y la Fundación BBVA con el objetivo de reconocer e incentivar el trabajo indispensable de los periodistas y comunicadores que informan de manera rigurosa y atractiva sobre los avances de la ciencia, así como mejorar la formación en este campo decisivo para la cultura científica de la sociedad.

La presidenta del CSIC, Eloísa del Pino, ha agradecido a los galardonados «el compromiso activo que mantienen con la difusión de la ciencia, así como la capacidad que demuestran de acercarla a la sociedad de manera precisa, accesible y rigurosa”, en el discurso que ha pronunciado durante la ceremonia que ha contado también con la participación de la secretaria general de Investigación, Eva Ortega Paíno.

Además, la presidenta del CSIC se ha referido a la relevancia social de la ciencia, y ha abogado por “sacar la ciencia de los laboratorios y las universidades» para que acceda también a nuevos espacios y «forme parte de una conversación global».

En un contexto marcado por “fenómenos como la postverdad, la falsedad en la esfera pública” y “retos monumentales” como la crisis de biodiversidad y el cambio climático, «la cultura científica es una de las envolventes intangibles más poderosas para hacer prevalecer la verdad objetivada, mantener el pluralismo, y preservar la diversidad de la vida y su soporte físico”, ha manifestado el director de la Fundación BBVA, Rafael Pardo.

Desde esta óptica, Rafael Pardo ha felicitado a los galardonados y beneficiarios con los Premios y Ayudas de Comunicación Científica CSIC-Fundación BBVA por contribuir con la “excelencia” de su trabajo a que la sociedad pueda disfrutar del “placer de conocer, un capital cognitivo, que, con independencia de que sea aplicable o no al abordaje inmediato de problemas prácticos, nos hace crecer interiormente, disfrutar y admirar el mundo a través del conocimiento, respetar la vida en todas sus manifestaciones y orientarnos más eficazmente en la complejidad de la sociedad global del presente”.

Pere Estupinyà: La cultura científica como antídoto frente a la desinformación

En el discurso que ha pronunciado tras recibir su premio, Pere Estupinyà ha celebrado el momento “espectacular” que vive hoy el periodismo científico: “Los datos demuestran que hay un sector de población amplio que sí tiene curiosidad e interés por la ciencia, y cuando le ofreces un contenido que está trabajado con rigor y calidad, lo agradece”.

Sin embargo, el galardonado –bioquímico de formación y autor de numerosos libros de divulgación científica, además de colaborador tanto en La 2 de TVE como en la Cadena Ser–, ha constatado también que “estamos viviendo una explosión de las fake news, de los bulos: siempre ha habido, pero ahora hay canales, por las redes sociales, sobre todo, donde pueden viralizarse mucho más”.

Por ello, ha puesto en valor la importancia de la cultura científica, si no como solución, al menos como freno eficaz ante la desinformación. Como sociedad, ha defendido, debemos realizar una “apuesta convencida para poner la cultura científica más arriba de lo que está ahora”. En este sentido, el premiado ha comparado la repercusión que pueda tener la comunicación científica a la hora de combatir la desinformación con el impacto de las políticas ambientales contra el calentamiento global: “El símil del cambio climático puede servir: si pensamos en términos absolutos, no vamos a eliminarlo, como no vamos a eliminar la desinformación. Pero cuantas menos emisiones haya, menos subirá la temperatura. Si sube dos grados habrá menos problemas que si sube cuatro”.

Así, Estupinyà ha defendido la importancia del impacto colectivo que están logrando los comunicadores científicos con su labor: “Somos como las energías renovables. Si nuestro trabajo consigue mejorar la cultura científica, cuantas más acciones sumemos, menos peso tendrá la desinformación. Es ingenuo pensar que lograremos un cambio radical, pero cuanta más difusión del conocimiento, mejor, sin duda”.

Lluís Montoliu: El deber de comunicar tanto los éxitos como los fracasos de la ciencia

Por su parte, Lluís Montoliu ha afirmado en su intervención que divulgar constituye un pilar esencial de su trabajo como investigador: “Yo soy de los convencidos de que el traslado a la sociedad, en términos entendibles por todo el mundo, de la labor que realizamos los científicos es una parte sustancial de nuestro trabajo. Tenemos el deber de compartir este conocimiento con todos, de una manera sencilla, simplificada, pero sin perder un ápice del rigor que tiene que tener toda comunicación o divulgación científica”.

Para lograr este objetivo, el premiado, que a lo largo de dos décadas ha compaginado la investigación en genética y enfermedades raras con su trayectoria como divulgador –con seis libros, centenares de artículos en los principales periódicos, intervenciones en radio y televisión y conferencias en institutos de educación secundaria, entre otras aportaciones–, ha defendido “la responsabilidad que implica divulgar, puesto que debe hacerse desde el conocimiento”. Además, Montoliu ha resaltado que la clave para difundir el conocimiento científico con éxito es “saber a quién estás hablando” y dar con un mensaje “suficientemente sencillo para que todo el mundo lo entienda, pero siempre respetando la inteligencia de la persona a la que le estás hablando. No se trata de enseñar, sino de compartir lo que tú sabes”.

El comunicador ha subrayado la importancia de ser transparente en la difusión, incidiendo en la necesidad de explicar el papel fundamental que tienen los errores en el avance de la ciencia: “Hay muchos experimentos que no salen, o que no salen como inicialmente habíamos pensado. El hecho de equivocarse es parte del método científico: lo que estamos haciendo es cerrar caminos que ya sabemos que no tenemos que explorar, para dedicarnos a explorar otros”.  Además, ha incidido en la importancia de difundir al público general el conocimiento científico que existe sobre “temas sensibles, que suscitan polémica”, como la experimentación con animales o el uso de organismos modificados genéticamente”, con “valentía, tranquilidad y prudencia”.

El papel imprescindible del periodismo científico ante la crisis ambiental

Finalmente, los dos jóvenes beneficiarios de las Ayudas CSIC-Fundación BBVA de Comunicación Científica han resaltado su compromiso con el periodismo especializado en ciencia, que consideran imprescindible a la hora de afrontar los retos de la crisis ambiental, reflejados recientemente por desastres naturales como la DANA de Valencia.

“La ciencia y la innovación tienen mucho que decir para comprender la crisis climática y prevenir sus peores consecuencias. Por eso creo que buscar maneras atractivas de contar la ciencia es crucial para completar el círculo de la difusión del conocimiento y propiciar una sociedad más educada, sin perder el rigor. Nos va el futuro en ello”, ha afirmado Alejandro Muñoz Fernández. Graduado en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos III de Madrid y máster en Innovación en Periodismo por la Universidad Miguel Hernández de Elche, Muñoz ha iniciado su itinerario formativo en la Estación Biológica de Doñana, desde donde se ha trasladado al Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (Barcelona). Posteriormente se incorporará al Centro de Investigaciones sobre Desertificación (Valencia) y al Instituto de Agricultura Sostenible (Córdoba).

Por su parte, Ana Lozano del Campo –graduada en Biología por la Universidad de Alcalá (Madrid) y Máster en Historia de la Ciencia y Comunicación Científica por la Universidad Miguel Hernández de Elche– ha señalado que los fenómenos climáticos extremos “son los que despiertan en la sociedad la necesidad de entender por qué suceden, pero para que las respuestas de la ciencia lleguen a todos los rincones de la sociedad, hacen falta puntos de contacto entre ambas, donde el conocimiento científico resulte accesible y atractivo”. Su itinerario formativo ha empezado en el Instituto Geológico y Minero de España (Madrid), desde donde se trasladará al Instituto de Ciencias del Mar y el Instituto de Biología Evolu­tiva (ambos en Barcelona), y finalmente al Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (Cádiz). “Quiero contar lo que están descubriendo estos centros para contribuir al fomento de una cultura científica que reavive el vínculo de nuestra especie con el medio natural. Y para que nuestro respeto hacia él no parta solo del miedo y la eco-ansiedad, sino del profundo amor que podemos llegar a sentir si nos paramos a observar y comprendemos mejor el fascinante mundo en el que vivimos”, ha concluido.

Comisión Evaluadora

La comisión evaluadora de los Premios y Ayudas CSIC-Fundación BBVA de Comunicación Científica ha estado presidida por Eloísa del Pino, presidenta del CSIC, e integrada por Rafael Bachiller, director del Real Observatorio de Madrid y del Observatorio Astronómico Nacional de España; Carlos Closa, vicepresidente de Organización y Relaciones Institucionales del CSIC; Silvia Churruca, directora del Departamento de Comunicación y Relaciones Institucionales de la Fundación BBVA; José María Martell, vicepresidente de Investigación Científica y Técnica del CSIC; Daniel Mediavilla, redactor de Ciencia y Salud en Materia, El País; Alejandro Parrilla, periodista del Departamento de Comunicación del CSIC; y José Manuel Sánchez Ron, catedrático de Historia de la Ciencia, Universidad Autónoma de Madrid y miembro de la Real Academia Española.

Sobre las instituciones organizadoras

El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) es un Organismo Público de Investigación autónomo, de carácter multisectorial y multidisciplinar, con personalidad jurídica y patrimonio propios, con implantación en toda España y proyección internacional, y tiene entre sus funciones el fomento, la coordinación, el desarrollo y la difusión de la investigación científica y tecnológica, de carácter multidisciplinar, con el fin de contribuir al avance del conocimiento y al desarrollo económico, social y cultural, así como a la formación de personal y al asesoramiento a entidades públicas y privadas en estas materias.

La Fundación BBVA es expresión del compromiso del Grupo BBVA con el impulso del conocimiento, la tecnología y la innovación, entendidos como una de las vías más eficaces para ampliar las oportunidades individuales y colectivas y preservar la vida en la Tierra. Su actividad se centra en el apoyo a la investigación científica a través de proyectos de investigación, becas, colaboración con instituciones científicas, el reconocimiento del talento a través de distintas familias de premios propios y en colaboración con sociedades científicas, así como en la difusión del conocimiento y la cultura a la sociedad.

 

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