La Universidad de La Rioja ha editado, en el marco del proyecto Enorregión-Campus Internacional del Vino, el libro Tinto sobre blanco. El vino en la literatura puesto en claro, una obra del doctor Miguel Ángel Muro, catedrático de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada, ilustrado por Jesús López Araquistain.
Muro Munilla –autor de El cáliz de letras. Historia del vino en la literatura y La bodega literaria española– repasa, con una organización temática, el protagonismo que ha desempeñado el vino a lo largo de la historia de la humanidad, desde Sumeria hasta la actualidad, y cómo ha sido recogido y reflejado por la literatura universal. López Araquistain ilustra ese recorrido y aporta visualidad a partes relevantes del texto.
“El vino adquiere cuerpo y presencia (se ennoblece, incluso) al pasar por la literatura y ser nombrado, descrito, cantado o contado por los mejores cultivadores del idioma y por los mejores fabuladores”, explica Miguel Ángel Muro en las primeras líneas de la obra recordando la importancia del vino a lo largo de la historia de la humanidad: “La literatura se enriquece al dar cabida a una actividad como la vitivinícola y a una bebida, como el vino, que atesora tanta vida y tanta cultura”, completa el autor.
Editado en el marco del Proyecto Enorregión-Campus Internacional del Vino de la Universidad de La Rioja con el objetivo de poner en valor y apoyar la cultura del vino, promoviendo su estudio y difusión, la obra está estructurada en once capítulos que ofrecen una visión temática del vino en diferentes aspectos culturales.
“El vino adquiere cuerpo y presencia (se ennoblece, incluso) al pasar por la literatura y ser nombrado, descrito, cantado o contado por los mejores cultivadores del idioma y por los mejores fabuladores”
Este recorrido comienza con un ‘Elogio del vino (y algún vituperio)’ y sigue con una resumida historia del vino en la literatura que transcurre desde la antigua Sumeria hasta la vinoteca literaria del siglo XXI y con una visión de las relaciones que se dan desde tiempo inmemorial entre el vino y las religiones.
Capítulo singularmente atractivo es el que trata la relación entre el erotismo y el vino en los textos literarios, y tienen también su interés los capítulos dedicados a lo que el autor denomina ‘novelas envinadas’ (novelas en las que el vino tiene protagonismo en la trama) y las ‘novelas de vino y cine’ (aquellas novelas que pasaron a la gran pantalla).
Así, nos encontraremos con relatos literarios que van desde ‘La bodega’ (1904), del escritor, periodista y político republicano español Vicente Blasco Ibáñez, hasta ‘A merced de un dios salvaje’ (2018), del riojano Andrés Pascual (pasando, entre otros autores, por obras de José Manuel Caballero Bonald, Noah Gordon, Gisela Pou o Virginia Gasull), y con películas como El prisionero de Zenda, La copa y la espada, Retorno a Brideshead, El festín de Babette, La parranda, Cuento de otoño y Entre copas.
Hay un capítulo dedicado a los ‘Grandes bebedores de vino en la literatura’, donde vemos desfilar a Polifemo, la Celestina, el Lazarillo, Sancho Panza, el Falstaff de Shakespeare o El Trasgo del vino de Ana María Matute, y otro en el que se presentan ‘Escenas literarias de viña, bodega, taberna y mesa’ con páginas sobre las labores del viñedo, la vendimia, las bodegas, las tabernas o los rituales de los restaurantes.
ESA ‘PROVINCIA SINGULAR DEL VINO’ QUE ES EL ‘CHAMPAGNE’
El libro termina con un capítulo dedicado a esa ‘provincia singular’ del vino, que es el champagne o el cava (el vino de la celebración y el erotismo), no sin antes haberse metido en el jardín de los vinos malos al lado de los buenos, en el capítulo titulado “Del Château Lafitte al Château Peleón” y mostrar aspectos como el vino en la cesta de la compra del rico, el vino cosechero, el tintorro y los vinos peleones, la engañosa equivalencia entre vino bueno y vino caro o la rivalidad entre vinos de diferentes lugares.
Miguel Ángel Muro despide su publicación con un deseo expresado por el poeta chino Fen-Yen-Chi:
¡Fiesta de primavera! Una copa de vino joven,
una canción y tres deseos…
que tú vivas mil años,
que mi cuerpo no envejezca,
y que, como las golondrinas del tejado,
de año en año, podamos volver a vernos.