Incorporar la perspectiva de género en la gestión de los riesgos y condiciones de trabajo permite crear puestos seguros y saludables para todas las personas. Un imprescindible para las organizaciones que quieran ir más allá de la normativa y las evaluaciones, y utilizar todos los recursos disponibles para trabajar en la mejora continua de su entorno.
Con este objetivo nace DIGEN, a modo de lista de comprobación (checklist), que permite el autodiagnóstico para que cada organización puede identificar el grado de integración de la perspectiva de género en su gestión preventiva. Un recurso que puede ayudar internamente a las empresas a decidir dónde intervenir para poder priorizar acciones de mejora.
El proyecto, financiado por el Instituto Andaluz de Prevención de Riesgos Laborales (IAPRL) de la Junta de Andalucía, y desarrollado por el equipo de investigación del Laboratorio-Observatorio de Salud Laboral desde la Perspectiva de Género (LAOGEN) de la Universidad de Sevilla, tiene hasta 9 guías de diagnóstico diferentes, divididos por distintas temáticas.
Dentro del programa de sensibilización de la perspectiva de género llevado a cabo con la colaboración del IAPRL, LAOGEN y PRLInnovación, el 4 de diciembre se ha celebrado una sesión doble para abordar dos de los temas y guías de DIGEN. Nuria Gamero Vázquez ha abordado los Retos de Género ante la Segregación Vertical y Horizontal; y Donatella Di Marco ha tratado los Retos de Género ante la Diversidad e Interseccionalidad.
La profesora Nuria Gamero ha planteado que la segregación de género, entendida como la tendencia a que hombres y mujeres trabajen en diferentes ocupaciones y en distintos sectores laborales, es considerada como un área prioritaria en la integración de la perspectiva de género en diagnósticos e intervenciones sobre la salud laboral. Esto es debido al impacto diferencial que la segregación tiene sobre los riesgos laborales a los que hombres y mujeres se enfrentan, y por tanto, sobre el bienestar y la salud de ambos colectivos. La tendencia a la segregación de género es una característica de todas las sociedades, dándose también en los países ricos e industrializados, en general, y en particular en los países de la Unión Europea (UE) como España. Se manifiesta en los diferentes patrones de participación de mujeres y hombres en el mercado laboral, la vida pública y política, el trabajo doméstico no remunerado y las tareas de cuidado, y en las opciones de educación de mujeres y hombres jóvenes. Este tipo de segregación reduce las opciones de vida, educación y empleo, conduce a una remuneración desigual, refuerza aún más los estereotipos de género y limita el acceso a ciertos trabajos al tiempo que perpetra la desigualdad de género en las relaciones de poder en el ámbito público y privado.
Para poder analizar la segregación de género se establecen diferencias entre segregación vertical y horizontal. La segregación horizontal se manifiesta en la distribución diferenciada de hombres y mujeres en ocupaciones y sectores de actividad económica. Así, se distingue entre sectores que tienden a ser feminizados y masculinizados. En los sectores feminizados, las mujeres, a menudo, reproducen el rol tradicional de responsables del mantenimiento de la familia y el hogar (empleadas en sanidad, enseñanza, cuidados asistenciales, o en el servicio doméstico). En los sectores masculinizados se concentra la construcción, el transporte y la tecnología.
Por su parte, la segregación vertical refleja las dificultades que todavía tienen las mujeres para acceder a cargos de responsabilidad o de decisión (el llamado techo de cristal). Los hombres ocupan en mayor proporción posiciones directivas y las mujeres las posiciones menos cualificadas, tanto en los sectores feminizados como en los masculinizados. Posteriormente se ha presentado la Guía DIGEN con los indicadores para diagnosticar el grado de segregación horizontal y vertical que se puede dar en las empresas y las buenas prácticas para prevenirlo.
La profesora Di Marco ha planteado que, en los últimos años, los entornos laborales se han visto modificados por la entrada de grupos minoritarios y/o protegidos, consecuencia de los cambios estructurales que está viviendo nuestra sociedad, como los procesos de globalización y migración, los movimientos activistas para la defensa de los derechos humanos y la velocidad de los cambios tecnológicos.
Si bien se ha recorrido mucho camino para garantizar la igualdad de los grupos minoritarios o vulnerables, las personas de dichos grupos siguen siendo víctimas de discriminación no sólo para acceder al mercado laboral, sino también para desarrollar su carrera dentro de la organización. Se han presentado datos mostrando que las mujeres y los grupos minoritarios siguen siendo menos representados en los puestos directivos o en ciertos sectores, como el tecnológico. Reconocer cuándo una situación puede ser discriminatoria dentro del entorno de trabajo no siempre es tarea fácil. Por eso, la Guía DIGEN presenta indicadores para detectar situaciones de discriminación, y buenas prácticas para mejorar dichas situaciones.
Link a los webinars:
- Vídeo: Retos de Género ante la Segregación Vertical y Horizontal
- Vídeo: Retos de Género ante la Diversidad e Interseccionalidad