Gogora y el Ayuntamiento de Laguardia han homenajeado a tres personas fusiladas en julio de 1936

Juan Larreta Larrea, Antonio Bombín Hortelano y un joven, del que se desconoce su identidad, fueron asesinados en una choza de campo en la Senda de la Traición, cerca de Laguardia y allí abandonaron sus cadáveres.

El 15 de diciembre de 2024, el Gobierno Vasco, a través de Gogora, el Gobierno de Navarra, el Ayuntamiento de Laguardia y la asociación La Barranca colocaron un tótem en el lugar donde fueron ejecutados para recordar la injusticia cometida con ellos.

  • Juan Larreta Larrea, natural de Pamplona, maestro de profesión, había ejercido en Isaba hasta 1922, cuando tuvo que solicitar el traslado porque sus ideas progresistas no eran bien vistas por diferentes “caciques” en el pueblo. Fue nombrado director de la escuela de Treviana en la que también ejercía cuando fue ejecutado. Miembro de Izquierda Republicana y del sindicato UGT, se significó en numerosas actividades como socialista, fundó el círculo socialista de Treviana y fue el encargado de proclamar la Segunda República en la localidad. Juan y Rafaela Garde tuvieron cinco hijos, cuando le asesinaron, Juan era viudo y tenía 54 años. Uno de sus hijos, José, consiguió huir y pasar a Francia donde comenzó su periplo en el exilio, el resto fue internado en un orfanato hasta que fueron acogidos por la familia Ayesa-Elizalde. Cuatro meses después de su fallecimiento Juan Larreta Larrea fue depurado.

La hija de este generoso matrimonio que les acogió, María Luisa Ayesa Elizalde, se casó con Julián Larreta Garde y de este matrimonio nació Asun Larreta Ayesa, nieta de Juan, e impulsora de este homenaje.

  • Antonio Bombín Hortelano, padre Bombín, fraile franciscano en Anguciana. Natural de Castrillo de don Juan (Palencia). Además de sus funciones como religioso, se significó en actos políticos socialistas y era colaborador del semanario Izquierda Republicana con sus artículos titulados “Con-ciencia” donde entre otras cosas recordaba que “el pueblo no pide pan solamente, pide, además, justicia, ciencia y razón”. Su último artículo se publicó el 22 de junio de 1936, en poco más de un mes fueron a buscarlo al convento Según testimonios de gente de Anguciana “era un fraile ejemplar, pero salía con gente obrera”.

El juez municipal de la villa de Laguardia, en julio de 1936, era Bienvenido Martínez García y gracias a su diligente actuación, se conserva documentación exhaustiva de los cuerpos encontrados, el informe de las autopsias y del lugar donde habían sido encontrados. Por este motivo la familia pudo reconocer a Juan, por los datos aportados en el certificado y la descripción de la ropa, incluyendo una insignia de luto que Juan llevaba siempre en la solapa desde que falleció su esposa. Sus restos fueron inhumados en el cementerio de Laguardia, y, si bien, en algún momento fueron llevados al osario general, las descripciones minuciosas recogidas en la documentación han permitido a las familias conocer que los restos mortales de las víctimas recibieron sepultura.

Asun Larreta Ayesa, nieta de Juan, ha recogido en el libro ‘Juan Larreta Larrea. El compromiso personal y familiar de un maestro represaliado (1881-1936-2023’ la biografía de su abuelo, la recuperación de su memoria, así como el devenir de toda una familia represaliada por el franquismo y su esfuerzo por la recuperación y dignificación de su memoria y de las personas que como él fueron injustamente asesinadas.

A esta labor de recuperación de la figura de Juan Larreta Larrea realizada por su nieta, hay que sumarle las realizadas por asociaciones como La Barranca, la Asociación de Familiares de Fusilados de Navarra 1936 o el del investigador navarro José María Jimeno Jurío.

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